Erótico supercorp

Primera Vez

Muchos se han preguntado como fue mi primera vez con Lena y la verdad sobre esto, es que fue bastante normal y romántica. 

Fue cuidadosa, amorosa, considerada y tierna. Nuestra primera vez fue romántica y lenta. 

También fue la primera vez que estuve con una mujer. 

Recuerdo perfectamente que no podía tener sus manos quietas, me tomaba con una firme delicadeza y me daba estabilidad tanto física como emocional. 

Su mirada quedó grabada en lo más hondo de mi memoria. Nadie jamás en su vida me había visto de tal manera. 

Ojos brillantes, ojos oscuros, ella me vio como lo más único y perfecto en el mundo, su mirada no causaba la típica vergüenza de mi condición desnuda. 

Aunque en un principio me sentía cohibida por ello. 

Tal vez sea su mirada penetrante o la manera tan directa en la que analiza cada parte de mi cuerpo. Me recorre con lentitud y ve cada reacción, cada enrojecimiento o aceleración de respiración. 

Al final siempre sonríe y aunque siento esa ligera vergüenza también siento el vigor. 

Porque la vergüenza que me embarga no es igual a cualquiera, no es una vergüenza para sentirme mal, es diferente. Es algo más íntimo, es más parecido a los nervios Anticipados.

Sin embargo siempre había algo ahí, una tensión entre ambas. Desde un principio siempre hubo algo. 

Me gustaba su voz ligeramente más dura, me sobre excitaba cuando, en algún momento, ponía mis brazos sobre mi cabeza reteniendo  cualquier movimiento.

Su mirada perversa y contenida y la manera en la que más de una vez se sumía en sus pensamientos mientras me observaba, apretando los puños y removiendose con impaciencia. 

Lena siempre ha sido complaciente y demasiado cuidadosa. Con ella descubrí mi sexualidad sumisa y es muy difícil negarte ese placer, aún más difícil poder aceptarlo. 

Soy fuerte, poderosa, tengo una carga pesada, siempre mostrando fortaleza  y dominancia, manteniendo mi temperamento y prepotencia.

 Con ella pude soltar todo, con ella puedo ser yo, alguien a quien le gusta sentirse débil y protegida.

La mayoría piensa que soy igual de dominante en la cama como en mi vida pública. 

Pero son dos cosas diferentes, puedo ser dominante, terca y prepotente. Puedo mostrarme así al mundo, pero mi vida privada es todo lo contrario y creo que solo los más cercanos saben que soy pasiva en el sexo. 

Pero igual que lo anterior, solo Lena sabe lo sumisa que en realidad soy. 

Lo llamaremos... Cosas de pareja, ella conoce mis secretos y yo los de ella. 

Lena muestra elegancia sofisticada, su mirada regularmente es dura y desconfiada pero conmigo muestra ese ser adorable y tierno.

La consideran sádica y en realidad lo es pero no de la manera que todos piensan. Solo yo conozco su verdadera naturaleza sádica y dominante.

Somos tal para cual, de eso no me cabe duda. 

Y aquí es donde empieza esta historia. Como me sumergí en lo más oscuro y puro de mi vida sexual. 

Cómo lo dije antes… Siempre hubo algo más entre nosotras. Esa tensión, por mi parte buscando algo más rudo y por la de ella, esa manera tan peculiar que tiene por contenerse y no liberar su oscuridad Luthor, como me gusta llamarle. 

Todo comienza con primeras veces y esta emoción surgió cuando me ató por primera vez. 

Fue una noche de karaoke y alcohol, por aquel entonces aún era su novia y está situación es tan memorable por dos razones.