HIJO DEL DESTINO. Hablemos de amor. ☀️🌻

CAPÍTULO XVIII

CRUDA VERDAD… NO SEAS TAN CRUEL

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¿Qué pasa cuando un demonio empieza a amar a un ángel?

Cuando después de meses descubre que encontró a un hermano e increíblemente nace en su intoxicado corazón un sentimiento bueno, un amor puro y sobreprotector hacia un hermano;

El demonio se desespera.

Porque no sabe que hacer con ese extraño sentimiento, y lo peor…
¿cuál es el impacto que sufre este ángel cuando, sin querer conquistó un corazón maldito?

Los demonios están hecho de la maldad más pura, maldice y son maldecido. Son crueles, sanguinarios, el rencor corre por sus venas, tienen enemigos por todas partes, y si por desgracia empiezan a amar, se vuelven débiles, vulnerables, el ángel que ama se ha vuelto su talón de alquiles, es por ello que quieren proteger a su persona a toda costa. Pero… lamentablemente no tienen ni la más mínima idea de como hacerlo.

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Gulf temblaba furiosamente, no se atrevía a pronunciar una sola palabra, los hombres quienes lo raptaron no dijeron nada en todo el camino.
No lo tocaron, no lo golpearon, no lo amenazaron, asique Gulf razonó en ese momento de desesperación, pues si su silencio es lo que mantenía en calma a sus raptores no se iba a arriesgar hasta estar seguro que puede tomar su forma lobuna y escapar.

Los engranajes de su cabeza parecían trancarse, oxidados y pesados a medida que el miedo nublaba su juicio. No podía pensar con claridad, ni siquiera a entender aquella horripilante situación.

Solo el grasiento rostro de Nikolài venía en su mente, podía jurar que era él el responsable de toda esa desgracia.

Más una diminuta, casi inexistente esperanza latía en su alborotado corazón; estaba en la espera de que no sea aquel proxeneta, porque si era Nikolài quien lo secuestró, definitivamente era su fin.
Porque sabe que es lo que sucede con los omegas que lamentablemente han caído en la garra de éste Alfa podrido.
Se volvería un omega que sería subastado y desaparecería para siempre, sin haber dado siquiera un beso de despedida a su alfa.

Y fue cuando su corazón realmente dolió al recordar a su amado novio.

Mew, ese cachorro mimoso.
Ese gigantesco oso que vivía de su abrazo.

El omega está consiente de la desdicha que le dejará por el resto de su vida. Mew era un alfa que se había entregado a él en cuerpo y alma, y Gulf es responsable por ese amor. Ahora, estaba a punto de dejarlo marchitarse, hasta morir.

Tragó el trago amargo negándose el llanto que peleaba por salir, llorar nunca fue una opción para Gulf, jamás calmo su hambre, ni  cobijo su cuerpo del frío. Debía luchar porque Mew existía y dependía de su amor.

Y solo entonces comprendió de su gran error, de lo irresponsable que fue, no pensó en la terrible consecuencia que acarrearía su desaparición.

Su vida nunca tuvo valor, de alguna manera siempre lo supo, si seguía respirando fue porque dio lástima a alguna deidad y por puro milagro seguía convida.

Pero Mew… su enamorado alfa, ese ser tan bondadoso y tan preocupado se quedaría solo para siempre. Y es lo que a Gulf le dolía, el hecho que su alfa sufra y hasta llore.

No quería que Mew llore.
Jamás.

Ahueco sus manos ensangrentadas sobre su regazo, la raspadura que ocasionó su caída, ardía profundamente, todo su cuerpo temblaba, y no sabe exactamente si es por el frío de la ropa húmeda manchada con lodo o si es por el miedo que lo volvía torpe.