CAPÍTULO X

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Alfa, obedece a tu Omega…


Gulf y Mew llegaron juntos en el edificio administrativo. Nadie había notado que el omega llegó a su trabajo con el CEO en su lujoso auto, parecía que simplemente se encontraron en la entrada, por el porte tan serio de los dos nadie imaginaria que son dos empalagosos que habían despertado en la misma cama y antes de levantarse habían tenido nuevamente una sesión de besos en la cama, en la cocina, en la puerta de su hogar y hasta hace minutos dentro del auto, tal vez tanto beso sea la razón de que esos lindos labios ya no eran rosaditos como siempre, sino totalmente rojos y un tanto maltratados.

Abordaron el ascensor y el alfa indicó el último piso, pero; antes de que la puerta del elevador se cierre un grito acelerado pidió desesperado mantener la puerta abierta.

Gulf fue quien ayudó y Mew gruñó y bufo molesto. Pues este mimoso alfa quería darle un último beso a su novio, cree que el haberle devorado la boca casi toda la mañana no era suficiente.

No es como si estuvieran ocultando su relación, tarde o temprano la gente los descubrirían, pero cuando la hora de trabajo empezaba los dos dejaban de ser pareja para trabajar seriamente juntos y era imposible pensar que tenían algo íntimo. Y por otro lado, Gulf disfrutaba jugar con la cordura de Liz y otros omegas que tenían el mismo interés en su alfa.

—¡Gracias! — un alfa joven de piel canela y ojos negros decorados con tupidas pestañas abordó el ascensor junto con la pareja. Suspiro profundamente pasando los dedos por su alborotado y aún húmedo cabello tratando de arreglarlo. — enserio gracias estoy a minutos de llegar tar…de…

El alfa quedó mudo al ver al omega.

Gulf estaba acostumbrado a esa clase de reacción asique simplemente le regalo una pequeña sonrisa antes de regresar de nuevo la mirada a cualquier otro lado. Pero para Mew no era algo que se pueda ignorar, y menos cuando las aletas de la nariz del alfa joven se movían tratando de aspirar el suave aroma de su omega. Su Alfa empezaba a reprocharle por no haberlo marcado con su aroma antes de salir de su casa.

El joven indico el piso seis y volvió su atención en el omega, estaba profundamente pasmado por su aroma y belleza, tanto que ignoro completamente la presencia del mayor —¿trabajas también aquí? ¿por qué nunca te he visto? — empezó a hablar queriendo entablar una conversación amistosa.

—Am… si, soy secretario del CEO Suppasit— respondió señalando al mayor.

El alfa joven levantó la mirada con sorpresa a su jefe descubriendo recién en presencia de quien estaba—B-Buenos días — saludo un poco acobardado cuando lo vio detrás del omega, con la siniestra mirada sobre él. No recibió respuesta a su saludo.

Pronto la atención del alfa cayó de nuevo en el omega—Me llamo Newt— balanceándose un poco más sobre el menor, se presentó. No quería perder la oportunidad de obtener alguna información de una criatura tan rara y hermosa, no quería dejarlo ir fácilmente.

Maldito bastardo, hasta el nombre es parecido’ Maldijo el lobo de Mew.

‘¡Ni siquiera son semejantes!’ respondió Mew a su lobo, cada vez más irritado.

El alfa joven sonrió coquetamente mostrando sus agraciados hoyuelos atrapando la atención de los curiosos orbes del omega, que aunque no mostraba simpatía había mirado los encantos de otro y al mayor aquello simplemente le molestaba.

‘¡Y tiene hoyuelos! ¡Nosotros no tenemos hoyuelos! ¡y nuestro omega está mirando sus hoyuelos!

Hoyo es lo que le dejaré en la cara si se acerca más a mi pequeño’ juro mentalmente, y su alfa no podía estar más de acuerdo.

—¿Y tu como te llamas, lindo? —.

Gulf levantó una ceja sorprendido por la osadía y la falta de seriedad de éste alfa. Y la paciencia de Mew estaban llegando a cero.

Al no recibir respuesta siguió intentando antes de que llegue a su piso—escucha, solo quiero invitarte a salir— ronroneo seductor cerniéndose sobre el menor. Gulf dio un paso atrás cuando sintió que invadían su espacio personal  —no se…  podríamos ir a otro lugar después— propuso con descaro y cuando Newt levantó la mano para acariciar el rostro del omega, Gulf no lo vio venir.

Solo escucho un furioso y terrorífico rugido a sus espaldas, un movimiento rápido y sorprendente fuerza, Newt ya estaba estampado contra la pared del ascensor siendo sostenido del cuello con una sola mano de su alfa y la cintura del menor siendo rodeado posesivamente por la otra.

—¿Cómo una basura como tu puede aspirar tan alto hasta llegar al punto de querer tocar a Mí omega? —Cuestionó el mayor, sus ojos estaban rojos y la vena oscurecida en su cuello solo demostraba lo furioso que estaba.

Mientras que Gulf solo vio el terror y la desesperación en los ojos del alfa joven quien empezó a patalear queriendo volver a pisar suelo y tratar de respirar, Mew ni siquiera estaba considerando dejarlo convida.

La mano que ahorcaba al alfa sacó unas enormes y siniestras garras y éstas se hundieron bajo la piel, la sangre empezó a deslizarse por el cuello manchando la camisa. Mew sonrió siniestramente disfrutando el pánico del alfa más joven, el olor a sangre anunciando la muerte que él daría satisfacía enormemente a su alfa. Debía deshacerse de todo contrario que mira con lujuria a su pequeño dueño, es lo que su lado salvaje le exigía.

—Por… favor —logró articular agonizante.

—¿Crees que te dejaré vivo después de que te imaginaste a mi omega desnudo en tu cama? —La voz de Mew ya no era suave, Gulf estaba viendo a un desconocido; un alfa violento que disfrutaba masacrar la carne de su semejante, el brillo de satisfacción en Mew cuando el alfa empezó a convulsionar le confirmaba al menor lo siniestro y peligroso que puede llegar a ser su destinado.

Su cintura aún estaba posesivamente aprisionado y estaba presenciando todo a centímetros, podía oler la sangre que se deslizaba entre las garras de su alfa, podía escuchar como gorgoteaba entre la sangre buscando articular aire.

Volteo a mirar a la criatura salvaje fuera de sí, y ese no era su manso lobo que actuaba como un cachorro entre sus brazos. No quería ver a su alfa asesinar a alguien, para Gulf la vida era demasiado valiosa como para que una mano terrenal se apropie de ella.

—Alfa mírame —pidió suavemente ahuecando el rostro del mayor; pero la salvaje mirada no se apartaba de Newt. Sabía que era peligroso, Mew estaba dominado por su lado salvaje, era muy peligroso para un omega tratar de calmar a su enfurecido y celoso Alfa; más cuando lo está reclamando sangrientamente frente a un oponente, podría terminar mal herido y hasta muerto si el alfa percibe en el omega que intenta salvar la vida del otro alfa.

Como no estaba consiguiendo nada empezó a liberar feromonas tranquilizadoras —alfa mira a tu omega— ordenó con la voz más calmada posible manteniendo la firmeza en ella. No tenía miedo, confiaba en su instinto y en su alfa.

Mew lo miró por un segundo, sacudió la cabeza y volvió a mirar al hombre que convulsionaba —Mírame a mí, a tu omega— volvió a exigir y el alfa lo miró de nuevo aflojando en agarre del cuello ajeno, Newt tomó una gran bocanada de aire Y Mew volvió a ahorcarlo con la misma fuerza apartando la mirada de nuevo del menor.

—Alfa, obedece a tu omega y mírame ahora— volvió a exigir levantando la voz, forzándolo a bajar la cabeza.

Pero Mew obedeció al instante. La puerta ya estaba abierta en el piso seis pero nadie estaba en los pasillos para presenciar aquel sangriento y terrorífico espectáculo. — abrázame — pidió viendo como el alfa respiraba de sus feromonas.

Mew soltó al alfa joven obedeciendo a su omega, el delicado cuerpo fue rodeado posesivamente.

Newt se derrumbó en el piso totalmente despavorido, jamás pensó que el CEO podría ser tan terrorífico.

Gulf giro con su enorme alfa abarcándolo completamente consiguiendo así que Mew ya no vea al alfa joven que aun estaba en el piso con la boca abierta respirando dolorosamente. Hizo un rápido gesto con la mano para que salga del elevador y Newt obedeció rápidamente mezquinado su vida, se arrastró afuera y la puerta se volvió a cerrar con la pareja aún abrazada.

Gulf empezó a ronronear con los ojos clavado en la abollada pared de metal donde Mew estampó el cuerpo del alfa joven.

Eres mío —demandó la gruesa y salvaje voz del alfa empezando a marcarlo con su aroma, pero Mew aún olía fuertemente a furia, su cuerpo temblaba completamente y Gulf entendió que estaba haciendo mucho esfuerzo para no lastimarlo. Aún estaba en peligro.

No sabía que hacer, las feromonas no lo calmaban como quería, ni sus ronroneos, las manos de Mew empezaban a doler y Gulf era un omega muy inexperto. —soy tuyo— cerró los ojos con fuerza y se mordió los labios callando un gemido doloroso cuando los dedos se hundieron en sus costillas —tu omega—jadeo.

Dejo que su lobo omega le indique qué hacer, cada vez la fuerza del alfa empezaba a doler más, Mew no podía controlarse. Sabe que está luchando porque tiembla, pero el aroma de la sangre del otro alfa estaba por todos lados en esa caja metálica.

Se desprendió la camisa dejando al descubierto su hombro, Gulf temblaba, no sabía muy bien que hacía, la mirada salvaje del mayor en su cuello le ponía nervioso pero optó por confiar en su lado animal.

—Bebe de tu omega, alfa— ordenó tembloroso, hundió sus delicados dedos entre los mechones y guio la cabeza del mayor al cuello.

Mew gruñó posesivamente apretándolo más a él, la línea del suelo se habían emborronado bajo sus pies, Mew lo mantenía entre sus brazos como si pesará nada.

Los labios del mayor recorrieron todo su cuello y parte de hombro, los letales colmillos rasparon la tierna piel dejando dos rayas muy rojas justo en el lugar donde debería estar su marca. Gulf gimió tembloroso cerrando los humedecidos ojos y Mew gruño de nuevo, con la mirada de un brillo inhumano.

Los dedos parecían que perforarían su piel al momento que el alfa mordió gentilmente la suave piel del hombro. No era una herida grande, era una leve mordida, lo suficiente para conseguir un poco de esa preciosa sangre. Gulf estaba orgulloso de su alfa, de su increíble fuerza, porque sabe que ese cachorro que calmaba su furia bebiendo de su sangre había ganado una difícil batalla consigo mismo para no terminar marcándolo.

Pronto sintió como Mew se encorvo permitiendo que los pies del omega vuelvan al piso, aflojó el agarre y Gulf suspiró profundamente, si el mayor no lo estuviera sosteniendo hubiera caído al piso, había perdido toda su fuerza en ese momento.

—Perdóname omega— susurro bajo el alfa, lamiendo la herida que le hizo a destinado, estaba muy arrepentido, la culpa era pesada ahora que estaba razonando de nuevo, su dulce criatura no  debía ver ese lado que él aborrece.

—Lo hiciste bien alfa. Estoy muy orgulloso —respondió con una sonrisa cansada.

Mew asintió en silencio volviendo a cerrar cada botón de la camisa una vez que curó la herida. Sentía mucha culpa y miedo. Pudo lastimar a su omega, estaba consiente de eso. Gulf supo como reaccionar, pero no puede dejar de pensar que pudo hacer algo imperdonable.

—¿Estas bien? Quédate a descansar en mi oficina bebé— se ofreció preocupado por el bienestar de su omega. Se sentía cada vez peor, más cuando la sangre de su omega empezó a hacer efecto en su cuerpo llenándolo de vitalidad y una rara energía que no tenía semejanza a la que le daba la luna, cada vez incrementando su fuerza y sus sentidos, lo podía sentir corriendo en las venas.

Gulf negó sin dejar de sonreír, recuperando rápidamente la energía que Mew le había quitado, se separó del alfa al tiempo que el ascensor se habría. El alfa cada vez más confundido, ningún omega que haya dado tanto de su sangre y energía puede recuperarse así de rápido.

—Tenemos mucho trabajo CEO — anunció arreglándose la ropa. Luego vio la preocupación aún impregnado en el alfa— Estoy muy bien mi querido novio, listo para ir a molestar a mi compañera…  no te preocupes por ese alfa, ni siquiera podrá hablar con el pavor que le creaste— dijo tranquilamente, sabía que a Mew le importa a tres carajos aquel alfa, solo quería disimular que noto el miedo del alfa hacia su persona. — Vamos!— animo al mayor entrando al piso donde la mayoría de los empleados ya estaba.

Mew se sentía cada vez más diferente, según lo que le ha hablado su madre y su estudio en la licantropía, beber de la sangre de tu omega es igual al recibir la energía de la luna cuando ésta está azul, pero él sentía cada sentido más agudo, cada palpitar de los corazones de sus empleados, hasta el lápiz que ha caído al suelo y su grafito haciéndose añicos, ningún libro ha especificado aquellas atribuciones, y Mew se encuentra confundido.

Liz correteo junto al mayor exponiendo más su escote —Buenos días Mew — saludo sonando tan coqueta como siempre, empujó con el hombro a Gulf para quedar al lado del hombre.

Mew no saludo, ni siquiera le molesto que la omega haya ignorado el trato profesional que tanto exigía para no haber malentendidos, arrugó la nariz cuando la omega libero ligeramente feromonas a su alrededor y apresuró el paso para encerrarse en su oficina, sentía que estaba perdiendo el control de su cuerpo y su lobo saldría en cualquier momento.

Liz se alegro de que el alfa no lo corrigió ni mostró molestia y lo siguió a su oficina aprovechando la generosa oportunidad; pero Mew no quería que nadie lo moleste, sentía cada poro de su cuerpo liberando energía, como si haya consumido una gran cantidad de energizantes.

—Quiero estar solo, no dejes que nadie me moleste y pospone la reunión de hoy, no es urgente— es todo lo que dijo antes de cerrar la puerta detrás de él.



—Buen día Liz— canturreo feliz el omega Gulf —¿que tal tu fin de semana? ¿Te haz ido de paseo en el jet privado que contaste que tienes? —preguntó sonriente.

Liz la miró con odio y lo empujó al pasar a su lado haciendo que se caiga sobre la silla.  La mujer realmente esperaba ya no verlo; pero otra vez estaba presente con su mirada astuta y su sonrisa burlona.

Liz se quedó congelada, se volvió hacia Gulf de nuevo con la sorpresa e incredulidad en su rostro y olisqueo al omega.

—¡¿Porqué hueles a mí futuro alfa?! —reclamó un tanto neurótica.

—¿Hm? ¿Huelo al jefe? — preguntó asombrado olisqueándose también como si recién se haya dado cuenta cuando claramente Mew lo había marcado con su olor. — Espera! Has dicho tu… futuro alfa?! —la sonrisa plantada en su rostro solo hacia que Liz se irritara más.

—No te hagas el desentendido maldito omega entrometido! —Atacó la joven cerniéndose sobre el omega quien se hundía más en su silla a medida que la chica se acercaba amenazante— explícame porque mierda llegaron juntos y porque hueles a Mew. Te ordene que no le coquetearas ¿no es así? ¿Acaso has estado seduciendo a mi Mew? Porque si es así te juro maldito omega maricon muerto de hambre que me encargaré de que lamentes haberte entrometido en mis planes.

La diversión en Gulf era palpable, y solo lograba que Liz más lo odie. No genera ningún efecto en él sus amenazas o los comentarios con intención de hacerlo sentir menos. A cualquier omega que le llamaba gordo o feo éstos automáticamente se sentían mal consigo mismo pero Gulf parecía estar jugando un juego que le encantaba.

—Te juro que no coqueteo con el CEO amiga.

—¡No soy tu amiga! — Gruñó la omega.

—Ay perdón — la voz burlona y esa sonrisa maldita estaba desquiciando a Liz. — Y puedo explicar porque huelo al CEO— siguió hablando y la mujer no entendía por su tonito al hablar si estaba hablando en serio o seguía jugando—veras, entramos juntos en el elevador y habrás notado lo molesto que llegó… pues el olor ¡puf! invadió el pequeño espacio, huele bastante bien por cierto— Liz gruñó —ay ya perdón, y bueno es todo, sin querer se me impregnó su olor— se olisqueo de nuevo —¿rico no? — preguntó y la omega solo quería estrangularlo.

—Se ven tan calientes los dos— los interrumpió Kevin viendo como la omega aún seguía aplicándole un perfecto kabedon al menor.

Liz se enderezó rápidamente mirando con desprecio al omega, eligiendo creer aquella ridícula explicación.

—Ay si! Yo sería el activo— dijo Gulf disfrutando ver a Liz a punto de explotar— chiquito pero peligroso, ¡grrr! — le guiño un ojo.

—¡Que asco! ¡Soy una omega de la alta sociedad! No me rebajaría a ser ni siquiera amiga de este paria.

Gulf fingió sentir su corazón quebrarse y la omega camino lejos de lugar para calmar su rabia contra el omega igualado.

Kevin fue correteando tras ella y todos escuchaban como la omega lo trataba como una basura en su camino.



—Mamá ¿puedes contarme que pasó cuando dejaste que papá bebiera de tu sangre?

—Lo normal cariño, él se calmó y volvió a ser el mismo alfa calmado de siempre. ¿Porqué? ¿Paso algo más cuando bebiste de la sangre de Gulf?

—Es raro… me siento raro mamá, es como si estuviera convertido en mi lobo solo que sigo siendo humano, siento mucho poder, mas de lo que normalmente es cuando dejo salir a mi alfa.

Emilie guardo silencio, aún no podía salir de su asombro, su hijo nunca pudo controlar sus ataques de rabia, y cuando Mew le contó lo que pasó en el ascensor simple te quedó estupefacta, y ahora, con lo que estaba escuchando no tenía palabras lógicas, un alfa salvaje y rabioso fuera de sí solamente podía calmarse de esa manera, pero nada de lo que le contaba  su hijo era algo que sucede después de que un alfa bebe de la sangre de un omega hijo de la Diosa Luna. Cada vez la curiosidad por el omega era mayor, debía ver lo que era Gulf con sus propios ojos.

—¿Mamá?

—Sigo aquí cachorro. Es algo fuera de lo común, no es posible sentir todo lo que tu lobo siente cuando no estás convertido, no se como ayudarte hijo, es algo nuevo también para mi.

Después de que termino la conversación con su madre le dio curiosidad que pasa si deja salir a su lobo, se preguntó si sus instintos y su fuerza se habrán multiplicado de igual manera. 

No se preocupo por Liz había dejado en claro que no quería que la molestara y Gulf podía entrar cuantas veces quiera, si dependía del alfa lo mantendría pegado a él todo el día. Asique sin mas, a mitad de su oficina se despojo de su atuendo y dejó que su alfa salga al exterior.



—¡Yo iré primero a almorzar! No creas que he olvidado que la última vez casi me dejas sin mi hora de almuerzo— Liz agarro su cartera y sin esperar respuesta alguna salió del edificio, Gulf sabía que la mujer saldría por casi dos horas usando su propio horario de almuerzo dejándole apenas diez minutos.

—Exagerada— murmuró alargando los labios. Él no había preparado ningún almuerzo y sabe que terminará corriendo a la calle a buscar algo que picotear. Liz cada vez le hacia el trabajo más insoportable con tal de conseguir que sea despedido. Tampoco tendría más tiempo para escabullirse he irse a visitar a María asique se resignó a que no iría a su barrio ese día y se dejó caer sobre su silla con un suspiro.

—¡Hey! ¿Que tal Gulf? — el habitual saludo enérgico de Anchi captó su atención y sonrió amablemente, una beta marcada que trae todos los días el almuerzo de Mew del mismo restaurante en la que anteriormente iba.

—Bien! ¿Que traes hoy?

—Pollo con anacardos— respondió moviendo ambas cejas al tiempo que sacaba de su mochila termina la vianda.

—Ñomi— murmuró bajito tomando la comida para el CEO, nunca se ha quejado con su alfa con algunas injusticias. Ha sido llamado muchas veces la atención por culpa de Liz pero no quería que porque su alfa es el CEO de la empresa sea tratado diferente. Por lo menos el almuerzo lo pasaba tranquilamente con su alfa, cuando podía.

—¿Tienes hambre Gulf?

—Hmm no mucha, comeré en una hora— respondió regalando una sonrisita —con suerte— susurró.

Anchi lo miró con pena, era el único secretario de entre todos que conoció quien era amable con ella. — me gustaría invitarte algo más…  hm pero… — sacó del bolsillo unos caramelos —estos te servirán para llegar a tu hora— Le tendió los caramelos algo apenada por no poder darle algo más.

Gulf sonrió agarrando los caramelos —¡Gracias Anchi! —  Dijo enormemente feliz.

—No hay de qué, nos vemos mañana! —se despidió llevando mas comida en la mochila para entregar a otros colaboradores dentro del lugar y gritando los pedidos —¡¿quién rayos pidió café espresso al medio día?! Gaeeel te traje un pucherazo…

Gulf río viendo como Anchi iba entregando los pedidos, se metió un caramelo en la boca y llevó la comida en la oficina del CEO.

Toco la puerta con su habitual golpecito en la que Mew ya reconoce, entonces el omega sin esperar respuesta se adentró al lugar.

Jadeo con sorpresa y en lo primero que pensó es que ninguna de esos omegas que están afuera nunca deberían siquiera ver lo hermoso que es su Alfa ¡Nunca! ¡Jamás! Y en un ataque de posesividad cerró la puerta con seguro.

Mew había vuelto a su forma humana solo minutos antes de que el omega entrara a su oficina y estaba abrochándose el pantalón cuando escucho a su omega entrar.

—Hm alfa, tu comida— informó acercándose —¿que estas haciendo? ¿Te sientes bien? —preguntó al encontrarlo semidesnudo.

Mew giro dejando ver sus brillosos ojos. Estaba lleno de lozanía y al ver a su precioso omega solo le nacía un enorme deseo de tomarlo en sus brazos y devorarlo completamente.

Gulf dejó la vianda a un lado y se acercó lentamente al mayor quien lo miraba como un depredador a su presa.

Al llegar a él, Mew lo tomó con posesividad y deseo hundiendo el rostro en el cuello aspirando profundamente de ese delirante aroma.

—¿A-Alfa? — Preguntó sorprendido y un tanto abrumado al sentir el pecho desnudo de Mew. De pronto las feromonas sexuales del hombre lo inundó sus sentidos y su omega chillo bajito al darse cuenta que su alfa lo necesitaba, en repuesta el alfa gruñó por su omega. —¿Te sientes bien? —Volvió a preguntar confundido.

—No. No se que me pasa, te deseo como un loco y no me puedo contener…  quiero tocarte omega—respondió en voz baja y rasposa. Un pequeño gemido escapó de los labios del menor al escucharlo tan erótico y el aliento caliente chocando contra la sensibilidad de su cuello, el mayor tembló sobre su cuerpo.

—P-Pero no estas en celo —quiso razonar alejándose unos centímetros para mirar al mayor. Quería hablarlo pero su Alfa lo que menos quería era hablar, y se dio cuenta cuando éste lo beso desesperadamente.

Asalto los delicados labios de su omega con un fuerte y demandante rugido, fue rudo, fue tosco, era un alfa suplicando a la casta más baja que lo ayude. Porque solo la paria tenía en poder de calmar su desespero ardiente que lo consumía entre brazas.

Una vez más su omega no lo desilusionó, respondió un poco torpe por el espontáneo movimientos del mayor, pero no tardó en darle lo que quería. Era virgen, no estúpido, sabe como va las cosas y le encanta.

Gulf no dudaría en lanzarse en esas placenteras brazas si será en los brazos de Mew; solo su amado Mew.

Las manos curiosas de dedos aventureros se atrevieron a tomarlo de los glúteos levantándolo en sus brazos sin esfuerzo alguno, la preciosas piernas lo rodearon y los delgados brazos solo lo atraía más a su boca para que pueda invadir irrespetuosa en aquella afrodisiaca cavidad, fusionando exquisitamente sus cuerpos, el hombre había descubiertos  que en aquel rincón es donde quiere vivir para ser el único testigo de la lujuria de su destinado.

Gulf se vio hundido en los brazos de su alfa, siendo arrinconado entre el sofá de cuero negro y el esculpido y gran cuerpo de su alfa, preciosa vista, delicioso aroma, el hombre indicado y su perfecto alfa destinado.

—Gulf te deseo— gruñó volcando al menor bajo él—No me puedo contener— admitió devorando la boca del menor, quien solo podía responder con gemidos complacidos. —sígueme gimiendo así bebé y no podré parar — amenazó besando su aterciopelado cuello para luego atrapar de nuevo esos dulces labios.

El omega se dejaba hacer por su alfa, su instinto animal lo dominaba, quería ayudar y satisfacer a su desesperado alfa. Sabe que el sexo es importante en una relación alfa omega, y más cuando es entre destinados, es el factor principal para reforzar el lazo. Gulf sabe de eso, María le había enseñado mucho sobre las relaciones con un alfa y es por es que sabe como reaccionar en cada situación.

Pero Gulf era un animal muy apasionado a la hora de la intimidad, a pesar de que nunca tuvo sexo, los roces con Mew prometían mucho placer. No tiene miedo de Mew, desde que escucho de la boca del mayor decir que nunca lo forzaría a algo jamás volvió a sentir  miedo alguno, confiaba en su alfa más que en cualquier cosa.

—Quiero… quiero tocarte— la casta poderosa, el indomable, el salvaje acababa de suplicar a la criatura cuya definición lo dejaba en el rango de más débil, pero un omega era injustamente menospreciado, porque puede mover tanto montañas como manipular alfas. —¿puedo tocarte, mi omega? — El todopoderoso había implorando nuevamente al no recibir respuesta, y es que el omega no había esperado aquel pedido de permiso.

Eran animales apasionados después de todo, un alfa dueño de su omega toca lo que es suyo, usa y abusa de su destinado tanto como lo desee, pero en cambio, éste alfa, éste enorme y poderoso alfa seguía manteniendo sus manos en los costados, con la mirada lujuriosa, con los labios entreabiertos, abrumándolo con su fuerte aroma de alfa caliente que esperaba pacientemente como un cachorro obtener permiso de su dueño.

—¿Puedo?

—Puedes— respondió susurrante, estaba abrumado, estaba excitado, la sensación resbaladiza entre sus redondas nalgas, el hambre de su entrada por ese pedazo de carne que palpitaba dolorosamente sobre su pequeño y endurecido miembro lo confirmaban—Puedes tocarme por todos lados —al ver que el alfa parecía dudar si escucho o solo lo imagino lo volvió a repetir, porque quería ser acariciado, quería ser amado, quería que esas enormes manos conozcan cada rincón de su cuerpo. Quería sentirse deseado por el único hombre que en cuerpo y alma desea y ama.

Y fue aquella confirmación el motor de arranque para empezar un ritual de apareamiento entre alfa y omega.

Los chasquido obscenos y desvergonzado que causaban sus entrelazados labios sólo aportaban para que sus sentidos confirmen lo necesitado que estaban del otro.

Las grandes manos tocaron con ímpetu y descaro directamente a aquel redondo trasero que lo ha quebrantado por días, las cautivadora nalgas llenaron orgullosamente las manos degeneradas, éstas la sobaron con gusto y deseo al tiempo que el corpulento miembro se presionaba y rozaba suavemente desde húmeda entrada hasta en pequeño miembro.
Una amenaza y un aviso  del alfa que acaban de tomar posesión sobre la intimidad ajena.

Pero el gemido húmedo solo daba consentimiento a su demanda.

Un chillido bajo y erótico del omega y un gruñido grave y gutural en respuesta a su pequeño dueño juraba ser un alfa obediente, y satisfacer gozosamente las necesidades que él mismo había provocado.

Las suculentas piernas se abrían más y Mew simplemente se acomodaba entre ella.
Era malditamente feliz allí.

El alfa se compadeció de aquellos hinchados labios liberándolos, para atacar en rincón del cuello donde sabía que enloquecería a su omega. Los dientes raparon la sensible piel y sonrió maliciosamente cuando escucho el jadeo ahogado, pero no espero que también las caderas responderían a su toque, y cuando ésta se movieron lentas, sensuales, magníficamente; como si recibiera su nudo, la razón del alfa se había perdido.

El primer botón de camisa fue molesto pero logró sacarlo, el segundo fue imposible y para el tercero los botones de la pequeña camisa color rosa de marca registrada volaron por todos lados, en vez de molestar al dueño de la camisa parecía disfrutarlo.

HIJO DEL DESTINO. Hablemos de amor.        ☀️🌻Where stories live. Discover now