Capítulo 27

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El embarazo se comenzaba a notar con el paso de los días. Mi vientre hinchado se siente tan irreal cuando me miro cada mañana al espejo. Mi corazón se regocija de tanta alegría al ver lo mucho que ha crecido nuestro hijo.

El día de tenerlo en nuestros brazos, está cada vez más cerca.

Jessie se encuentra ansiosa, por saber si el bebé será niña o niño. Siempre viene a mí colocando su pequeña mano sobre mi vientre por si percibe algún movimiento dentro.

Esta tan emocionada. No la culpo. Valentino y yo también estamos emocionados por el bebé.

Sin importar si es un niño o una niña. Quiero que sea un bebé saludable y que ninguno de los dos tengamos complicaciones al momento del nacimiento.

Valentino mandó traer a Paige y Abby de Nueva Jersey para que pudieran ayudarme con Jessie.

Valentino no quiere que ponga en riesgo el embarazo y no tener problemas con los cuatro meses que aún faltan para el nacimiento del bebé.

Y creo que exagera demasiado.

Quiere que tenga descanso absoluto. Por una parte, lo entiendo, pero me frustra es que él tampoco entiende es que desde el día en que murieron mis padres, no puedo estar demasiado tiempo sin hacer nada.

Tara, Paige y Abby me mantienen en constante vigilancia. Prácticamente me sacan de la cocina si me ven levantar un plato.

Me frustra que no pueda siquiera peinar y vestir a Jessie para que se prepare para ir a la escuela.

Hacer un poco de yoga por las tardes en el jardín trasero de la casa para relajar los músculos de mi cuerpo y ayudar para el parto se volvió complicado y muy estresante. Valentino enviaba a Paige para hacerme volver al interior de la casa y sentarme en el sofá a ver programación italiana.

Donde estaba a salvo. Propias palabras de mi querido hombre.

Su sobre protección me asfixia.

Pero entiendo su preocupación, me aterra el parto. Temo que Leandro aparezca y destruya todo lo que hemos construido los últimos meses, en cuestión de segundos.

Y esa era la razón por la cual terminamos discutiendo.

Nada que no se pudiera resolver con una conversación donde ambos puntos sean aclarados.

No admite delante de mí que también tiene miedo que algo le ocurra al bebé.

La última visita con la ginecóloga, dijo que el bebé está creciendo con normalidad. Que aparentemente, el embarazo no presenta anomalías. No hay nada de qué alarmarnos.

Recordándome que no debo angustiarme con el parto, que debo disfrutar cada trimestre de mi embarazo. Mantenerme tranquila y sin alteraciones para que todo marche bien, tal cual lo he hecho los últimos cuatro meses.

Es un embarazo. Y soy consciente que no debo hacer esfuerzos innecesarios para poner en riesgo la vida y desarrollo del bebé, tanto como mi salud si levanto objetos pesados.

Para eso tengo a Valentino.

Para que me ayude con la habitación del bebé.

- ¿Cuánta pintura se necesitará para tener lista la habitación del bebé? - Pregunto, una vez veo el reflejo el imponente cuerpo de Valentino a través del cristal de la ventana.

- Ciara. ¿No hemos hablado de que me encargaré de tener lista la habitación de nuestro hijo antes de su nacimiento? - Coloca ambas manos sobre sus estrechas caderas.

- Pero también quiero ayudar - Me giro, para enfrentarlo, haciendo un puchero adorable.

- No intentes chantajearme, Ciara. No puedes cargar cosas pesadas. -

Peligroso DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora