Capítulo 6

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No le extrañaba que Klaus Dreyland tuviera contactos dentro de la policía, de hecho, era de esperarse, aunque no había tenido la confirmación hasta ese momento con la foto en su mano, la colocó con las otras. Su piso seguro, uno mucho más sofisticado que el cutre apartamento en que vivía, servía mejor a sus propósitos, lleno de monitores, paredes llenas de imágenes de distintos casos conectadas con hilo, mesas llenas de archivos, y por supuesto, equipo. Armas suyas y del idiota de Harper también, algunas visibles, otras ocultas de quien pudiera tener la descabellada, estúpida y suicida idea de colarse allí. Estaba listo para salir de vigilancia esa noche, sólo el casco descansaba en una esquina sobre la mesa, ya llevaba la máscara roja puesta. Arsenal se le acercó, cruzando los brazos sobre el pecho y dirigiéndole una mueca burlona.

–¿Qué? ¿disfrutando la vista? Debería dedicarme a la fotografía.

–Deberías callarte la boca. Dreyland tiene contactos en la policía, ya lo sabíamos.

–Dinero, poder, una astucia de cojones y a la mejor ladrona que he visto de su lado, y en su cama– enumeró Arsenal–Ya sé que quiero ser cuando sea mayor: Klaus Dreyland.

–Cuando dejes de hablar por el culo, podemos irnos a patrullar. Hay algo muy jodido allá afuera y vamos a sacarlo de las calles antes que Bats.

–¿Grenouille? ¿No decías que es una gran bola de gusanos? Déjaselo a Zatana y su panda de raritos.

–No buscamos al perro, sino al dueño. Y sé exactamente que bruja lo puede encontrar.

–¿De qué estás hablando? Usar tanto el casco ya te afectó el cerebro.

Decidió ignorar el comentario de Harper, quería eliminar a Grenouille antes que Batman y antes que ella. Recordó las fotos, la cicatriz, Jason sabía bastante de las cicatrices, de las que eran físicas y de las que no, y una cicatriz como esa, estaba seguro de que tenía una versión bastante grotesca en la mente de la ladrona; y por un instante que no admitiría ante nadie, simpatizó con ella.

De no ser por el control que mantenía sobre sus emociones, estaría nerviosa sin dudas, bueno, más nerviosa. No todos los días se salía a patrullar Gotham con Batman. Sobrevolaba la ciudad en el área designada. Robin había tenido razón, Gotham era un hervidero de emociones negativas, podía pensar en más de una criatura que disfrutaría viviendo allí y devorándolas. Localizar la fuente de magia oscura era un tanto difícil, como buscar un agujero negro en la oscuridad absoluta, terminarías por darte cuenta cuando ya te ha tragado.

–Raven– escuchó la voz de su compañero distorsionada por el comunicador.

–Nada, no puedo detectarlo, aún me estoy aclimatando a las energías de la ciudad.

–Regresaremos si tu autocontrol se ve comprometido.

–No será necesario, Robin– contestó.
El grito de una mujer, proveniente de un callejón llamó su atención, no dudó en descender en su auxilio, a eso se dedicaba a fin de cuentas, la búsqueda tendría que esperar.

Los archivos que Klaus le había entregado confirmaban sus sospechas y creaban otras nuevas, aquellos rituales eran una reinterpretación del culto a Baal Sebaoth, exceptuando porque no era a ese demonio menor al que estaban adorando. Alguien estaba usando a Grenouille para ganar poder, no era la primera vez que se encontraba con algo similar, alguien quería ganarse la atención de una entidad oscura y qué mejor manera que obteniendo adeptos y manipulándolos para convertirlos en criaturas sobrenaturales. El problema era que para lograr a alguien como Grenouille el culto tenía que ser bastante grande, estar lo suficientemente extendido, pues los humanos comunes tenían muy poca capacidad como médiums, las personas en cuestión debían ser manipulables, estar aislados de la sociedad y enajenados de la realidad.

BrujaWhere stories live. Discover now