Venganza

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(El sueño de Abril)

Aquella ángel, la que se hacía llamar Cupido, adorada y amada por todos, la que había alcanzado un nivel maravilloso en el amor, todo aquel que fue a buscar su ayuda encontró más de lo que deseaba. Ahora esa chica, se encontraba solitaria en la prisión.

Con una pulsera algo extraña en su muñeca, la cual le era imposible quitarse, varios guardias vigilándola constantemente y un vacío en su corazón.

Recordaba la mirada de Calisto, aquel ángel que había sido de sus mejores amigos, un ángel que aceptó la decisión de Cupido y decidió conocer a aquella ángel de la muerte, y su historia de amor fue verdaderamente única.

Cupido se lamentaba, pues no había logrado probar que no todos los ángeles que vestían de negro eran despreciables.

A pesar de todo, estaba feliz, pues había logrado hacer a los demás sonreír en vez de llorar, gozar en vez de sufrir, divertirse en lugar de lamentarse. Y todo a lo que había renunciado para lograr ser Cupido, había valido la pena, incluso en esos momentos, cuando todos sus esfuerzos parecían haber sido en vano.

***

(Abril, en los juegos)

Era imposible explicar la felicidad que Abril sentía cada vez que recordaba ese sueño, ni siquiera sabía el nombre de aquella hermosa ángel, pero aun así conocía casi toda su vida. Era algo extraño.

Sin importar el recuerdo de ese extraño sueño, Abril tenía un propósito en ese momento.

Estaba siguiendo el rastro de llamas que había dejado Ardebit.

Paso con paso, se sentía el aumento de la temperatura, la madera crujía y las flamas volaban alrededor de Abril quien sentía que debía correr, recuerdos de aquel incidente en su casa le venían a la mente, por primera vez pudo recordar detalladamente la imagen de su padrastro.

La sensación que sentía era más que solo miedo, temor o pánico, era una emoción que solo se podía percibir cuando realmente se corría peligro.

-Usa tus poderes- se escuchó una voz decirle en su cabeza.

Por un momento, Abril creyó que se estaba volviendo loca, pues solo había dos explicaciones para lo ocurrido, la primera era que comenzaba a escuchar voces, la segunda era que su mente trataba de hablar con ella. Ella no sabía qué era peor, escuchar voces o tener que discutir con ella misma.

-Tus poderes, Abril- la voz se escuchó más clara.

Abril cayó el suelo, el calor era demasiado, el cansancio la tenía débil, además de que ya había inalado demasiado humo. Frente a ella, se extendían más llamas, el fuego se propagaba. Si no escapaba pronto seguro moriría incendiada, pero no le importó, su objetivo era claro.

-¡Abril!- una última vez la voz insistió, ahora más claro y reconocible.

-¿Michael?- preguntó Abril, todavía en el suelo y cubriéndose la boca con su mano.

-Aquí estoy- respondió con un tono de alivio —Solo usa tus poderes

-¡No!- gritó Abril, comenzando a toser.

-Si te quedas ahí morirás, solo necesitas un don, aleja las llamas con un fuerte viento, utiliza tu magia, vuélvete una criatura de fuego y estarás a salvo

-¡No!

-Así como estás corres peligro

-No usaré mis poderes, Michael

Abril, voz de inocentes [Crónicas de Abril #2]Where stories live. Discover now