Su inicio

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James.

Me encontraba en Los Ángeles por cuestiones de trabajo. Uno de los casos me había traído hasta aquí, por suerte logré resolverlo antes de lo esperado así que decidí visitar a mi viejo amigo Arthur. Me encontraba en mi automóvil en dirección a su casa, que se encontraba en uno de los lugares mas caros pero seguros de Los Ángeles, hacia mucho que no me encontraba en el lugar. Arthur es uno de los empresarios mas ricos de este país por lo tanto es muy respetado.

Mis pensamientos volvieron a la realidad cuando la puerta de entrada de la enorme casa frente a mí, me atendió una chica joven que por su vestimenta no me pareció que fuese una empleada, el color en su rostro se había ido por completo, para después teñirse rápidamente de rojo.

—Busco a Arthur. —solté.

Pero no pudo contestar porque una voz masculina lo hizo primero. La chica no era para nada mi tipo, así que deje de prestarle atención cuando vi movimiento detrás de ella.

—¡Ohh!, pero miren quien es. Cuanto tiempo sin verte. —la chica se movió y detrás de ella vi a un viejo pero, bien conservado Arthur.


***


Pase unos días mas en la ciudad, la mayor parte del tiempo la pase en casa de Arthur a pesar de que me ofreció quedarme, no acepte, necesitaba mi espacio así que me quede en un hotel, a la chica la veía de vez en cuando, Arthur me hablaba mucho de ella y de cuanto cumplía sus antojos lo que me hizo envidiarla un poco, ella tenía lo que quería con solo chasquear los dedos, no tiene que esforzarse, como otros, ya tiene la empresa que su padre construyo desde cero y seria su herencia en algún punto.

Uno de esos días Arthur se notaba diferente.

—Hoy me dieron una noticia que esperaba tardara unos meses más, pero al saberlo he tomado una decisión. —dijo de la nada, implantándome una duda. —Se que eres un gran hombre y querrás animarme, pero te pido que me escuches hasta el final.

La duda se volvió tan intensa al punto de compárala cuando estoy por atrapar un asesino. Así que solo asentí.

—Mis esperanzas de vida, en este momento son totalmente nulas, me sorprendió tanto su declaración, no podía creer que aquel hombre vivaz me dijera que esta a punto de morir, quise decir algo, pero después recordé lo que me había dicho instantes atrás, así que continúe escuchándolo. —por eso quiero pedirte que cuides de mi hija, no se si ya la conozcas.

Con haberte escuchado de ella, conozco suficiente, pensé, para después asentir con la cabeza como si ese pensamiento jamás hubiese cruzado por mi mente.

—Bien, quiero que te cases con ella, quiero que te cases con mi hija. —dijo Arthur sin titubeos. —quiero verla vestida de blanco antes de partir y que mejor que contigo. No es una sugerencia, es una orden.

Y ahí comenzó todo.

Agente JamesWhere stories live. Discover now