Preludio |17|

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Drew tomó el camino para llegar al Club de Golf en Hampstead Hills. Subió por la Autopista A1 y se desvió hacia Highgate Village, como su padre le indicó. En la primera izquierda sobre Sheldon Avenue, Denewood road, encontró el parque estacionamiento. Allí lo esperaba David Benson, apostado en su coupé negra, hablando por teléfono; detuvo la motocicleta y se fundieron en un abrazo sincero.

—Es tan bueno tenerte aquí —dijo su padre, con una nota emocional, y no era que hiciera mucho que no se veían, puesto que habían pasado juntos año nuevo en Los Ángeles.

Él también debía estar sintiendo la presión de la situación porque, pese al divorcio y sus instancias iniciales, siempre siguió preocupado por el bienestar de su segunda ex esposa y de toda su familia. Se cambiaron en la Casa Club y cargaron sus bolsas de palos sin necesidad de caddy, rumbo al primer hoyo. Mientras David medía su distancia, Drew preguntó:

—¿Cómo va todo con el negocio?

—No me puedo quejar. Estamos por abrir tres nuevos locales especializados en té, y tenemos una propuesta para expandir el nombre a un restaurante.

—¡Wow! ¡Eso suena genial!

—Sí —dijo, un poco indiferente, en tanto ensayaba su swing y después golpeaba su bola. No le gusto el tono de su respuesta y tampoco le gusto su gesto cuando guardó su madera.

—No pareces muy entusiasmado con las novedades de expansión.

—Llega un momento en la vida en que te preguntas, ¿Para que todo esto?

Fue su turno frente a la bola, el primer hoyo siempre era el más difícil, así que se concentró para no quedar relegado tras su padre. Seguiría indagando en el camino al hoyo. No tuvo necesidad de preguntar, después de su golpe, mientras cada uno cargaba su bolsa, caminaron uno al lado del otro y David retomó el tema.

—Me imaginaba que en este momento de mi vida estaría pensando en recorrer el mundo en un lindo yate, descansando mientras seguía la ruta del sol, y que alguno de ustedes se haría cargo de mi legado como yo lo hice con el de mi padre —"Ups, aquí vamos de nuevo" se dijo internamente, equiparando las zancadas de su progenitor. Alguna vez el tema había salido en una cena familiar, pero nadie acusó recibo. Fue difícil ponerle color a la emoción en su voz. ¿Tristeza? ¿Desilusión? ¿Enojo? Definitivamente era azul, pero cuál, definía el camino de sus próximas palabras—. Estoy un poco cansado.

—Pero no estás solo.

—No. Tengo un gran staff de empleados y encargados, todos trabajan con ahínco y valor, y son bien recompensados, pero no es lo mismo. Estoy evaluando seriamente la venta de franquicias.

Era realmente inesperada esa conversación. ¿De verdad su padre vendería sus cafeterías, y su nombre, con todo el trabajo y los sacrificios que levantarlas había demandado, todo lo que había costado, sudor, sangre y lágrimas, literalmente hablando, dos matrimonios, cuatro hijos, y un escándalo digno de la telenovela de las cinco? No era ni por asomo lo que esperaba escuchar de él. Por otro lado, ¿Qué le podía decir?

—Lo siento, no quería cargarte con esto, pero justo hoy venía de una reunión y...

—No me molesta, papá. Por el contrario, me gusta estar al tanto de lo que sucede contigo, con mamá, con toda la familia.

—No me malinterpretes, estoy orgulloso del camino que cada uno de ustedes ha tomado, aunque no puedo negar que desearía que alguno hubiera heredado el interés por las cafeterías como lo hice yo. Después de todo, lo mío es de ustedes, y por ustedes es que luché tanto para hacer crecer este negocio.

—Lo siento —dijo con sinceridad, y David se dio vuelta para mirarlo—. No puedo ayudarte aunque quisiera. No es lo mío.

—Lo sé. Y no pretendo que abandones tu carrera en la Universidad y la investigación, estoy tan orgulloso de ti que no entro en mi pecho. Tampoco Dylan, que ha hecho su propio camino en su negocio, quien quizá más se parece a mí en su manera de trabajar, es imparable, no tiene techo. Y tampoco Damián, que es un artista, de quien me enorgullece ser su mecenas —Drew puso los ojos en blanco mientras acomodaba la bola para un approach a su primer hoyo; David lo vio de costado y se dispuso a defender a su primer varón—. Damián es dedicado con lo que ama, es sacrificado y determinado, incluso desprendido cuando de dinero se trata.

Make me crazy.  {Próximamente}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora