COMIDA

365 28 1
                                    

La casa era un desastre total, había policías y bomberos.

Al parecer Carmen había tenido una cita romántica con su hombre, con rosas, chocolates, spaghetti y especialmente velas.

La temperatura fue subiendo y no sólo la de la pasión…

Carmen estaba disculpándose una y otra vez, pero realmente no estaba molesta, estaba preocupada por todas nuestras cosas.

—¿Qué vamos a hacer? — Adam rompió la cadena de disculpas de Carmen y mis pensamientos. —¿Dónde pasarán la noche?

— Eso es lo de menos. — Suspiré aunque comencé a toser por el humo que aún seguía saliendo del departamento.  — Lo más seguro es que debamos estar toda la noche con los bomberos, policías y debemos llamar a la dueña del departamento para revisar lo del seguro.

—Perdoname, Ana. No te molestes. — Carmen imploraba de nuevo.

—Carmen, por millonésima vez, no estoy molesta, estoy cansada, me duele la cabeza y estoy triste. — Era difícil ver la que ha sido tu casa por más de siete años así. — La mayoría de las cosas todavía ni las terminamos de pagar. — Como el televisor, la computadora y mi nuevo colchón.

—No podrán ver lo que se salvó hasta que los bomberos autoricen el paso. — Adam me abrazó.

—Pero, Carmen… — La llamé y me miró directamente con los ojos hinchados de tanto llorar. — No fue tu culpa, fue un accidente. — Carmen me sonrió agradecida.

— Puedes irte, yo me quedaré a hacer todos los trámites, de todas formas no haremos un cambio estando aquí las dos. — Me corrió. — Tú trabajas mañana, necesitaremos el dinero, yo puedo faltar, el jefe me debe un día de descanso.

— ¿Y después a dónde irás? — Estaba preocupada por ella, yo podía ir a casa de mis padres,.pero los padres de Carmen ya no vivían en la ciudad.

—¿Por qué no se quedan a dormir en mi departamento? — Adam ofreció.

—No, Adam. Puedo ir a un hotel. — Carmen negaba apenada.

—Los hoteles son caros y ya dijiste que necesitarán ese dinero. — Adam argumentó. — Deberían ir a mi departamento.

Miré a Carmen esperando su respuesta, todo dependía de ella.

—¿En serio nos harías ese favor? — Carmen comenzó a llorar y Adam me soltó para abrazarla.

¿Por qué no puedo ser débil y ser abrazada por todos los hombres? Siempre envidié eso de Carmen, ella puede llorar frente a quien sea y ser consolada por cualquiera.

—Claro que sí, ahora vámonos. — Llevó a Carmen al auto y yo los seguí.

Mientras que nosotras estábamos dentro, él fue con la policía no sé qué les habrá dicho, pero posterior a eso hizo una llamada, era algo extraño no saber qué hacer si se quema tu casa…

—¿Qué pasó? — Pregunté cuando Adam regresó al auto.

— Le dije a los oficiales que si podían cuidar la entrada para que nadie entrara a robar algo y me informaron que los bomberos harán el informe, pero ustedes no pueden hacer nada, la única persona que puede hacerlo es la dueña del departamento. — Explicó arrancando el auto. — No deben preocuparse, yo me haré cargo. Las llevo a casa y regreso para hablar con la dueña. — Adam me quitaba un peso de encima, había aprendido muchas cosas al estar sola, pero nadie está listo para una situación como esta.

Adam nos dijo que podíamos quedarnos ambas en su habitación o si estábamos más cómodas por separado, que alguien podría quedarse en el sofá, Carmen quiso el sofá pero la obligué a tomarse una pastilla para el dolor de cabeza que tenía en la farmacia de mi bolso y a dormir en la cama.

Soltera divorciadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora