ESTAS JUGANDO CONMIGO?

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Presión, asfixia. No podía respirar. Eso fue lo que despertó a Bucky Barnes a media noche. Todo a su alrededor brillaba en un intenso violeta. Esa bruma similar a una nebulosa, era lo que le impedía que el aire ingresara a sus pulmones. Volteó a su izquierda encontrándose con su prometida quejándose entre sueños. Su ceño fruncido a gran escala y lagrimas resbalaban por sus mejillas mientras repetía las mismas tres palabras de siempre. "No." "Papá." "Lo siento" Tocó con suavidad su hombro acercándola a él, hasta abrazarla por completo.

-Tranquila...tranquila.-susurró en su oído de forma delicada, para despues empezar a tararear de forma torpe la cancioncilla que su madre solía cantar para él de pequeño. Ella despertó con sus ojos iluminados amatista y su respiración acelerada. Ella se dio la vuelta abrazándolo por enfrente para esconder su rostro en su pecho y sollozar levemente. Bucky estaba acostumbrado a esta rutina, pero tambien preocupado. Pasaba con mas frecuencia de lo que le gustaría. Odiaba verla sufrir. Y mas odiaba no poder hacer nada por ella. No podía eliminar las imágenes de su mente de aquella desastrosa batalla y como el cuerpo de su padre perdía la vida al finalizarla. Solo podía sostenerla y amarla con la mayor intensidad posible, esperando que ella lograra sanar sin importar cuanto tiempo le llevara. Siempre estaría a su lado.

Después de la partida de Sam a Luisana hace cinco meses, Ellbereth se encerró, aislándose la mayor parte de tiempo de casi todos a excepción de Alice, Sam, Shuri y conmigo mismo. Responde los mensajes de la mayoría con grabaciones de sonido que Viernes creaba imitando a la perfección su voz. Sonaban tan reales que dudaba que la gente notará que le respondía una computadora. Y no podía juzgarla, cuando él mismo se sentía de la misma forma. Sus propias pesadillas lo agotaban; así que siguiendo su ejemplo, solo mantenía contacto con su futura esposa, su psicóloga y un hombre de avanzada edad llamado Yori.

En cuanto a su relación, era lo único que iba bien en sus vidas. Ambos se amaban arduamente, sintiéndose a salvo y en paz, solo el uno con el otro. No les gustaba estar mucho tiempo separados, necesitaban saber dónde estaban el otro cada tanto o comenzaban a sentir ansiedad y un fuerte temor que les asfixiaba haciéndoles pensar que algo malo sucedió. Era un terrible estrés post-traumático del cual ambos padecían a gran escala y no encontraban la forma de salir de eso.

Un par de horas despues; fue el quien se despertó sobresaltado con gotas de sudor corriendo por su frente, ante tan horrible sueño. Ellbereth profundamente dormida a su lado. Acomodó sus cabellos y besó su frente luego de arroparla. Buck se levantó notando que eran mas allá de las seis de la mañana. Tenía cita obligatoria con la psicóloga. Tomó la oscura bata y se la colocó para andar mas cómodo por la enorme mansión llena de empelados, que hacían menos ruido que un gato montes. Se dio una merecido baño y salió rumbo a su tortura semanal, a la cual no le veía el fin.

 Se dio una merecido baño y salió rumbo a su tortura semanal,  a la cual no le veía el fin

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Ocho de la mañana. Es tardísimo! No puedo creerlo. Me levanté con lentitud estirando mis entumecidos músculos. Noté que en la almhoada a mi derecha se encontraba un pequeño papelito blanco con la leyenda "Infiernologia; te veo al rato. B"

THE LOST LEGACYWhere stories live. Discover now