Ángel de la muerte

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(El sueño de Abril)

Ellos dos caminaban tranquilamente, Cupido y Calisto platicaban con tranquilidad mientras regresaban a las oficinas de Cupido, en el centro de la ciudad, el camino sería largo, pues ellos se encontraban en medio del prado. Pudieron ser más rápidos volando, pero era un día precioso, caminar sería lo adecuado.

A penas se visualizaban los elevados edificios, los rayos del sol se comenzaban a perder por las sombras de las edificaciones, además de que todo el ruido de los ángeles impedía escuchar el canto de las aves, el cual se había dejado de distinguir varios metros atrás.

Un ángel guardián pasó al lado de ambos, miró por un segundo a Cupido y luego siguió su camino, al parecer se dirigía a algún punto en el prado, se rumoreaba que en esa zona existía un portal al mundo humano, pero esto solo los ángeles guardianes y los líderes lo sabían.

Cupido se detuvo, había notado una expresión extraña en el rostro de aquel ángel, y luego comprendió el por qué.

Un grupo grande de ángeles, todos ellos encargados de la seguridad en la ciudad, se aproximaban volando a toda velocidad mientras quien los dirigía gritaba fuertemente.

-¡Atrápenla! Nos ha mentido todo el tiempo ¡Encuentren a Cupido!

Calisto volteó a verla, con una expresión extraña, buscando respuestas por parte de su acompañante, pero ella simplemente se quedó estática y mostrando su miedo.

-¿Se puede saber qué hiciste?- preguntó él.

-Na... nada- respondió ella con nerviosismo y tartamudeando -¿Qué podría haber hecho?

-¡Ahí está!- se escuchó a un guardia gritar.

Cupido miró hacia ellos e instantáneamente se elevó del suelo, comenzando a escapar. Se dirigía a la ciudad, pensó que ahí habría más posibilidades de perderlos.

Los guardias la siguieron, cada vez acercándose más, Calisto los seguía de cerca pero a una distancia prudente.

El grupo de oficiales se dispersó para poder acorralarla, Calisto simplemente siguió detrás de ella, asegurándose de que nadie lo viera.

Cupido seguía escapando, ágilmente daba vuelta en cada esquina, esquivando cualquier obstáculo, ganando y perdiendo altura cada par de segundos. Sin duda la forma más eficaz de perder de vista a alguien, pero no a un grupo.

Soltó un fuerte grito cuando frente a ella vio a tres guardias, uno de ellos arrojándole una esfera de poder, la cual pudo esquivar al instante. Ella tomó más altura y luego giró a la derecha, los guardias seguían atacándola con sus esferas de poder. No era necesario que una de ellas la alcanzara para que Cupido supiera qué tipo de poder contenían.

Las esferas se perdían en el aire, Cupido seguía escapando, pero sus alas comenzaban a cansarse.

Bajó hasta casi tocar el suelo y en el último momento, siguió volando hacia delante. Entre murmullos de los habitantes, y los gritos de los guardias, Cupido pudo escuchar que le preguntaban -¿Qué has hecho?- mientras Calisto salía repentinamente de un callejón y le impidió el paso.

Ella tuvo que detenerse de golpe, no tuvo oportunidad de volver a escapar, pues apenas tomó vuelo y se elevó tres metros, una de las esferas golpeó su espalda, haciéndola caer.

Se estrelló contra el piso, unos pequeños raspones se dibujaron en sus brazos al momento de caer. Se sentó en el asfalto, tratando de recuperarse de la caída.

Su vestido blanco del listón rojo, comenzó a alargarse y volviéndose completamente negro con el listón gris. Sus risos dorados, comenzaron a tomar su color original, y el negro dominó en ellos. Los ojos también cambiaron del color claro a uno más oscuro. Y la verdad salió a la luz.

Abril, voz de inocentes [Crónicas de Abril #2]Where stories live. Discover now