Preludio |11|

507 51 7
                                    

Dalia Michelle Jauregui Cabello estacionó su Audi Cabriolet Serie 6 en el espacio más cercano a la entrada sur de la escuela Saint Catherine, donde cursaba el último año de su bachillerato extendido, por obra y gracia de la intervención divina y de su tía Ally, quien acudió al llamado desesperado de su madre luego del escándalo mediático que la tuvo como epicentro casi dos años atrás, y la última expulsión que su currículo pedagógico resistió. No había escuela en el Reino Unido que aceptara a la única hija de la actriz Lauren Jauregui, ninguna, ni privada ni pública, de educación normal o para genios superdotados como ella. Tampoco resistieron los tutores privados ni las institutrices, por muy bien pagados que estuvieran. Pero contra cualquier pronóstico, y todas las apuestas en contra, si Dios lo permitía, en dos meses estaría recibiendo su diploma de Bachiller AAA allí.

Se miró en el espejo retrovisor, acomodó su cabello e inspeccionó su apariencia inmaculada, sin un gramo de maquillaje porque en el colegio no lo permitían. Buscó en el asiento trasero el libro que estaba leyendo y la cartera Birkin de Hermès en la que llevaba los implementos que necesitaba en clase. Salió levantando las solapas del abrigo reglamentario que completaba el uniforme, se sintió en el medio de un video de Britney Spears, y tarareó la melodía mientras cerraba de un portazo y accionaba la alarma con un gesto.

"Oh, Baby, baby..."

El tráfico de camino a Londres había demorado su llegada al colegio y eso le había restado tiempo a su parada programada en la capilla; a esa hora los pasillos ya estarían llenos de alumnas que se desplazaban a sus salones de clase. Se encontró con Jane en el camino.

—Pensé que no vendrías.

—¿Por qué faltaría a clase?

—Pues se me ocurrió pensar que quizás irías a buscar a tu hermano al aeropuerto. Drew llega hoy.

—Ya lo sé —dijo, poniendo los ojos en blanco. Jane estaba impaciente, se notaba que estaba a punto de saltar de su piel por novedades. Sonrió condescendiente; sacó su teléfono y verificó la hora. Drew ya tenía que haber aterrizado.

—¿Tu madre iba a ir a buscarlo?

—No creo. Tenía que llevar a los mellizos al colegio —La mirada de su mejor amiga era elocuente, como si estuviera insultando el regreso del hijo prodigo al no detener su vida para recibirlo. ¿Debían convocar a la Banda de Cuerpo de Armas para tocar "I vow to thee" en su honor, mientras pisaba suelo británico? Se encogió de hombros, restándole importancia—. De seguro irá Dan.

—No lo puedo creer.

—¿Tan ansiosa estás por verlo? —Los colores en su rostro valían más que mil palabras. La rodeó con un solo brazo y le dio un beso en la frente. Ese enamoramiento cumpliría dieciocho años muy pronto, si la memoria no le fallaba, que nunca era el caso—. Puedes venir conmigo a casa para saludarlo.

Make me crazy.  {Próximamente}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora