CAPITULO 6✓

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— Ramón llévame a la cafetería que esta aún lado del hospital, por favor —.

— Si, señorita —. Me abrió la puerta y entre

Salimos de la mansión y baje la ventanilla disfrutando del aire fresco.

Miraba las calles por las que pasábamos y me entristecía al ver tanta pobreza en ellas, no me gustaba pasar por vecindades por que me recordaban a mi origen.

Llegamos y ví sentado a Nicolás en una de las mesas de afuera con su perrito entre las manos chichi.

— Llegamos señorita —. Me informo él chofer, me abrió la puerta y salí de la limusina tomando mi bolso

— ¿Quiere que la espere señorita? —. Pregunto

— Si, por favor —.

Subí unas pequeñas escaleras y me tope a Nicolás jugando con chichi, llegue hasta él.

— ¡Primor! —. Grito con felicidad

— Hola Nicolás —. Lo salude

Se acerco y me saludo con dos besos en las mejillas.

— Mua, mua —. Le respondí

— Ahora si cuéntamelo todo primor —. Acaricio a chichi

— Ya sabes los malditos celos de Héctor, por su culpa ahora estamos en todos los diarios y noticieros de la ciudad —. Rechinaron mis dientes de molestia

— ¡Ay pero si bien que te gusta que te cele! —. Habló en tono burlón

— Pues si Nicolás, pero se me esta saliendo de las manos, a veces pienso que en vez de controlar yo, ahora él me controla a mi. La manera en la que visto, hablo o actuó todo lo que hago trae un problema de celos —. Mire a otro lado

— ¿Se les ofrece tomar algo, café o alguna otra bebida señorita? —. Se acerco una mesera

— A mi un capuchino de moca y ¿A ti primor? —. Me miro

— A mi uno igual por favor y un poco de agua para chichi por favor —. Respondí

— Claro —.

— Gracias —.

— ¿Y que piensas hacer primor? —. Pregunto curioso

— No se Nicolás, pero sabes desde hace días que me siento vigilada, como si me hubiera puesto a alguien para que me siguiera y le digiera todo lo que hago —. Explique tocando mi pecho con brusquedad

— ¿No sera que es Ramón, tu chofer? —. Abrí los ojos como platos al darme cuenta de que era él

Él que le pasa información de lo que hacia a Héctor.

— Si, puede que sea él —. Recargue mis codos sobre la mesa con preocupación

— Aquí están sus pedidos y el agua para el perrito —. Dejo los dos cafés en la mesa y el pequeño vasito de agua para chichi 

— Gracias —. Le sonreí

— Por nada —. Se dio la vuelta y se retiro

— ¿Y como le vas a hacer para que él guapín de tu chofer no te descubra en tus movimientos? —. Alzo las cejas juguetón

— No se Nicolás, tendré que ofrecerle mas dinero que Héctor para que no me delate —. Hice un ademán con las manos

— Ay Lucia tan bella como perversa —. Achicó los ojos con suspenso

— ¡Ay Nicolás! —. Reí junto a él, tome un sorbo de mi café y él hizo lo mismo

— ¿Y no has sabido nada de Andrés? —. Pregunto

MÍA, SÓLO MÍA (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora