CAPITULO 10✓

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Abrí los ojos de golpe al recordar lo que me hizo ayer Héctor, quise darme la vuelta, pero su mano seguía aferrada a mi cuerpo.

La tome con cuidado y me fui despegando de su cuerpo poco a poco hasta salir de la cama por completo.

Camine despacio, me dolía mucho mi parte vaginal, entre al baño a pasos silenciosos y cerré con llave.

Me aleje de la puerta con miedo pensando en que Héctor se despertaría en cualquier momento al no sentirme cerca de él.

Mi cuerpo toco el lavabo y sin darme cuenta me gire observando mi cuerpo.

Mis lágrimas no tardaron en salir, mis pechos estaban llenos de chupetones que recorrían mi cuello hasta llegar a ellos.

Mis brazos tenían las marcas de los dedos de Héctor y moretones, en mi entrepierna había sangre seca y mi rostro lucia demacrado y triste.

Me di la vuelta, me dolía ver a mi cuerpo en este estado, entre a la ducha y con suavidad empecé a borrar la sangre de mi entrepierna.

La deslicé con sumo cuidado por mi cuerpo, talle mi cabello con delicadeza.

Deje de tallar mi cuerpo cuando sentí que ya estaba limpio de las sucias manos de Héctor.

Me envolví en una toalla y salí con cuidado del baño, observé a Héctor todavía dormido.

Entre casi corriendo al armario y cerré con llave, busque un pantalón negro y tape mis pechos solo con una sudadera blanca.

Busque con la mirada unos zapatos que no tuvieran tacón y encontré unos.

Los tome y agarre mi bolsa, salí del armario y con delicadeza pisaba el piso para no provocar ni un solo ruido.

Salí de la habitación y recupere el aire que me faltaba al sentir no presencia de Héctor.

Camine por el pasillo rápidamente y baje las escaleras encontrándome a Irina limpiando.

— ¡Buenos días señorita! —. Me sonrió como siempre

— Buenos días Irina —. Le devolví el saludo

Deje mis zapatos en el suelo y me los puse.

— ¿Quiere que le prepare el desayuno? —. Pregunto curiosa mirando todos mis movimientos

— No, gracias Irina —. Me acerque a la puerta y antes de salir volví a hablar

— Si Héctor pregunta por mi, solo digale que me vio salir muy temprano —. Y salí de la casa

Ramón estaba limpiando la limusina y evitaba mi mirada.

— Buenos días señorita ¿Quiere que la lleve a algún lugar? —. Dijo sin mirarme, lo observe con odio

— Mírame —. Ordene

Él dudo unos segundos pero después me observo directamente a los ojos.

— ¡Eres un maldito cobarde! ¿Por que si ayer te pregunte que si te mandaba Héctor a vigilarme me mentiste? —. Mordí mi lengua de la rabia que se estaba apoderando de mi

— Lo lamento mucho señorita, pero me dijo el señor que si usted se llegaba a enterar él me despediría... Y yo necesito mucho el empleo —. Bajo la mirada nuevamente, rodeé los ojos puesto que lo entendía

— Esta bien, esta bien —. Hable marchándome de mi casa

Camine por la acera de la banqueta a lo lejos ví pasar un taxi alce la mano para que me tomara en cuenta, él al percatarse se estaciono enfrente de mi.

— ¡Buenos días señorita! ¿A donde la llevo? —. Preguntó mientras me abría la puerta para entrar

— Buenos días, me lleva a este lugar —. Le di un papelito con la dirección de Nicolás.

El camino era silencioso y eso lo agradecía más que nada, me sentía confundida y triste.

Héctor me estaba confundiendo las cosas y sus celos no ayudaban mucho en la relación, pero más que eso me sentía herida por dentro y por fuera.

— Llegamos señorita —. Me informo él chofer

Baje del auto y le pague al taxista, me dejo frente a la casa de Nicolás.

— ¡Buenos días señorita Lucia! —. Me saludo el guardia de seguridad de los departamentos en los que vivía Nicolás

— Buenos días Pablito —. Lo salude

— ¿Viene a buscar al señor Nicolás? —. Pregunto mientras me abría la puerta

— Si —. Afirme entrando a los departamentos

— Gracias —. Dije cuando se hizo aún lado y entre por completo

Me subí al ascensor y marque el piso de Nicolás, salí y camine por un pasillo hasta llegar a su puerta, toque con desesperación el timbre hasta escuchar su voz.

— ¡Voy, voy! —. Me abrió la puerta

Me observo de arriba para abajo y fruncio el ceño confundido.

— ¡Ay primor te vez mal, deberías de maquillarte! ¿Y ahora por que andas tan tapada? —. Se acerco y me saludo

— ¿Me dejas pasar? —. Hable mientras respondía a su saludo

— ¡Ay si, que maleducado! Pasa, pasa —. Se hizo aún lado y entre

Su departamento era grande y espacioso con muchos maniquíes por que él era diseñador de ropa.

— ¿Que te pasa Lucia? —. Pregunto preocupado

Me di la vuelta y lo mire directamente a los ojos, mis lágrimas salieron a flote y observe que su rostro se desfiguró al verme así.

— ¿Pero que tienes Lucia? Me estas espantando —. Tomo mi mano y me llevo a su sillón, me senté y el copio mi acción

— ¡Héctor me violo! —. Mis lágrimas cesaron y pude articular palabra

— ¿Que? ¡No te creo, Héctor no es así! —. Parpadeó un par de veces

— ¿Me estas hablando en serio? —. Pregunto achicando los ojos

— ¡Claro que si Nicolás, tu sabes que eres al único que no le miento! —. Alce la voz molesta

— ¿Pero como paso? O ¿Por que? —. Movió las manos preocupado

— Es que ayer que te deje en la cafetería, fui al hospital de Andrés pero cuando iba a entrar me lo encontré a fuera y casi nos besábamos y él metiche de Ramón le dijo a Héctor y me peleé con él y paso lo que paso —. Se tapó la boca impresionado

— Mira —. Me baje el cierre de la sudadera y le mostré las marcas que tenía en mi cuerpo por culpa de Héctor, él se horrorizó las rozo con las puntas de sus dedos

— Héctor esta cambiando, siempre ha sido cariñoso, amoroso, tierno, dulce y nunca me hubiera violado. Pero ahora es celoso, violento, se golpea con todos los que me miran y sobre todo ahora es un violador —. Mire otro lugar de la habitación

— ¿Y que piensas hacer? ¿Te vas a descarar o te vas a hacer la dolida? —. Pregunto cruzando las piernas

Subí el cierre de mi sudadera y me acomode en el sofá.

— No lo se Nicolás, pero lo que me hizo ahorita es algo muy delicado, no es como solo celarme y ya, no ahora capaz y va a querer hacerlo siempre y eso no lo voy a permitir —. Hable con amargura

— ¡Lucia! —. Mis ojos se abrieron como platos al escuchar su voz, golpeaba la puerta desesperado

— ¡Abre la maldita puerta Nicolás! —. Grito

Mi pulso se acelero y mis manos empezaron a temblar de miedo.

— ¿Que hacemos primor? —Pregunto Nicolás levantándose del sofá espantado

Me tome fuertemente del cabello y me acerque a la puerta con temor, lo que ví me horrorizó...

MÍA, SÓLO MÍA (+18)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant