PROLOGO

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Mis pasos creaban un ligero crujir por culpa de los escombros bajo mis pies. Un pequeño destello rojo llamó mi atención. Me acuclillé a su lado y descubrí el pequeño desarmador rojo que papá tanto amaba. Construimos tantas cosas juntos con esta herramienta. Se encontraba intacto, y no me sorprendía. Había resistido tantos desastres que era prácticamente indestructible. Lo tomé entre mis manos y caminé hasta el gran pedazo de estructura justo en el centro del desastre que alguna vez fue mi casa. Me senté de forma perezosa para observar el panorama con calma.

Todo estaba echo pedazos. El complejo, el estacionamiento, las bodegas y todo el bosque a su alrededor. Por culpa de la desastrosa batalla de hace uno días. Las maquinas pasaban de un lado para otro recolectando pedazos de naves alienigenas. Suspiré recostándome en el lugar y retirando mis poderes por completo de mi cuerpo herido y amoratado. El dolor llegó a mi como una fuerte ventolera. Era tan intenso que mis ojos se cristalizaron de manera involuntaria. El sol traspasaba mis parpados cerrados y freía mis pupilas. Y nada de eso me importaba. Solo deseaba sentir algo, en este bucle de vacío que amenaza con consumirme por mas que luche en su contra...

Despues de tanto cosas, puede dedicarme a sentirme de manera miserable en calma entre los restos de mi fracturado hogar. Podría jurar que aun escuchaba mis risas y la voz de papá retumbando por aquí en un pasado no muy lejano. Si...tenía derecho de auto-compadecerme aunque sea por un momento. Dolor, aflicción y profundo cansancio era lo que mas me agobiaba.

-Nada como un buen bronceado en esta época del año, he?.-pronunció una voz masculina llegando a mi lado, tapando los rayos de sol en mi rostro luego de perder la cuenta de cuantas horas llevaba en la misma posición sobre el incomodo escombro.-Que es lo que haces New York?

-Sufro en silencio.

-Ya...-respondió inseguro.-Estamos a 34 grados. Vamos a que sufras en casa.

-Estoy en casa. Que no lo ves?.-dije sin abrir los ojos ni moverme un solo centimetro.-Estas parado sobre el comedor.

-Cierto...entonces no quieres trasladarte a un comedor con techo?

-Nop.

-Vale. Supongo que este es mas ecológico.-pronunció haciendo crujir los escombros, mientras se recostaba a mi lado.

-Que es lo que haces?.-pregunté, al notar que no tenía intenciones de retirarse. Se supone que iría con su hermana estos días. No se que hace aun aquí.

-Sufriendo contigo.

-No tienes que hacerlo.-dije abriendo mis ojos, importandome poco quedar ciega momentaneamente por los rayos del sol.

-Claro que si! Somos familia y estas lloran juntas, sufren juntas y ríen juntas. Asi que aquí estoy y no me voy a ir, hasta que mi New York se sienta lista para enfrentar al mundo otra vez.

-Y si nunca lo estoy?.-cuestioné sobre mi mayor miedo.-Si nunca puedo levantarme de nuevo?. Incluso aunque lo intente y no hago mas que caer una y otra vez?

-Lo harás. Yo estaré ahí para levantarte cuantas veces sea necesario. No importa que tan difícil sea. Te lo prometo Ell. Ya haz sacrificado lo suficiente, déjanos ayudarte a rehacerte nuevamente.

-Gracias Sam...por tomarte la molestia de ver mucho mas allá de lo que todos dan por echo.-respondí sincera, tomando su mano que no tardó en apretar de regreso de forma cálida y reconfortante. Esto era una soledad tan extraña y aun no lograba desifrar que es lo que debía sentir al respecto.

-Que hacen sobre los escombros?.-cuestionó otra voz masculina al llegar junto a nosotros dos.

-Estamos sufriendo.-respondió Sam de forma sencilla.-Sufre con nosotros o vete.

THE LOST LEGACYWhere stories live. Discover now