Tensión.

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- ¿A donde crees que vas?.- Xiao Tian se interpuso en el camino de Zhan.

- Voy por Yibo.- Zhan tenía el rostro lleno de lágrimas.

- ¿Donde lo buscaras si no sabemos a dónde se lo llevó.

- ¡No lo se!.- Zhan gritó.- Pero aquí no me puedo quedar, no cuando se que esta corriendo peligro...- Zhan tiro de su pelo.- ¡Me voy a volver loco!...- Se colocó en cuclillas.- Yibo...- Lloró.

- ¿Que?...- Hua hablaba por el móvil.- ¿Cómo ocurrió esto?...- Se acercó a toda prisa hacia Zhan.- Tenemos que regresar al hospital...

- ¿Que ocurre?. - Tian consolaba a su hermano.

- Es...es Yibo...- Hua se encontraba inquieto.

- ¿Yibo?.- Zhan se levantó a toda prisa.- ¿Dónde está?

- Acabo de recibir la llamada de una persona.- Hua observaba su móvil.- No se quien es pero asegura que acaba de llevar a Yibo al hospital...

- ¿Le sucedió algo?.- Tian se agitó.

- No perdamos tiempo y vamos a ver que sucede.- Hua tiro de Zhan.- Vamos Zhan...

- Si...si...- Zhan limpió su rostro con rapidez.- Vamos.

Los tres habían salido a toda prisa en dirección al hospital, Hua había recibido el aviso de que Yibo se encontraba allí y que se encontraba inconsciente, no podía darle aquel detalle a Zhan quien ya estaba punto de un colapso nervioso por lo que había ocurrido, decidió que se enterara una vez que estuviera allí y lo viera con sus propios ojos.

Zhan mordía su labio con impaciencia y jugaba con sus manos mientras todo su cuerpo temblaba, finalmente entendía que aquella sensación extraña que lo había atacado más temprano en su tienda se trataba de un mal presagio, Zhan empezaba a rogar a los cielos que Wang Yibo se encontrara bien mientras corría a su encuentro.

- Aquí viene.

- ¡Joder!...- Uno de los hombre murmuró.- Se me ha puesto la piel de gallina.

- Cierra la boca, ya te diste cuenta que el jefe no es ningún chiste, mejor ve a avisarle a esa persona que ya llegó.

Los hombres que se encontraban apostados en los alrededores de aquella cabaña observaron un tanto atónitos como Pietro Polizzi regresaba a aquel lugar, caminaba con pasos calmados y una expresión serena, tanto en su ropa como en su rostro se podían divisar notables manchas de color carmesí mientras que en su mano izquierda sostenía aquel puñal el cual había usado antes y que ahora iba desprendiendo pequeñas gotas de sangre.

Los hombres en ese lugar se estremecieron ante aquella imagen, eran personas que estaban acostumbrados a la violencia y la crueldad pero ahora sentían que estaban viendo la escena de una película de terror, aquel joven Italiano de apariencia serena asemejaba a aquellos asesinos en serie de las películas, aquellos que mientras más calmados y simpáticos eran más crueles y terroríficos resultaban.

- Seño...- Uno de los hombres se acercó con cautela.

- Allá atrás quedó algo...- Entregó el puñal al hombre.- Basura que hay que tirar, así que dejaré que se encarguen de ella.- Dejó caer el rifle al suelo.- Estoy exhausto.

- Señor, hay alguien que quiere verlo.

- ¿Quien?

- Esa persona que usted llamó, ya llegó.

- Bien...- Palmeo la mejilla del hombre dejando una mancha de sangre en ella y sonrió.- Gracias por su trabajo, los recompensare debidamente.- Se alejó en dirección a la puerta.

Contigo. (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora