CAPITULO 11✓

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En sus ojos podía ver el mismísimo infierno quemar dentro de él.

— Abreme por favor Lucia — Dijo más calmado

Me arme de valor y abrí la puerta, él me observo de arriba hacía abajo y sus lágrimas empezaron a salir a flote.

Corrió a abrazarme mientras sollozaba en mi hombro, me quede perpleja y poco a poco correspondí su abrazo.

— Bueno yo los dejo solos, creo que tienen mucho de que hablar —. Tomo entre sus manos a chichi y salio de su apartamento

— ¡Perdoname mi amor no se que me paso! —. Hablo separándose de mi cuerpo, me observo directamente a los ojos

— No lo se Héctor, esta vez fuiste demasiado lejos —. Me di la vuelta y le di la espalda observando las cortinas de Nicolás

— Lo se, lo se mi amor por eso me arrepiento de lo que te hice ayer... Fui un canalla contigo —. Me tomo de los hombros y esa corriente eléctrica volvió a correr por mi cuerpo

— Sabes que los celos me transforman —. Me di la vuelta y no pude ocultar más mis lágrimas, salieron a flote, por primera vez él me veía llorar de corazón

Lo abrace y me aferre a su cuerpo como si fuera la única persona que me comprende.

Él correspondió inmediatamente mi abrazo y comenzó a acariciar mi cabello.

— Es la primera vez que siento que me abrazas con sinceridad —. Cerré los ojos y olí profundamente su loción

Era algo de él que me hacia enloquecer.

Me separe de su cuerpo y con sus pulgares limpio mis lágrimas, cerré los ojos al sentir sus caricias en mi rostro.

— No sabes cuanto te amo, enloquecería si me dejaras por otro hombre —. Abrí los ojos

— ¿Me perdonas? Se que no es fácil lo que yo te hice y que tal vez no merezco tu perdón... Pero por favor dame otra oportunidad, te prometo que ya no te haré daño —. Su mirada suplicaba por perdonarlo

Algo en mi no tenía rencor hacía él, mi corazón latía con fuerza por que sabia que me hablaba con la verdad.

— Te tendrás que ganar mi perdón —. En su mirada ví alivio y sonrió con alegría

— ¡Si, si mi amor! ¡Por ti haría lo que sea necesario para que logres perdonarme mi vida! —. Me abrazo y me levanto

Me aferre a su cuello y reí junto con él, me bajo y beso mi rostro y cuello.

— Ahora me tengo que ir a trabajar, pero si me acompañas podré cancelar todas mis citas y estar todo el día contigo —. Ronroneo

— Si mi amor tienes que estar todo el día conmigo —

— Bueno vámonos —. Me tomo de la mano y me saco del apartamento de Nicolás

Lo cerré y salí caminando con Héctor tomada de la mano, observe a Nicolás platicando con Ramón, reí al ver a Ramón rojo de la vergüenza por los coqueteos de Nicolás.

— ¿A donde los llevo señor de la Barrera? —. Pregunto alejándose de Nicolás

— A mi empresa por favor Ramón —. Él nos abrió la puerta

— Adiós primor —. Beso mis mejillas

— Adiós Nicolás —. Correspondí a su despedida

— Hasta luego Héctor —. Se despidió de Héctor

— Hasta luego Nicolás —. Contesto regalándole una sonrisa

Él se fue caminando moviendo sus caderas y Ramón ardió aún más de la vergüenza.

Entre a la limusina y después Héctor, Ramón rodeó el auto y entro al piloto, comenzó a conducir sin pronunciar palabra.

— Si quieres que estemos bien Héctor, tendrás que decirle a Ramón que deje de vigilarme —. Alce la voz para que me escuchara

Héctor se tomo del cabello frustrado y sonrió moviendo la cabeza repetidas veces diciendo que si.

— Ya escuchaste a la señora, Ramón —.

— Si, señor —. Lo miro por el espejo

No volvimos a hablar y eso me tranquilizó un poco.

(...)

Después de un rato llegamos a su empresa, era grande con unas enormes letras con su apellido.

Ramón bajo del auto y le abrió la puerta a Héctor, salio y me tomo de la mano.

— ¿Quiere que los espere señor? —. Pregunto cerrando la puerta

— Si, por favor —. Hablo Héctor

Se abrocho el botón de su saco y entro a su empresa agarrado de mi mano.

Todos sus empleados nos observaban cautelosos y otros hasta corrían huyendo de nosotros.

— Buenos días —. Lo saludaban y él contestaba cordialmente

Algunas de sus empleadas lo miraban con amor y hasta se derretían cuando él las saludaba, algo en mi se molesto al verlo saludarlas.

¿Estoy celosa? —. Arrugue la frente borrando esos pensamientos de mi cabeza

Subimos al elevador y él marco el último piso, sentía la mirada de Héctor puesta en mi y eso me ponía nerviosa.

Me moví inquieta tratando de relajarme, pero no lo lograba.

— ¿Por que me observas? —. Golpeé un par de veces su pecho

— Observo lo hermosa que eres, y que soy el hombre más afortunado al estar con una mujer como tu —. Me alago

Sentí como el calor de mis mejillas subió, sonreí mirando el piso, pero se borro inmediatamente mi sonrisa al recordar a Andrés.

— ¿Sucede algo mi amor? —. Pregunto acercándose a mi

— No —. Negué

Se acerco poco a poco a mi rostro y espere pacientemente a que él me besara.

Nuestros alientos se mezclaron, sus manos tomaron con fuerza mi cintura y mis manos rodearon su cuello.

Él veía con detenimiento mi boca, sus labios empezaron a rozar con los mios.

Pegaba su nariz a la mía, torturándome con el erotismo, me miro a los ojos y sonrió, después de eso estrello sus labios con los mios en un beso apasionado.

Sus labios se movían al compás de los mios, me besaba como sino hubiera un mañana y se aferraba a mi cuerpo con rudeza pero tratando de no lastimarme.

Nuestros cuerpos empezaron a rozar y podía sentir el calor apoderándose de mi cuerpo y el de él.

Me fue pegando poco a poco a la parte trasera del elevador, tomo mis piernas y me cargo yo lo rodeé por la cintura sin despegar mis labios de los suyos.

Me sentí distinta, podía sentir una alegría inmensa al besarlo que solo sentía con Andrés, sentí como su erección rozo mi vientre y gemí en su boca.

— Si, así mi amor... Me encanta que gimas por mi Lucia —. Separo su boca de la mía

Y observe sus labios un poco hinchados y rojos por las mordidas que le daba.

Su respiración era agitada al igual que la mía, se acerco abruptamente a mi cuello y empezó a dejar besos húmedos por todos lados.

Mis manos se aferraban a su cuello y con la otra la deslizaba por su cabello, escuchamos el ascensor abrirse...

MÍA, SÓLO MÍA (+18)Where stories live. Discover now