Confianza

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Hacer que Lena volviera a confiar en sí misma no fue fácil. Nuestros juegos, desde aquel día, habían cesado; pasaba largas horas encerrada en sus pensamientos y me observaba con anhelo y vergüenza.

Siendo honesta, su mirada lograba estrujarme el corazón, yo sabía que no era fácil para ella, nada de esto y nada de lo que pasó había sido fácil. Su mirada era frágil y tímida, parecía que se reprendía a sí misma.

Cada martes y viernes veía a su terapeuta, en sesiones que a veces duraban tres horas, si le era posible, asistía con ella más días de la semana. Se estaba esforzando.

Más de una vez se despertaba por las madrugadas y acariciaba mi cabello mientras con la voz rota agradecía que estuviera ahí. Otras veces solo se disculpaba repetidamente y otras más, solo me abrazaba y dibujaba patrones inconexos en mi espalda, eso parecía calmarla. En realidad, puedo decir, que tomó esa peculiar costumbre y de una manera completamente diferente me hace sentir conectada a ella. Es algo particularmente romántico y reconfortante, los patrones que dibuja en mi espalda a veces los entiendo como palabras, creo que escribe su nombre en mi piel y dibuja girasoles como si de un campo se tratara.

Me parece extraño que viva en mi departamento, no había nada de ella en él, más que su ropa y unas pocas fotografías. Prepara el desayuno cada mañana y tararea la misma canción irlandesa; por las tardes se sienta a leer cerca de la ventana y me platica su día cuando vuelve a casa. Le prestó atención a cada cosa y palabra que dice, dándome cuenta que se esfuerza por crear un vínculo de confianza; como si aun pensara que no confió en ella, me duele verla de esa manera.

Suele evitar los temas de sexo, sobre todo cuando hablo de algún juego, sin embargo, me escucha con una atención particularmente analítica y pensativa. Presta atención a cada detalle con respecto a mí, cada palabra, cada semblante, cada expresión. Al punto de saber si mi día ha sido una mierda con solo verme entrar por la puerta. Pregunta y espera mi respuesta, si no le respondo espera en silencio hasta que me sienta cómodo de hablar sobre ello. Algunas veces intento seducirla y de forma provocativa y sexual logro captar su atención.

Su voz se vuelve exigente, su respiración se torna pesada y su mirada se vuelve dura, logrando ponerme nerviosa de una buena manera; es algo que uso para coquetear con ella. Cuando eso sucede, logro ver su ser dominante y aquel fuego interno que la consume y con el que espero ser consumida. Sin embargo, no hace nada, se contiene y se controla de una manera que para mí sería imposible. Aprieta sus manos dejando que las venas se marquen, cuando abre sus palmas y estira los dedos me genera una sensación de deseo que me deja con la boca seca, jamás pensé que unas manos pudieran ser tan eróticas. Cierras sus ojos y puedo ver como se ondula su garganta al tragar la saliva seca de aquella boca que aparenta humedad brillante en sus labios rojos, si soy honesta conmigo misma, creo que inconscientemente busco provocarla. Busco hacer que me tome y me consuma en sus llamas. Pero ni siquiera me toca, solo me sonríe de tal manera que me hace pensar que es ella la que me provoca y la que juega conmigo, me sonríe con amor y diversión en su mirada, dejándome saber que le agradan mis actos. Algunas veces inclina la cabeza y con ojos bañados por el deseo me observa, me he dado cuenta lo mucho que le gusta ver mis piernas y lo mucho que le gusta tocar mis glúteos. Me he dado cuenta que hay momentos en los que su corazón parece un tropel de cabellos galopando, que su mirada pierde el enfoque y que su expresión se endurece como si estuviera pasando por un ataque de pánico o ansiedad. Después, tuerce el gesto, niega para sí misma y se sirve un vaso de whisky, el cual se toma de un trago como si el fuego líquido no quemara en su garganta.

Han pasado tres meses desde el incidente y aunque ha habido buenos cambios hay algunos que solo me dejan frustrada. Se mantiene distante, se mantiene al margen y me hace pensar que esta lucha encarnizada con ella misma es solo la punta del iceberg.

Erótico supercorp Where stories live. Discover now