Primera función.

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-Abre lo más que puedas tu garganta. No la cierres. Deja salir tu voz -era una de las indicaciones que Discord le recordaba más seguido, con paciencia-. De nuevo.

Así había sido por dos semanas. Los dos se habían ido a la privacidad del salón de música por dos horas, cada día. Fluttershy había querido permanecer relajada, despreocupada, divertirse, pero le había resultado más difícil de lo que había esperado.

Quizá era el hecho de estar a solas con él en una habitación, donde solo ellos podían verse y hablarse, o quizá se debía a que el hombre, que usualmente era relajado y cómico, adoptaba una seriedad que no le había conocido hasta entonces. Quizá por eso se le hacía difícil no ser sensible a su voz grave e indicaciones calmadas, que le aceleraban los latidos. Lo mismo le pasaba con varias experiencias pasadas, que con tanta cercanía comenzaban a darle vueltas en la cabeza con más insistencia, generándole preguntas, haciéndola imaginar posibilidades. Y al mismo tiempo, se había estado volviendo mucho más consciente de sí misma, de sus inquietudes, de las nuevas sensaciones y sentimientos que ese nuevo estado le generaba, ese estado del que solo había leído en historias de fantasía o que había escuchado de la apasionada Rarity. Aunque se negaba a aceptar que lo vivía, estaba cada vez más obligada a aceptarlo. Sabía que de nada le servía negarse cosas a sí misma.

Y justo en esos momentos, con todas esas ideas aún abstractas invadiendo su cabeza cada cierto tiempo, no podía sacarse de la mente los ojos amarillos que la miraban fijamente mientras cantaba en ese cuarto.

Los ojos amarillos la observaban con detenimiento y conseguían así encenderle las mejillas y que buscara alguna actividad que la distrajera. Había terminado así, varias veces, sentada a su lado, ante el piano, mitad para dejar de recibir la penetrante mirada, mitad para así sentirse más cerca de él. Una experiencia confusa.

El día había llegado, sin embargo. Estaba ante ese público, más o menos numeroso por la creciente fama del show, y aún en un momento como ese, Discord invadía su mente. Deseaba poder continuar con las lecciones, y de manera más inmediata, deseaba complacerlo, hacerlo sentirse orgulloso a causa de ella.

La ansiedad la golpeó cuando por fin pensó claramente lo que ocurría: que jamás había imaginado cantar para tantas personas y aún así, ahí estaba, ante ellas. Su respiración se agitó ante los rostros desconocidos, que debían quedar satisfechos con su canto, para que él quedara satisfecho también.

Giró su cabeza hacia su figura alta y supo que la miraba debajo de ese extravagante y extraño disfraz inspirado en la costumbre veneciana.

Giró su cabeza hacia su figura alta y supo que la miraba debajo de ese extravagante y extraño disfraz inspirado en la costumbre veneciana

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Contempló la enigmática imagen que le ocultaba por completo de ella, y se preguntó si sabría cómo se sentía. Temía que pudiera descifrarlo, porque sabía que debajo de la máscara la observaba en su amplio vestido blanco, justo como en los ensayos. Era la primera vez que se encontraba deseando que alguien la encontrara bonita.

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El fantasma Discord de París.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora