¿Amor o capricho?

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Narra Yahwi:

Había sido un acto involuntario, un sonrojo muy notorio aparece en mis mejillas de la vergüenza, incluso Caín se me quedó viendo con una cara de confundido insuperable. Debía actuar, disimular para tranquilizar la situación o... mejor simplemente hablo sin pensarlo mucho:

-Lim Jooin, a pesar de que me odies a ratos, este hombre es mucho peor que yo, solo te cuida porque está interesado en lo que puedas llegar a darle en un futuro.

Seguía apretando el brazo de Caín, seguramente me estaría odiando por algo que dije, pero simplemente debía mantener mi perfil sin vulnerabilidades. Fue entonces cuando en vez de sentir algún estrujón por parte del más alto, siento mi mejilla arder por tremenda cachetada por parte de Jooin, incluso me hace retroceder un poco y soltar al chico perro; muy enojado me señala con los ojos llorosos:

-¡No vuelvas a ponerle una mano encima a Caín,  también merece respeto! Él me trata bien, me escucha y jamás me siento presionado en corresponderle, no te metas más en mi vida... cada que estoy contigo siento... una gran presión en mi pecho... a-aunque sigo enamorado de ti, me duele más de lo que te quiero... a-así que por ti y por mí... aléjate de mí, sunbae.

Dicho eso, da media vuelta y se retira del patio caminando con los ojos encharcados. ¿Acaso no había visto que me había puesto celoso? Tal vez eso no le gustó o... lo que dijo si fue en serio. Caín va tras Jooin para consolarlo mientras que yo aprieto mis puños del coraje en el mismo lugar. Abro más los ojos de la sorpresa al escuchar los murmullos de la gente que había cerca, algunos se decían entre sí que no se volverían a juntar conmigo por "marica", otros susurraban acerca de lo mal que caí, y que a pesar de siempre aparentar ser de lo más, terminé siendo una basura gay sin remedio. Sin duda las palabras de Jooin y mis acciones me llevaron a todo esto, todo por bajar demasiado la guardia y distraerme con... el imbécil del rubio. Le maldigo a mas no poder mientras le veía abrazando y dándole agua para consentirlo.

Quizás escuché cosas de más, tal vez fueron pocas personas las que rumorearon, pero no dejé de pensar en eso por un laaargo rato, las opiniones ajenas tenían un gran impacto sobre mí, al punto de que no me dejaban permanecer en paz conmigo mismo. Luego de ese día, no volví a la universidad.


Una semana después...


Narra Caín:

Pasé el domingo junto a Jooin viendo películas en el sillón, un maratón de películas románticas dignas de una buena llorada, me alegraba ver que poco a poco mi amo iba agarrando brillo, se le veía más feliz y más tranquilo, casi no mencionaba a Yahwi, solo para recordar unos momentos juntos para después él mismo cambiar de tema de conversación. Aunque, entre esas conversaciones, escuché algo acerca de que él no había vuelto a las clases y que hacía sus trabajos desde casa. El día que me defendió, luego de calmar a Jooin, le vi irse antes del fin de clases con un aura bastante sombría, sombría pero... de cierta forma me hizo venir a la mente un gatito asustado del mundo, el cual aparenta ser una pantera intocable.

Lo que hice fue buscar una excusa toda la noche para ir a verle y preguntar por su estado, a la mañana del lunes festivo, me encamino a su casa llevando unas frutas para la media-mañana, toco su puerta y espero unos momentos, antes de tocar de nuevo él abre la puerta con una toalla enrollada en su cintura y otra sobre su cabeza ya que se estaba secando el cabello. De inmediato desvío la mirada y golpeo la cesta contra la puerta como un reflejo muy torpe.

-Y-yo... yo vine a hablar contigo, ¡no es sobre Jooin por si no quieres hablar de él!-. Siento como me repara con la mirada de pies a cabeza junto con la canasta, suelto un suspiro de alivio cuando se retira de la puerta para abrírmela.

-Solo no desordenes nada, quédate en la sala mientras me cambio y deja eso en la cocina, te dejé pasar solo porque me ahorraste tener que ir a por comida...- Me mira para decirme todo eso, entonces le sonrío y asiento con la cabeza. 

-Es lo menos que podía hacer después de que me defendiste ese día, y... la razón por la que estoy aquí es...-. Intento recordar la excusa que me inventé, solo se me venía a la cabeza que podría estar enfermo, entonces lo miro un tanto meticuloso y llevo una mano a mi mentón rascándomelo. -Pero a decir verdad, luces bastante bien-. Al ver su sonrojo me di cuenta de que la había embarrado, me sonrojo yo también de golpe y giro la cabeza negando junto con las manos nervioso, además empiezo a tartamudear. -¡N-no quise decir eso! Bueno si... ¡Pero no de la forma en la que crees! Y-yo me refería a que c-creí que esta-tabas enfermo y... pues... te ves bien... ¡también en salud!.

Como perrito con su cola entre las patas le miro muy apenado, quería que me tragara la tierra en ese instante.

-¿También, dijiste?-. Me responde con una mirada que juraría que escondía atrevimiento, además de esa sonrisa que no ayudaba en nada. Empiezo a sentir como mi corazón bombea sangre como loco, tanto nerviosismo nunca lo había sentido antes, ¿a qué podrá deberse?

-Estoy bien de salud, solo hay unos motivos por los cuales volver a la universidad se me hace imposible-. A medida que dice esto, va acercándose a mí peligrosamente, yo solo me quedo inmóvil a la expectativa de lo que pueda hacer conmigo, sigue diciendo:

-Y creo que tú debes saber cuáles son, porque no se me ocurre otro motivo por el cual hayas querido venir, así que dime, Caín...-. De repente siento como lleva mi mano a la fuerza hasta su entrepierna. -¿Yo también soy un gay asqueroso y calenturiento para ti?

Donde ama uno, aman dos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora