Capítulo 22

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Una semana después, me dieron el alta del hospital.

Teniendo reposo absoluto durante una semana más.

Lo que me impedía volver al trabajo. Devastada por el aborto involuntario que sufrí hace unos pocos días.

Desanimada y hecha pedazos, necesitaba distraer mi mente y el lugar perfecto es el restaurante. Rodeada de conversaciones sin mucha importancia. Necesito ver rostros familiares, recordándome que es una prueba difícil que debo superar para tener la felicidad que he deseado desde que conocí a Valentino.

Había días en los que despertaba gritando que salvaran a mi bebé.

Valentino tenía que tranquilizarme hasta volver a dormir para no asustar a Jessie. Valentino a cuidado de ella, ayudándola a alistarse por las mañanas para ir a la escuela.

Siendo mi enfermero personal. Cocina para nosotras.

Pero desde hace varios días, Valentino se ha estado distante.

Duerme en el sofá desde que volvimos del hospital. Tomando el lugar de Adriano.

Todo el tiempo dice que me ama, pero las cosas cambiaron desde que se enteró que perdí al bebé.

No lo admite delante de mí, pero a él también le duele y sufre por nuestro bebé.

Aunque no fue paneado, ni fue el momento indicado, podría jurar que Valentino hubiese sido un padre increíble.

Se ve tan adorable trayéndome el desayuno a la habitación.

Quien pensaría que es un peligroso e intimidante mafioso.

Parece un esposo devoto y comprometido, en apoyarme en lo bueno y lo malo.

En la bandeja mesita de madera, ha colocado mi desayuno.

Jugo de naranja, hot cake bañados con miel maple y una gruesa rebanada de mantequilla en la cima que se derrite poco a poco, un vaso con leche tibia, fruta fresca picada en cubitos, un plato de fideos humeante y una rosa amarilla en un vaso.

Puedo asegurar que se levantó desde las seis de la mañana para preparar el desayuno con tanto esmero.

- ¿Cómo amaneciste? – Es un placer visual verlo vestido tan casual y relajado.

Lleva pantalones ajustados claros, una camisa azul cielo y sus zapatos de vestir negros. El cabello alborotado y húmedo por la ducha y algunos mechones largos negros caen sobre su frente levemente fruncida.

- Mejor que hace una semana – Los labios carnosos de Valentino se alzan en una sonrisa.

Deja la mesita sobre mis piernas.

- Gracias, todo se ve increíblemente delicioso – El olor dulce que desprenden los hot cakes hacen que mi estómago ruja.

Muero de hambre.

- Termínate todo – Inclina su cabeza para besar mis cabellos.

- Cocinas de maravilla. Te aseguro que no dejare una migaja –

- Tengo que salir a hacer las compras. ¿Estarás bien? –

- Estaré bien. Anda, no te preocupes demasiado por mí – Sonrío ampliamente.

Se hacer nuevamente a mi rostro y esta vez, besa mi frente fugazmente.

Mis cejas se juntan, extrañadas.

Algo nos está pasando y es notable su distanciamiento.

Esperaba un cálido beso sobre mis labios.

Que me hiciera olvidar el dolor y el sufrimiento.

Peligroso DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora