Una familia feliz

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Jade Harrington

Me encontraba caminando a la pequeña tienda de autoservicio que se encontraba cerca al departamento al que me había mudado hace tan solo tres meses, después de haberme casado.

De toda la ciudad tan solo conocía mi calle, la cual por fortuna tenía muchos establecimientos, así podía comprar lo que faltase, ya era una rutina el bajar por lo necesario y regresar a aburrirme.

Mi esposo y yo no tuvimos luna de miel posteriormente de la boda, que fue el día más feliz de mi vida, mi vestido era de manga larga con encaje, el frente era de corazón con un sutil encaje que lo disimulaba un poco, se cernía hasta mi cintura, después era totalmente largo, suelto y liso, en la parte de abajo lo que caía al piso tenía un encaje sencillo y elegante al mismo tiempo.

La ceremonia se realizó al aire libre en una de las cabañas que tenía mi padre a las afueras de Los Ángeles, comenzó justo cuando el sol estaba por caer, fueron unos cuantos amigos de mi padre con sus parejas, un par de amigos de la universidad con sus citas y familia lejana que poco conocía.

Fue algo que siempre quise, mi padre parecía estar muy feliz por mí.

Pero después vino el peor día de todos, ya que mi padre murió al día siguiente justo cuando regresamos a casa.

Él había estado enfermo desde el último año pero jamás pensé la magnitud de aquello, no me decía nada, tan solo que estaba mejorando, aunque no lo parecía, me siento culpable, él era la única familia sanguínea que me quedaba. Ese día se realizó un funeral sencillo, fue sepultado en la tumba familiar y después vinimos a Washington.

No llore después del funeral, ni al llegar aquí, era lo que quería, formar una familia, así que debía aprender a sobrellevar mi dolor y ser feliz con lo que tengo.

Mi padre había dejado todas sus propiedades a mi nombre, paso todo su dinero a mí pero no estaba a dispuesta a malgastar ni un centavo, mi padre había trabajado duro por el, yo lo sabía. Tenia pensado utilizarlo en la empresa mas adelante, creo que es lo que él habría hecho.

James, mi esposo, como agente del FBI tiene muchos casos que resolver por lo cual tampoco está muy presente.

Cuando me propuso matrimonio me sorprendió mucho pero no dude ni un segundo en darle el sí. Yo había estado enamorada de él por un largo tiempo, —desde niña para ser precisa— lo veía cuando visitaba a papá, hasta que dejo de hacerlo y volvió tiempo después mas maduro, me pareció muy atractivo desde la primera vez que lo vi, —alto, cabello oscuro, ojos grises, siempre bien vestido— pero jamás entablamos una conversación, tan solo saludos por educación, no creí que él estuviese enamorado de mí.

La boda fue planeada de manera rápida pero me pareció perfecta.

Compensaba que nos hubiésemos casado a finales de mis exámenes, así podría dejar todo listo para la mudanza y el papeleo de la universidad por la transferencia, mi padre me había ayudado mucho con eso y se lo agradecía.

Pronto comenzarían mis clases de último año y ni siquiera sabía la ruta para llegar a ella, tan solo había estado comprando de a poco lo que necesitaría.

Había sido una excelente estudiante en mi antigua universidad por lo que me habían dicho que no había ningún problema con mi transferencia.

Mañana seria sábado por lo cual seguramente James llegaría pasada la madrugada. Cada viernes iba a beber con sus amigos, así que no me sorprendía que llegase tarde.

Me dirigí de regreso al departamento con todo en mano, no era mucho, solo compre un par de cereales, para después dirigirme a la farmacia por una caja de aspirinas que sabía que James necesitaría por la mañana.

Agente JamesWhere stories live. Discover now