18 - Sake.

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Miraba un árbol, más bien, a unos pájaros que estaban posados ahí. No entiendo porque les daba tanta atención, pero me tomé un tiempo para admirarlos.

- ¿Y tú qué haces aquí? - Detrás mío, estaba ese molesto y alto hombre albino, interrumpiendo mi tranquilidad.

Cuando estaba a punto de golpear mis pies para que caiga, salte a su misma velocidad.

- Siempre me cuestione el porque eras la tsuguko de Kanroji. No la acompaña todo el tiempo, como la sucesora de Koucho. Creí que era una estupidez que una chica con el título de "tsuguko" no cumpla con sus requisitos básicos. - ¿De que me estaba hablando este señor?

- Cuando nos dijo "Tengo una tsuguko." Pensé que Kanroji era estúpida, no había pasado mucho tiempo desde que tomo su puesto de hashira. Pero eres hábil... - Un sonido hueco, me golpeó en la cabeza con la jodida katana. ¿¡Eso fue una distracción?! Ya casi me creía sus halagos. Los pájaros que observaba minutos atrás, salieron volando.

- Te distraes fácilmente, tienes una cara extravagante pero tú olor fétido lo arruina. - Podría tomar eso como un halago, si elimino lo último.

- ¡Hey! No huelo tan mal, además, tu eres el único raro que golpea a la gente porque si. - Le contesté de manera burlona.

- ¿Disculpa? ¿Me hablaras de esa manera luego de que te hago correr 10 vueltas por el recorrido habitual? - Se inclinó, yo levanté la cabeza.

- Oh espera, la cena empezará dentro de poco y le agradas a mis esposas, mejor da unas 5. No te tardes mucho. - En unos días le dará la autorización a la primera tanda de los que pasarán al siguiente nivel.

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Me caí, me caí por una pequeña colina mientras daba la última vuelta ordenada por Uzui. Estaba oscuro y tenebroso, quería llegar lo más rápido posible.

No me hice daños graves, caminé hasta el lugar donde siempre cenamos. Todos estaban ahí. - Hoy caí rendido, me duele todo el cuerpo. - Escuchaba lo que balbuceaban algunos cazadores. - Por lo menos no has vomitado y desmayado en un mismo día. - Otro respondió, quejándose sobre la desgracia del otro.

- ¿Y tú Murata? Pareces tener una gran paz mental. - Golpeó el hombro de ese tal Murata, de manera amistosa. - Estaba pensando. - Respondió, sentado con sus codos apoyados en sus rodillas.

- ¿En esa chica otra vez? Deja de alucinar con esa enfermera, no la volverás a ver nunca más. - Los demás presentes en la conversación empezaron a reír. - Ni siquiera es enferma... - Dijo entre dientes.

- ¿Dónde estabas?... Tienes una ramita en el pelo. - Me desconcentraron de escuchar el reto de la conversación, tocando mi cabello.

- ¿Cómo llego esto ahí? - ¡Era Genya! Tenía la rama en su mano, se sentó a mi lado.

- ¿No vas a comer? Si no comes bien, no tendrás energía para mañana. - En su otra mano, tenía dos bolas de arroz.

- Últimamente mi alimentación se basa en arroz y arroz. - Dije agarrando la comida que me ofrecía el muchacho. - Siempre lo fue. - Tenía razón.

- Eso no es importante. Perdimos un poco de contacto por los entrenamientos. - Hablé, con el arroz en mis manos.

- No quería molestarte, te hiciste amiga de Zenitsu. - Dió un bocado tras decir eso.

- Si... No es un mal tipo, ahora es más fuerte y maduro. - Contesté, no podía decirle que se enteró de mis sentimientos y declaración frustrada. Pero si pensaba eso sobre Zenitsu.

"Cuando te vea otra vez" || Genya Shinazugawa x Reader || Kimetsu No YaibaWhere stories live. Discover now