Capítulo Doce

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Diana vuelve a la ciudad luego de varios días con sus padres. Aún no puede creer que se vayan a divorciar, intentó convencerlos de todas las formas posibles, pero fue inútil, ya no hay amor entre ellos y al parecer, no lo ha habido desde hace mucho tiempo.

—Siento que toda mi vida ha sido una mentira.

—No es tan grave, Diana, mis padres se divorciaron cuando yo era niña y eso no me afectó en lo absoluto —le contesta Estela, rodando los ojos sin que Diana se dé cuenta.

Diana se levanta de la cama y empieza a caminar por el lujoso apartamento de Estela. A excepción de Henry, quien eran originario de allí, todos provenían de ciudades distintas, por lo que tuvieron que arreglárselas para encontrar vivienda. Jordan, con su remolque no tuvo problemas y Diana, por suerte tenía a su tía, quien le abrió las puertas de su casa en cuanto supo que buscaba un hogar. Estela, por otro lado, hizo que su padre le alquilara un apartamento de lujo, incluso le pidió a Diana que se mudara con ella, pero esta rechazó la oferta, no podía hacerle el desplante a su tía, además de que Estela suele ser muy activa sexualmente con chicos distintos y ella se hubiera sentido muy incómoda en esa situación.

—Tú no entiendes, Estela yo creí que mis padres estarían juntos para toda la vida. Eran mi ejemplo a seguir, la vara con la que medía mi relación con...

—Jordan —Estela termina la frase por ella-. Bueno, está bien, descubriste que no son perfectos ¿Y qué? Nadie lo es.

-—Lo sé, pero siento que la base de todo lo que he construido hasta ahora se ha derrumbado y que solo es cuestión de tiempo para que mi mundo colapse. —Se sienta sobre la cama totalmente frustrada—. Perdón por agobiarte con mis problemas, normalmente es Jordan quien se encarga de mis crisis existenciales.

—Para eso somos amigas ¿No? —Estela se sienta justo al lado de Diana, con un profundo interés que no había mostrado en toda la conversación— Hablando de Jordan ¿Ya hablaste con él?

—No, y no sé cuándo lo haga, aún estoy enojada con él, por mentirme.

—Bien hecho, amiga, yo que tú haría algo que realmente lo moleste... para estar empate —le aconseja sonriendo.

—Bueno, Henry me invitó a una fiesta en su casa y él no quería que asistiera...

—¡Eso es perfecto! Darle celos con Henry lo volverá loco.

—No lo sé...

—Créeme, Diana, yo sé de lo que hablo.

Eso no lo pone en duda, Estela tiene mucha más experiencia que ella con los hombres. Jordan es el primer y único novio que Diana ha tenido, mientras que su amiga ha tenido docenas. Sea una buena idea o no, Diana solo está segura de que no está lista para perdonar a Jordan, y que de alguna forma debe hacerle saber lo dolida que se encuentra por su traición.

Al día siguiente, durante todas las prácticas y ensayos Diana ignora por completo a Jordan, mientras él intenta hablar con ella

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Al día siguiente, durante todas las prácticas y ensayos Diana ignora por completo a Jordan, mientras él intenta hablar con ella. La verdad es que no le agrada hacer eso, pero nunca antes se había sentido tan enojada con él como en ese momento. Durante el receso aprovecha para acercarse a Henry con una enorme sonrisa.

—Hola, Henry ¿Cómo estás? —Lo saluda, consciente de que Jordan la está observando.

—Hola, preciosa, extrañé verte por aquí —le responde el bailarín con un tono seductor, al tiempo que se quita la camisa para dejar al descubierto su musculoso torso.

—Sí, estuve ocupada. Quería decirte que estaré libre este viernes, así que podré acompañarte a la fiesta de tus padres después de todo.

Henry, a pesar de intentar disimularlo, se muestra muy sorprendido al escucharla. En realidad, ya había perdido la esperanza de que esto fuera posible y pensaba utilizar otra táctica para acercarse a ella. Pero no puede estar más satisfecho por la noticia; llevar a una chica como Diana a esa fiesta despejará cualquier duda sobre su hombría que alguien pudiera tener.

—Eso es genial, Diana. Pasaré a buscarte a las ocho... si estás de acuerdo.

—Sí, a las ocho es perfecto.

Jordan cruje los dientes con furia. No puede escuchar lo que dicen Diana y Henry, pero está seguro que solo lo hace para molestarlo, y lo peor es que lo ha logrado. Se pone de pie y camina hacia ella una vez que se ha alejado de Henry.

—¿Qué crees que estás haciendo? —le pregunta en voz baja al tiempo que la toma del brazo.

—No es de tu incumbencia, suéltame —Le exige, dando un tirón con todas sus fuerzas para soltarse de su agarre.

—¿Hasta cuando vas a seguir con esto? Simplemente no quise inmiscuirme en cosas que no eran de mi incumbencia.

—Eras mi novio, tu deber era decirme lo que estaba pasando.

—¿Dijiste era?

—Así es, eras. —Sin más da la vuelta y lo deja allí parado y totalmente desconcertado.

Estela mira la escena con una sonrisa en los labios, no se cansa de ver lo manipulables que son algunas personas.

Quien también ve la escena, aunque no de una forma satisfactoria, es Ulises. El volver a ver a Diana le hizo dibujar una sonrisa en su rostro, pero esa sonrisa se esfuma al verla hablar tan alegra con Henry y luego observar cómo Jordan la sujeta de forma brusca hace que se le revuelva el estómago. No sabe lo que está pasando, pero intuye que su musa está envuelta en algún drama y eso le molesta. No desea que nada la perturbe, que nada le inquiete, y está dispuesto a intervenir de una forma u otra si es necesario para evitarlo.

Se dirige a la oficina de Félix, mientras este se encuentra dirigiendo los ensayos otra vez, y abre el cajón donde se encuentran los portafolios de cada uno de los actores, bailarines, coristas, extras y demás miembros del equipo hasta encontrar el de Diana. En los documentos se encuentra toda la información de la chica, incluyendo su dirección. Está consciente de que eso no está bien, puede meterse en muchos problemas si lo descubren, pero en ese momento las palabras de Verónica asaltan su mente: «quien no está dispuesto a todo por conquistar a quien ama, no merece ser amado».

Él está dispuesto a todo por Diana, incluso si tiene que ir en contra de sus propios principios.

El club de los amores imposibles (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora