Rompiendo los hilos del destino (Final)

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Este nudo de problemas estaba llegando a su límite, aquella bruja ratón terminaría con su venganza al asegurarse de la muerte de Yahwi. Al sostener sus fotos, ella pudo sentir como Caín había perdido casi por completo su ser interior y como Yahwi iba perdiendo la vida por la falta de oxígeno. Así debían ser las cosas, la felicidad para ellos no era una opción.

Por un momento se giró para servirse una copa de vino, con ella en la mano regresó la vista hacia las fotos y su aura empezaba a sentirse diferente... Como si Yahwi pudiera respirar, cosa que maldijo a más no poder. Si un doctor o un guardia había interrumpido el acto, podrían separarlos tanto que nunca podría llevar a cabo sus planes. De la desesperación y la angustia, se levantó de su asiento, debía acabar con todo ella misma de una vez. Tomó unas cuantas pócimas e instrumentos que necesitaría y se fué en taxi hasta el hospital.

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Jooin aguardaba sentado afuera de la habitación de Yahwi, jugaba con sus dedos nervioso sin saber qué podría hacer para ayudarle a ese par para compensar el daño que les hizo en un pasado. Se quedó viendo las baldosas blancas del pasillo meditando, si todo eso de la maldición era real, una persona como él en el pasado quiso terminar con la felicidad de una pareja sin poner límites, él tampoco puso límites en algunos sentidos, pero al menos había tenido el tiempo de reflexionar. En algún momento ambos fueron especiales para Jooin, si ellos eran felices, no tenía que ir en contra de eso.

-¿Está todo bien con Yahwi, Caín?

Pregunta levantando un poco su voz pero no oyó respuesta, se levantó y abrió la puerta, yéndose un poco hacia atrás de la sorpresa. Poco tardó en reaccionar y corrió hacia Caín subiéndose a su espalda e intentando limitar sus acciones jalando hacia atrás su cuello con sus brazos, se lo llevó hacia atrás haciéndolos caer sobre la mesa de medicamentos. El rubio al ser más grande y fuerte, agarró como pudo a Jooin y lo lanzó al suelo, provocando un quejido de dolor por la caída.

Yahwi había despertado agitado y tosiendo, lanzó la almohada lejos y se aterró con el espectáculo en frente de él, al tener la mirada de Caín encima, no dudó en quitarse cualquier aguja y bajarse hasta el otro lado de la cama, aún su costado dolía así que hizo una mueca del fastidio, aunque no se presentaba tan doloroso por toda esa adrenalina que emanaba su cuerpo.

-Caín, reacciona, es la maldición, no eres tú-. Dice asustado Yahwi, quien observa cómo Caín recoje del suelo una aguja como arma.

El gran chico perro se abalanza por encima de la cama logrando agarrar a Yahwi del brazo quien iba a escaparse por un lado, lo jaló con una fuerza aterradora hasta la cama y le apunta en el cuello con la aguja, el gatito al verlo más de cerca no pudo encontrar ningún destello de luz en sus ojos, nada de esa alegría y confort que le transmitían cada que se miraban. Tampoco decía una sola palabra, es como si su cuerpo solo se moviera para cumplir su objetivo. La aguja se entierra un poco en su piel, a lo que éste forcejea para que no se la entierre más, de ser otra situación por ejemplo en la cama, no interrumpiría para nada.

El joven ratón se levanta y regresa a la acción, arranca la cortina de esa sección y la envuelve en la cabeza de Caín volviendo a llevarlo hacia atrás, de la presión que ejercía soltó por suerte la aguja y Yahwi pudo ayudarle, ambos intentaron contenerlo sin lastimarlo mucho.

-Perdóname cariño-. Yahwi procede a pegarle un fuerte rodillazo a su entrepierna para que dejara de defenderse un rato, mientras éste se queja aprovecha y dice: -¡Corre y trae a alguien que nos ayude!.

No pensó en las consecuencias, luego vería con cuánto dinero tendría que sobornar a la policía para que soltaran a Caín, pero al menos así todos estarían seguros. Jooin sale corriendo mientras saca su teléfono, iba a llamar de una vez a la policía pero justo en la puerta lo reciben con un bastonazo en la cabeza que lo deja en el suelo.

Donde ama uno, aman dos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora