CAPITULO 12✓

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Abrí los ojos y ardí de la vergüenza al ver que todos nos observaban con cautela.

Me separe rápidamente de Héctor y él me miro confundido, se dio la vuelta y comprendió la razón.

Solo sonrió y tomo mi mano, sonriendole a todos con alegría.

— Buenos días —. Saludo saliendo del ascensor conmigo de la mano

— Buenos días —. Saludaron todos los presentes al unisono

Hicieron como si nada hubiera pasado y siguieron haciendo lo suyo.

— Mi amor voy al tocador, en un momento te alcanzo —. Me detuve frente a los baños

— Esta bien pero no te tardes, por favor —. Estrello sus labios con los mios provocando un beso fugaz en ellos

Me di la vuelta y entre a los baños, me horrorice al ver mi reflejo en el espejo.

Me veía demacrada y sin chiste, tome mi bolsa y saque a mi mejor acompañante.

Mi labial rojo, me pinte los labios con cuidado y limpie los excesos, tomé la mascara de pestañas y realce un poco las mías.

Me aplique un poco de rubor y sonreí complacida al ver que mi rostro se veía con más vida.

Acomode un poco mi pantalón y acomode mi sudadera.

Me sentía mal al vestirme así para venir a la oficina de Héctor, por que la mayoría de las chicas de aquí estaban vestidas de faldas o vestidos.

Respire profundamente y salí del baño, las miradas recayeron en mi y mi cuerpo.

Las mujeres me veían con odio y los hombres con lujuria, note algo raro al no encontrar a Jennifer sentada en su escritorio.

Tome entre mis manos la manija de la puerta y la abrí con cuidado de no hacer ruido.

Mi rabia subió al ver a Jennifer recargada de manos en el escritorio de Héctor, me daba la espalda y podría jurar que se veía su ropa interior.

— ¿Interrumpo? —. Pregunte alzando la voz para que me escucharan

Héctor se levanto de su asiento y sonrió al verme, Jennifer se dio la vuelta y observe su pronunciado escote.

Su brasier se notaba a kilómetros de distancia y su descaro olía por todas partes.

Me sonrió cínicamente y tomo unos papeles entre sus manos.

— Señora de la Barrera —. Hablo mientras caminaba hacia a mi contoneándose, moviendo sus caderas para que Héctor la mirara.

Observe a Héctor pero él estaba concentrado en mi.

— Jennifer —. La salude con hipocresía

— Me dijo Héctor que cancelara todas sus citas —. Hablo llegando hasta mi

Se paro frente a mi y bajo su mirada de mis pies y fue subiéndola hasta mi cabeza.

Cuando termino de examinarme por completo sonrió sintiéndose superior a mi.

— Mi esposo, que para ti es él señor de la Barrera y si estas en lo correcto canceló todas sus citas para estar conmigo ¿No te alegras? —. Le devolví la sonrisa

— ¡Claro que si! —. Se mordió los labios molesta

— ¿Listo mi amor? —. Me acerque a él y le plante un beso apasionado que él no dudo en responder

Abrí los ojos y observe a Jennifer viéndonos con odio.

— Si, nada más le digo a Gabriel y nos vamos —. Se separo de mi y se fue dejándonos solas

— Deberías taparte más querida, por que así no vas a conquistar a mi esposo —. Hable mientras rozaba mis labios

— ¿Para parecerme a ti? No, gracias —. Se cruzo de brazos

— Esta ropa, se puede quitar y que mejor manera que me la quite él —. La mire de arriba hacia abajo

— Tienes razón querida, pero creo que ya se aburrió de estarte quitando la ropa, por que me veía con mucho deseo de quitarme la mía — Mordí mi lengua molesta, sonrió burlona y se tomo de las caderas

— Él jamas te vería con deseo, por que a la única que ama y por el cual se excita es por mi —. Camine a su escritorio dándole la espalda

— Eso va a cambiar, te lo aseguró —. Su voz se escuchaba irritada

— ¡Quiero verlo! ¡Quiero que me demuestres que puedes lograr enamorarlo más que yo! Y si eso llega a suceder te prometo que yo me haré aún lado y dejare que seas feliz con él —. Me di la vuelta y la encare

— Eso lo dices por que no lo amas, y solo estas con él por su dinero —. Sus palabras se clavaron en mi pecho

— ¡Di lo que quieras, pero entre tu y yo hay una gran diferencia! Y esa es que tu eres una simple secretaria de quinta y yo la señora de Héctor de la Barrera —. Alce una ceja triunfadora

— Eso va a cambiar, y cuando eso pase rogaras por que él regrese a ti... Pero estará tan enamorado de mi que solo te desechara como lo que eres, una basura —. Trague saliva imaginándome a Héctor a su lado

— ¡Eso nunca va a pasar! Y sabes ¿Por que? —. Deje mi bolso sobre su escritorio

— Por que yo soy la mujer que lleva un anillo de bodas en su mano —. Se lo mostré

— Por que soy la mujer que cada noche me hace suya y que solo conmigo se excita, que soy con que quiere pasar el resto de su vida y conmigo quiere tener hijos —.

— En cambio contigo, eres simplemente su secretaria y que jamas te desearía como a mi y que si llegara a suceder que él se acostara contigo sólo serias pasajera —. Alce la frente triunfadora

Mi vista se distrajo en la puerta al ver entrar a Héctor, con unos papeles en la mano, se acerco a mi sin mirar a Jennifer y me tomo de la mano.

— Ya nos podemos ir mi amor —. Contesto besando mi mejilla

No aparte la mirada de Jennifer, la cual se retorcía en su lugar de rabia.

— Que bueno mi amor —. Tome mi bolso y comencé a caminar a la puerta, me detuve frente a Jennifer y hable

— Que tengas un buen día querida —. Le sonreí mientras Héctor se acercaba a mi

— Gracias, igualmente —. Contestó fingiendo una sonrisa

— Hasta luego Jennifer —. Se despidió Héctor de ella

— Hasta luego Héctor —. Habló ella mirándolo a los ojos mientras le regalaba sonrisas coquetas

— ¿Nos vamos mi amor? —. Me extendió su mano

La tome gustosa sin dudar y le regale por última vez una mirada cargada de desprecio a Jennifer, la cual me respondió de la misma manera.

Salimos de su oficina y él me tomo de la cintura aferrándose a ella con posesividad.

— ¡Me las vas a pagar, maldita Jennifer, te juro que me voy a vengar de ti! —. Mis pensamientos se apoderaron de mis celos

MÍA, SÓLO MÍA (+18)Where stories live. Discover now