Capítulo Cinco

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Luego de dar por terminada la reunión, Diana y Jordan caminan de la mano hacia el su auto. Ella intenta no pensar en Ulises y la forma en que fue humillado por Henry, pero no logra conseguirlo.

—Henry es un idiota, no tenía que tratar así a ese chico —le comenta mientras suben al vehículo.

—Lo sé, pero todos sabemos cómo es, lo mejor es ignorarlo. —Jordan toma asiento frente al volante y se abrocha el cinturón antes de arrancar.

—Es que sentí mucha lástima por él. Parece alguien solitario y por eso lo invité, ahora me siento culpable.

Jordan toma la mano de su novia y se la lleva a los labios para darle un beso, un gesto que a ella le parece muy romántico.

—No es tu culpa amor, tú eres increíble y una buena persona. El chico es un poco raro y Henry es un bully. —Diana se queda callada. Sabe que su novio tiene razón, pero aún sigue sintiéndose mal por lo sucedido—. Cambiando de tema, ¿Por qué mejor, en vez de llevarte a casa de tu tía, te llevo a la mía? —le sugiere con voz ronca.

—Amor, estoy cansada, además le prometí a mis padres que los llamaría cuando llegara a casa y se escandalizaran si ven que lo hago desde tu remolque.

—Diana, tienes veinticuatro años, tus padres saben que tenemos sexo.

—Sí... —admite sonrojada—, pero también saben que acabo de obtener mi primer papel importante y debo estar enfocada en eso. Si creen que no es así se enojaran.

—De acuerdo, pero me la debes.

—Te prometo que te compensaré.

Jordan lleva a Diana a casa de su tía Luisa como prometió y, luego de despedirse con un beso, parte a la suya la cual consiste en una casa rodante que tiene desde que tuvo que mudarse de casa de sus padres para ir a la universidad. Ellos no tenían dinero para pagarle un apartamento, apenas si podían con los gastos de la carrera, y Jordan no fue aceptado en ninguna fraternidad, por lo que la solución fue el viejo remolque de su abuelo, el cual remodeló y desde entonces se convirtió en su hogar, uno que podía llevar a todas partes.

Mientras conduce su teléfono suena con una alerta de mensaje. Lo revisa, creyendo que se trata de Diana, pero se sorprende al ver que es de Estela.

Estela: ¿Ya llegaste a casa, guapo?

Frunce el ceño contrariado por la forma en que se dirige a él, pero como ya está a punto de estacionarse, decide no responder hasta llegar a casa. Cuando por fin llega, entra a su remolque cerrando la puerta tras sí, se quita la camiseta y los pantalones quedándose en bóxers, y se arroja sobre la cama con el teléfono en la mano.

Jordan: Acabo de llegar, ¿y tú?

Estela: También. Ese Henry es un tonto, aunque admito que fue algo divertido lo que dijo.

Jordan recordó el chiste cruel que Henry hizo a costa del chico albino; no le pareció para nada gracioso, pero no quería contradecirla.

Jordan: Lo es.

Estela: Y ¿Dónde está Diana? ¿Acaso te hace una mamada mientras hablamos?

Él levanta una ceja ante la atrevida pregunta.

Jordan: Eso no es asunto tuyo.

Estela: Ja, ja, ja. Seguro se fue a casa de su tía y te dejó con las ganas.

¿Que comes que adivinas? piensa. Luego le escribe:

Jordan: Estaba cansada.

Estela: Sí, claro. Si tú fueras mi novio siempre habría tiempo para un polvo.

Jordan decide que lo mejor es terminar la conversación.

Jordan: Me voy a dormir. Nos vemos mañana.

Estela: Dulces sueños, guapo.

¿Qué diablos fue eso? Se pregunta luego de dejar el teléfono a un lado.

La mejor amiga de su novia le acaba de coquetear, eso es lo que pasó. No tenía idea de que Estela estaba interesada en él; siempre se han llevado bien, pero nada más. Vuelve a buscar el teléfono y busca su foto de perfil en la aplicación desde la cual estuvieron hablando. La verdad es que es muy sexy; su melena roja en conjunto con esos ojos grises son una combinación arrebatadora; además, tiene un cuerpo muy sensual. Si no tuviera novia o si esa novia no fuera Diana tal vez ya la habría seducido.

Aunque tiene que ser honesto consigo mismo y admitir que ya le ha sido infiel a su novia antes. Él no creé que un simple desliz, con una chica cuyo nombre ni siquiera recuerda, significa que no ama a Diana, por supuesto que sí lo hace; desde que la conoció en la universidad supo que era la chica de sus sueños; pero Diana es una chica de tradiciones y disciplina, su pasión por la danza la hacían rechazar ir a fiestas para ensayar hasta desfallecer cuando tenía alguna competencia o presentación.

Jordan también entrenaba cuando era necesario, pero no quería sacrificar su diversión, por lo que, muchas veces terminaba yendo solo a las fiestas. Una noche, entre tragos, y poco de marihuana, terminó llevando a una chica cualquiera a su remolque para tener sexo. Por suerte para él, Diana nunca lo supo y no tiene idea hasta ahora. Se prometió que nunca más volvería a pasar. Diana tiene planes de casarse y está más que dispuesto a proponérselo a su debido tiempo. Sin embargo, no tenía nada de malo admirar la belleza de otras chicas.

«El estar a dieta no me impide ver el menú», se dice a sí mismo.

El problema es que no sabe si será capaz de resistirse al menú de Estela. La chica es hermosa, incluso más que Diana, aunque no tiene su buen corazón ni su aura angelical. De inmediato se arrepiente de estar considerando siquiera la posibilidad de volver a engañar a su novia y decide que lo mejor es olvidar todo el asunto. A lo mejor está malinterpretando todo y ella solo intenta ser graciosa.

Se quita la ropa interior y entra al baño para darse una ducha con agua caliente. Al salir seca el exceso de agua y se deja caer en la cama, justo cuando su teléfono suena con otro mensaje. En una foto de los pechos de Estela.

Estela: Para que duermas mejor.

Estela sonríe en su habitación luego de enviarle la foto a Jordan

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Estela sonríe en su habitación luego de enviarle la foto a Jordan. No se siente culpable en lo absoluto; Diana siempre le ha quitado todo, sus amigos, sus premios, sus papeles; era solo justo que ella algún día decidiera hacerle la misma jugada. Además, ella vio primero a Jordan en la universidad, solo que se apartó para ser una buena amiga, pero ya estaba harta.

Pone el teléfono sobre la mesa de noche y toma el libreto de la obra para estudiar los diálogos; no los de Deméter, sino los de Perséfone. Si la vida era justa, en algún momento ocurrirá algo que le impedirá a Diana interpretar su papel y ella estaría preparada para sustituirla. Una vez que le haya quitado su protagónico y a su novio, su amiga sabrá lo que es sentirse como ella se ha sentido todos estos años, desde que la conoció.

El club de los amores imposibles (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora