"Rainy Day".

112 21 13
                                    

Rarity regresó a la boutique con el cabello desordenado y las gafas torcidas. Fluttershy estaba preocupada por ella. Ninguna de las dos había podido dormir en toda la noche, y aunque ella también había llorado luego de que Rainbow desapareciera, Rarity lo había hecho ruidosamente y se había estado echando la culpa por haberlas animado a ir con ella a París.

-¡Ella no quería venir! -gritaba entre hipidos-. ¡Si no fuera por mí, ella estaría bien!

Fluttershy también se había estado culpando. Por no acompañar a Twilight a la puerta, por haber sido directa y grosera con el juez, incluso porque el hombre se había fijado en ella y eso había sido el fin de sus días pacíficos. De lo único que no se arrepentía era de haber defendido a Discord. Al menos él estaba bien, o quizá, no tanto... Rarity, siendo la única que podía salir todavía, había ido al carnaval en busca de Twilight para preguntar si había visto algo, solo para descubrir que no se había presentado ese día. Después de eso las dos estuvieron seguras de que se habían llevado a Twilight también, y Fluttershy no podía dejar de pensar en que Discord debía odiarla.

Aunque realmente no pensaban que pudiera ser de ayuda, Rarity había ido a toda prisa a hacer un pedido de impresiones de carteles con una fotografía de Rainbow Dash. Apenas regresó, fue directamente hacia su cama y se tendió en ella sin siquiera quitarse su sombrero. Al parecer había colapsado por fin.

-¿Rarity? -se acercó para ver como estaba. Rarity tenía la mirada perdida. Estaba claramente desanimada-. ¿Quieres que te prepare un té o un café?

-No, gracias, Fluttershy. Solo quiero quedarme aquí lo que resta del día -dijo en tono vacío.

Ante su respuesta desanimada, Fluttershy se retiró sintiéndose derrotada por eso también. Ya había caído la tarde y ninguna tenía apetito. Peor aún, ella no había podido hacer nada por Rainbow o por Rarity, y tan solo podía quedarse ahí, sintiéndose completamente inútil.

Sentía que tenía que hacer algo, lo que fuera. Tenía unas ganas enormes de salir y buscar ella misma a Rainbow Dash y Twilight. Su ansiedad era tan grande que ya se había hartado de esa fea sensación que tenía en el estómago y pecho desde que las dos desaparecieron.

Estando en la planta baja, se sentó al pie de las escaleras. Miró fijamente la puerta, dándole vueltas y vueltas: si salía, destrozaría aún más los nervios de Rarity, pero no podía simplemente quedarse y no hacer nada. Hasta había empezado a temer que también se llevaran a Rarity... Lo mejor que podía hacer era entregarse. De ese modo, podrían liberar incluso a Rainbow Dash y a Twilight. No confiaba en el juez, pero lo único que podía hacer era ir y negociar con él, convencerlo de que las dejara en libertad, que no les hiciera daño ni les impusiera castigo alguno.

Se quedó un rato mirando fijamente la puerta, mordiéndose los labios hasta el cansancio, retorciéndose las manos una y otra vez... Entonces lo decidió: más valía la seguridad de Twilight y Rainbow Dash que la suya propia. No podía ser tan egoísta.

Se levantó con todo el valor y decisión que tenía. Se iría a entregar al juez, cuando, estando a tan solo dos pasos de la puerta, escuchó que tocaban. Se detuvo en seco, y su estómago se revolvió un poco más. Volvieron a tocar.

Desde la noche anterior habían puesto pesadas cortinas oscuras para ocultar los vestidos y a sí mismas, de modo que con algo de seguridad, se inclinó para hacer a un lado la cortina. Fue una gran decepción y a la vez un alivio: no era Rainbow ni Twilight, pero tampoco era el juez o alguno de los que estaban a su servicio. Volvió a la puerta y la abrió muy poco, solo lo suficiente para dar la bienvenida.

-¡Capper! Por favor pasa... -susurró.

Se hizo a un lado y Capper entró por su cuenta.

-Fluttershy - hizo una reverencia y la tomó de las manos para dar un par de vueltas, juguetón-. Tan bella, como siempre.

El fantasma Discord de París.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora