CAPITULO 14✓

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Sus manos acariciaron mi espalda y hombros, me di la vuelta poco a poco y ví a Héctor desnudo detrás de mi, se fue acercando poco a poco a mi boca con agilidad.

Su boca se estrello con la mía y me tomo del cuello con fuerza, mis manos rodearon su cuello y él fue bajando sus manos a mis glúteos.

Su beso era posesivo pero con una pizca de pasión, me cargo y rodeé mis piernas a sus caderas, me pego contra el mármol y rozo su erección en mi vientre bajo.

— ¡Ahh! —. Gemí al sentirla ahí

Su boca se despego y comenzó a dejar besos dulces en mi cuello.

— ¡Ahhh! —. Gemí desprevenida al sentir como me penetro con fuerza, se movía con agilidad y entraba con delicadeza

Sus embestias comenzaron a acelerarse y nuestras bocas se volvieron a unir callando nuestros gemidos.

Sus manos se resbalaron acariciando mi cuerpo, mientras se movía perfectamente.

Me despegue de su boca y ataque su cuello, deje pequeños chupetones en el.

Me bajo y me dio la vuelta, pegue mi frente al mármol y con mis manos me detuve.

Me volvió a penetrar, cerré los ojos sintiendo tanta excitación, sus dedos rozaron mi clítoris y comenzó a presionarlo y a darle cariño.

Mordí mis labios callando mis gemidos y abría los ojos con fuerza.

— No los calles Lucia, a mi me encanta verte gemir por mi —. Sus voz era ronca y excitada, una nalgada en mi dejo salir mis gemidos

— ¡Ahhh! —. Ardió

Pero me encantaba que Héctor fuera salvaje al hacer el amor, salio dentro de mi y con delicadeza me dio la vuelta observándome a los ojos.

Tenían pasión y control, observe su cuello y sonreí al darme cuenta de que mis chupetones estaban listos para que los viera Jennifer.

Me tomo de las manos y me pego a la pared, volvió a besarme con fuerza pero pude corresponderlo de inmediato.

Con la otra acarició mis pechos y pezones, voltee mi rostro dándole espacio para que besara mi cuello, volvió a cargarme y con fuerza me volvió a penetrar.

Cerré los ojos disfrutando de él, del momento, era un experto para moverse dentro de mi.

— Mirame —. Ordeno

Abrí los ojos y lo mire, sus ojos se clavaron en los míos por un momento sentí que él me controlaba.

— Eres mía, solo mía —. Sonreí con amor

— ¡Ahhh! —. Gemí al sentir un liquido caliente salir de mi, pego su cuerpo al mio y gimió con fuerza en mi oído

— ¡Ahh, te amo Lucia! —. Abrí los ojos como platos al escucharlo decir eso

— Yo también —. Me quede mirando un punto fijo

Se despego de mi y me sonrió, le devolví el gesto, comenzó a tallar mi cuerpo con delicadeza, pero trago saliva al ver los moretones de mis brazos.

— Esta bien —. Tome su mano tranquilizando

— ¡Perdóname mi amor, nunca más te haré daño! — Me abrazo

Correspondí a su abrazo, pasaron varios segundos así pero me fui despegando poco a poco.

Comencé a limpiar su abdomen cuadrado, del cuello hasta el vientre él hizo lo mismo con el mio.

Tome una toalla y rodeé mi cuerpo, él solo cubrió de su cadera para abajo, salimos y yo me dirigí de inmediato al vestido y él entro al armario.

Tome una ropa interior de encaje dorada y me la coloque, mi vista se perdió al ver salir a Héctor en bóxer, mordí mis labios con lujuria y sonreí al ver que perdió su mirada en mi cuerpo.

— ¿Te gusta lo que vez mi amor? —. Hable seductora mientras me daba la vuelta para que me observara bien

— A mi siempre me ha encantado lo que veo todos los días —. Sonreí

Él camino rápidamente hacía mi y me beso con dulzura, correspondí a su beso y rodeé su cuello mientras que él se aferraba a mi espalda, me despegue de él.

— ¿Que paso? —. Preguntó preocupado

— Ya es tarde Héctor —. Mire el reloj de la mesita de noche

— Ay ellos pueden esperar, tu no —. Sonreímos y volvimos a juntan nuestros labios

Golpeé su pecho varias veces al sentir como se aferraba a mi cuerpo.

— ¡Ya Héctor! —. Sonreímos

— Esta bien, pero me debes un beso —. Susurro despegándose de mi cuerpo

Moví repetidas veces la cabeza con una sonrisa en mi rostro y comenzamos a vestirnos.

(...)

Después de un largo rato estábamos listos los dos, Héctor me miro y sonrió con orgullo.

Sonreí mirando su traje negro y limpios zapatos del mismo color, mire mi reflejo en el espejo y sonreí con seguridad al verme también.

El vestido se había pegado a mi cuerpo y mi pierna derecha resaltaba al estar abierto el vestido.

Los chupetones y los moretones se tapaban perfectamente, el collar y los aretes combinaban a la perfección.

Los zapatos y la cartera quedaban a juego con el vestido, deje mi cabello suelto y pinte mis labios de color rojo pasión.

Héctor observaba cada unos de mis movimientos y eso provocaba que entorpeciera.

— ¿Nos vamos mi amor? —. Pregunte mirándolo

Él sonrió y asintió con la cabeza, me ofreció su brazo y salimos de la habitación.

Cuando llegamos a las escaleras nos despegamos y él me tendió su mano para poder bajar juntos.

Caminamos a la puerta, pero en el camino nos encontramos a Irina en la cocina, sonrió con alegría y se tapó la boca impresionada.

— ¡Se ve hermosa señorita, y usted también señor! —. Fue lo único que pudo decir

Sonreímos y salimos de la casa, Ramón estaba parado afuera de la limusina y se le abrieron los ojos como platos al verme vestida así.

— ¡Buenas noches! —. Saludo

— ¡Buenas noches! —. Respondí entrando al auto

— ¡Buenas noches, Ramón! ¿Nos llevas a casa de los Ferrer, por favor? —. Entro Héctor al auto

— ¡Claro que si señor! —. Cerro la puerta y dio la vuelta rodeando el auto

Entro y todo se quedo en silencio, baje la ventanilla y observe la calle disfrutando del aire en mi rostro, sentía que hoy iba a ser una noche tranquila.

MÍA, SÓLO MÍA (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora