La primera cita

3.6K 467 250
                                    

Aquel día festivo, compartieron sus números para seguir en contacto. Terminaron la tarde conociéndose mejor y hablando de cosas banales, hasta se dieron cuenta de que realmente compartían varias cosas en común como los lugares a los que les gustaba ir y algunos alimentos que detestaban. En toda la tarde, no tocaron el tema que en un principio los había unido, Jooin. Al parecer eso había convertido esa tarde en una tranquila y agradable para ambos.

Llegado el día de la cita, quedaron de verse en la estación del metro para ir a pasar un día y una noche en un templo turístico de Gyeongju. Caín había escogido un lugar apartado para que Yahwi estuviera tranquilo, pues sabía que los rumores entre la gente que conocía seguían haciéndole daño, hasta compró con sus ahorros lentes de sol y gorras para ambos para pasar desapercibidos por si las moscas.

Narra Caín:

-Haaa~ ¿No te parece maravilloso este día? Parece que tuvimos suerte, ¿tú qué opinas chico gato?-. Pregunto feliz por estarla pasando con él y por conocer un nuevo lugar en este país.

-Ya había venido aquí de vacaciones, aún no te sorprendas mucho, el templo al que te llevaré es de lo mejor-. Dice un poco arrogante, pero eso me hacía gracia así que asiento con mi cabeza.

Caminamos por unos senderos rodeados de una flora bellísima, y al no ser temporada alta, estábamos casi solos rumbo al templo. Poco a poco voy acercándome más a Yahwi hasta que nuestros hombros iban rozándose de vez en cuando, bajo la mirada viendo su mano, quería agarrarla pero tal vez él se incomodaría, pues es la primera cita, no debía forzarle mucho.

-Tú perteneces aquí.

-¿Eh?-. Le respondo interrogante, no sabía qué había querido decir.

-Todo aquí es brillante, bonito y colorido, encajas perfectamente aquí.

Me lo dice sin mirarme, estas palabras me hacen sonrojar e intentar buscar su mirada aunque me esquivara por la vergüenza.

-Qué cosas dices, es porque no estás viendo cómo están brillando tus ojos combinando con nuestro alrededor, ¿estás feliz, Yahwi?-. Le pregunto con ilusión, en verdad sus ojos si resplandecían y eso no lo podía esconder su cara de amargura.

-Es... es porque las flores me producen alergia-. Responde y yo agacho la cabeza decaído, en eso balbucea un poco y me toma de la muñeca. -Bien, no sé si llamar a esto estar feliz, pero me agrada estar contigo, es todo.

Yo, estando más satisfecho con la pregunta, le sonrío con calidez y seguimos avanzando hasta llegar al templo.
Nos dan un tour a lo largo de este lo cual nos lleva toda la tarde, aunque estuve más atento a Yahwi que a cualquier otra cosa. Durante el anochecer, tenemos una cena en el balcón más alto del templo apreciando el paisaje, sentía que cada vez Yahwi se iba abriendo más, contándome algunos detalles de su infancia y cosas que han sido importantes en su vida, por mi lado también le conté sobre mi vida fuera de este país y todo el martirio que pasé para poder venir. Sin duda la cosa que más me estaba gustando era verle sonreír más seguido, eran sonrisas leves y a veces le saqué carcajadas, estaba feliz y eso bastaba para mí.
Al terminar de cenar, nuestro siguiente destino fueron las aguas termales, no tenía idea de todo lo que pasaría después...

Narra Yahwi:

La estaba pasando fenomenal, Caín no sólo era un hombre tierno y brillante, sino que también tenía un buen sentido del humor. Hablar con él era de lo más tranquilo del mundo, no sentía presiones por aparentar algo que no era, ni tenía que demostrarle que tenía mucho dinero, antes me aferraba a la idea de simplemente ser un "fuckboy" al que todos deseaban, pero este sujeto me estaba liberando de esas ataduras estúpidas.

Le veo llegar en toalla a las aguas, se la quita y entra al agua sentándose a mi lado y soltando un suspiro de relajación. A juzgar por lo que la niebla me permitió ver, se cargaba un cuerpo muy bien esculpido, a él si que lo hicieron con mucho amor.
Pasan los minutos hasta que se me ocurre una idea, me acerco más a Caín hasta que mi brazo toca el suyo.

-¿Crees que sea muy pronto para darnos un beso?-. Me le quedo viendo a la expectativa de su reacción.

Su cara se pone roja y desvía la mirada con rapidez, al principio lo había dicho para molestarlo pero... su reacción fue tan adorable que le tomo del mentón y aplico algo de fuerza para volver a tener su rostro cerca, entrecierro los ojos a punto de besarlo y al notar que no quería evitarlo, termino juntando nuestros labios en un lento e inofensivo beso. Se le notaba algo inexperto en el tema así que me encargué de guiarle, todo estaba siendo perfecto hasta que él me aparta con suavidad, una acción que no tenía nada que ver con la expresión que tenía ahora.
Era como de un cazador teniendo en la mira a su presa, su sonrojo lo hacía lucir perverso y hasta me da un escalofrío, no quería dejar que me intimidara así que le respondo con una mirada similar y una sonrisa.

-¿Te gustó tanto, Caín?

Abre los ojos de la sorpresa como si hubiera estado metido en un trance, me responde que sí a mi pregunta pero con la cara aún más roja agarra la toalla, la envuelve en su cintura y sale del agua sujetándose la toalla en frente de manera extraña.

-E-el agua ya está como que m-muy caliente ¿no?, me adelantaré a la habitación, tú quédate otro rato si quieres.

Me sonríe y se va casi corriendo, admitía que en ocasiones era un pervertido, y creía saber qué le había ocurrido, o mejor dicho, a quién había despertado. Sin pensarlo mucho, agarro mi toalla y me voy tras él a paso más lento, tenía curiosidad en saber qué tanto había provocado un solo beso.
Entro a la habitación con cautela y no veo a Caín por ningún lado, suponía entonces que debía aprovechar para vestirme. Entonces, un tantito desilusionado, saco la pijama de mi maleta cuando escucho un "mhjj maldición~" venir del baño, esto me toma por sorpresa, pero el deseo por atrapar a ese pervertido estaba aumentando; dejo la pijama en el suelo y me acerco a la puerta, pongo mi oreja sobre ella y logro escuchar con más claridad sus jadeos, mi cuerpo se estremece y siento cómo mi amigo también reacciona a esto, y con más ganas cuando escucho mi nombre venir de ahí adentro.

-Caín... sé lo que estás haciendo y te pido que me dejes entrar... es mi culpa que te haya pasado eso.

Más que nada había sido una súplica de mi parte, pues gracias a escucharle ya tenía un problema yo también.
Caín guarda silencio por un momento y luego se empiezan a escuchar más seguido sus jadeos, ahí me dice:

-Solo... solo sígueme hablando... p-por favor, chico gato...

Se recarga contra la puerta y en su forma de traquear podía notar el frenesí con el que iba, esto me excita al nivel de que dejo caer mi toalla y comienzo a masturbarme yo también. Apoyo mi frente contra la puerta, que en realidad era hecha de un papel fino que podía romperse en cualquier momento, y dejo que escuche mis jadeos también.

-Caín, eres un pervertido~... pero si solo fue un besito, n-no me digas que eres así de prec-.

No termino de provocarle porque al romperse el papel, cae sobre mí de espaldas.

Donde ama uno, aman dos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora