Epílogo

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Tres meses después

Ciara

Tardé varias semanas para que las cortadas sanaran y los hematomas desaparecieran por completo de mi piel.

No podía mirarme al espejo sin recordar lo que había vivido en manos de Leandro.

La herida en mi vientre había cicatrizado sin complicación.

Creí que Valentino no me sacaría de aquel lugar.

Pensé que me había dejado de amar cuando Leandro invento que me hizo suya cuando eso no era cierto. Vi que su rostro se ensombreció.

De camino al hospital decidí irme y volver a Nueva York para que mi hijo tuviera una vida tranquila y lejos del peligro.

Y Valentino estuvo de acuerdo.

Me dolió cuando dijo que me dejaba ir.

Quería escucharlo decir que no podía dejarme marchar.

Quería verlo rabear y patalear porque me había vuelto loca.

Pero no lo hizo.

Después de que el auto se detuviera en el hospital, todo se volvió tan irreal. Me sentía extraña y el cuerpo pesaba demasiado.

Antes de que mis ojos adormilados se cerraran, escuche a Valentino decirme que me mantuviera despierta y que no podía dejarme ir.

Sabía que me necesitaba.

Mi único pensamiento era que salvaran a mi hijo.

Sus palabras susurrando que me amaban me hicieron sonreír antes de que cerrara los ojos y caer inconsciente sobre sus brazos.

Al abrir los ojos horas más tarde, me percate que estaba en una habitación de hospital. Valentino sostenía mi mano entre las suyas, repitiendo cuanto me amaba.

Verlo tan roto y vulnerable me hicieron considerar mi decisión sobre marcharme y abandonarlo cuando habíamos sufrido al estar lejos el uno del otro.

Merecíamos estar juntos.

Y no yo no podía irme como si no lo amara.

Porque amo a ese hombre y no podía pasar mi vida separada de él.

Me volví a enamorar de Valentino cuando lo vi sostener a nuestro hijo por primera vez.

Tan pequeño entre sus fuertes y poderosos brazos.

Me miro mientras descansaba contra su pecho, agradeciéndome una y otra vez por darle el privilegio de convertirlo en el padre de Samuele.

Se ha dormido sobre el pecho desnudo de Valentino.

Han pasado tres meses desde que tuvimos a Samuele con nosotros.

Valentino esta tan embelesado con nuestro hijo en casa.

Y yo me muero de ternura al verlo asearlo y cambiarle el pañal.

Una faceta bastante diferente de Valentino De Luca.

Samuele tiene el cabello tan negro como el carbón, tan parecido al de Valentino, los ojos más azules brillantes y hermosos como dos enormes y cristalinos zafiros y su particular hoyuelo en la mejilla derecha que es herencia de los Dagger.

Me asuste cuando Valentino me dijo que me habían realizado una cesárea para comprobar que el bebé estuviera bien y la iba no lo hubiese herido.

Pensé que lo había perdido porque aún no podía verlo y Valentino no sabía cómo decirme que mi bebé estaba muerto y quería mantenerme tranquila para que no me alterara.

Peligroso DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora