11. Beso

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Los hombres Son estaban en la oficina de el patriarca, una habitación prohibida para cualquier mujer en la casa, a excepción de Jihyo que limpiaba cuando se le autorizaba.

Ambos estaban sentados en sillones diferentes, mientras Jaebum se fumaba un cigarro, Jinyoung tomaba una copa de vino.

—Le escribí al señor Myoui, preparé todo para que hoy Mina venga, pasarás la tarde con ella —dijo el señor Son.

—Vaya, al fin lograste que quiera acercarse a mí —respondió Jinyoung.

—Debe de obedecer las órdenes de su padre, trata de ser cuidadoso, no queremos que rompan el compromiso.

—Por favor, es un secreto a voces que ese viejo está quebrado, podemos manipularlos a como se nos antoje —exclamó el más joven en un tono burlón.

—Aún no es momento, sé gentil y encantador —le ordenó a su hijo con seriedad.

—De acuerdo, eso no será difícil —exclamó con confianza.

Chaeyoung se sentía mejor ahora, la plática que había tenido con Namjoon le levantó los ánimos. Desde hacía tres semanas no veía a Mina, no sabía cuando volvería a encontrarla, ahora que su padre había vuelto sería más difícil.

Aún se encontraba confundida, no había considerado el confesarle sus sentimientos a la japonesa. Debía ser cautelosa y convivir un poco más con ella para analizar su comportamiento.

La rutina de Chaeyoung seguía siendo la misma, sin embargo, desde que conoció a Mina algo había cambiado. Podía sonreír de repente al recordar la risa de la japonesa, sus lunares, la manera en que sus ojos se volvían pequeños al sonreír.

Aunque no pudiera estar con ella, la vida de Chaeyoung no volvería a ser la misma después de haber conocido a Mina.

La menor estaba en la habitación de Dahyun, era día de sermón, así nombró a los días que sus padres asignaron para que la joven sirvienta le leyera la biblia. En realidad, las chicas ahora usaban ese tiempo para platicar, y últimamente Sana se les unía.

Ahora Dahyun se encontraba acostada en su cama, estaba enferma, un poco de resfriado había sido la consecuencia por el comienzo del invierno. Sana se estaba encargando de cuidarla, pero ahora las labores domésticas eran más, toda la mansión debía ser limpiada por Jihyo y la japonesa.

La mayor procuraba apresurarse a limpiar para poder acompañar a su novia y estar a su lado cuidándola.

—Realmente no es necesario que estés aquí, Chae —tosió Dahyun.

—Lo sé, pero me conmueve lo bien que te cuida Sana, no quiero que esté preocupada por dejarte sola.

La puerta se abrió, era la japonesa.

—Hola —saludó un poco agitada— ¿Cómo te sientes, Dubu?

—Mejor —respondió, Sana se acercó para tocar su frente.

—Aún estás hirviendo. Te prepararé una sopa, sólo dame unos minutos.

—Sabes que no es necesario, ya has hecho mucho por mí al cuidarme —dijo sonriendo.

—Y seguiré cuidándote, sólo necesito un par de minutos para descansar. Estoy exhausta, tuve que limpiar el segundo piso, por alguna razón Jihyo está más estricta con la limpieza hoy, parece que llegarán visitas.

—¿Visitas? Qué extraño, ¿No sabes algo, Chaeyoung? —preguntó la coreana mayor.

—No, mi padre no me dice nada, y mi madre aún no me habla. Seguramente serán socios o amigos de él —respondió pensativa.

The Reason Why [Michaeng]Where stories live. Discover now