Capítulo 10

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Carrie despertó con un terrible dolor de cabeza y el agotamiento que acompañaba a cada crisis, inconscientemente llevó la mano hacia su cicatriz. Era de noche, fuera de la ventana de su habitación sólo la luz amarilla de un poste eléctrico podía verse.

La chica se cubrió los ojos con el brazo, su nuevo departamento estaba demasiado cerca a esa maldita mole de hierro que llamaban paso elevado. El lugar no llamaba la atención, tanto en dimensiones como en distribución era un poco más amplio que el lugar anterior, el alquiler era muy barato y estaba lo bastante cerca de su nuevo trabajo y de la casa de Mamá Marie, por desgracia sus sensibles oídos tenían que soportar ese ruido infernal. Su antiguo departamento era mejor, sino fuera por el idiota subnormal cabeza de semáforo, también conocido como Red Hood y su payaso compinche, Arsenal.

-No me queda mucho tiempo.

-¿Despertaste?

Logan abrió la puerta en el mismo momento, llevaba una bandeja en las manos, iba a volver a hablar pero el temblor metálico del metro pasando los interrumpió.

-Pensé que habrías vuelto a la casa.

-Y yo que ibas a decorar un poco este lugar, sólo tienes lo mínimo esencial aquí.

-¿Qué quieres? ¿Que ponga unas fotos en la pared, busque plantas y cortinas?

-Sabes bien por qué lo digo, este sitio se siente como un lugar de paso, Carrie, un sitio que puedes abandonar sin mirar atrás, en el que no tienes nada valioso- ella sintió el colchón hundirse, donde Logan acababa de sentarse.

Dejó escapar un suspiro, y se incorporó con dificultad, el chico tenía la mirada fija en el colchón, los hombros recogidos, aún con su porte de adulto en ese momento parecía un niño esperando ser reñido por hablar de más.

-Logan- Carrie comenzó a desabotonar su vestido.

-¿Qué... qué haces?- casi se cae de la cama por la sorpresa, su rostro rojo como un tomate, pero la mano de Carrie sobre su muñeca y la expresión solemne en los ojos marrones lo hicieron tragar en seco y esperar.

Lo que vio hizo arder sus ojos y sus puños oprimirse, ni siquiera notó el color de su sostén o prestó atención alguna a lo que contenían, sólo podía pensar en qué tan dolorosa habría sido esa herida como para dejar una cicatriz tan horrenda, y cómo pudo sobrevivir.

-Perdí algo muy importante, Logan, lo arrancaron justo de aquí, no me queda mucho tiempo, este apartamento es sólo un lugar de paso, a donde quiera que vaya no es más que un lugar de paso. Los ataques como el de hoy sólo emporarán y ni todos los antipiréticos y el hielo que hay en esta podrida ciudad serán suficientes para detenerlos.

-¿Qué quieres decir? Se han detenido antes- en el tiempo transcurrido desde que se conocían, ella había sufrido episodios similares, sólo por eso él sabía exactamente lo que la ayudaría a pasar la crisis.

Ella puso una mano sobre la cabeza del chico, con una sonrisa suave en los labios.

-Vine a Gotham siguiendo el rastro, voy a tratar de recuperarlo antes de que el tiempo se acabe, si lo logro, me iré de la ciudad, y si no lo logro, no viviré más de un año.

Carrie estudió la expresión del chico, lo vio pasar de horror, a sorpresa, incredulidad y dolor, abandono.

-Yo, necesito, necesito salir- se incorporó de golpe, y señaló a la mesa de noche, donde había dejado la pequeña bandeja con un pote de helado y un vaso de agua con hielo- cómelo antes que se derrita.

Acto seguido dio la espalda y salió de la habitación. Una vez sola, Carrie negó con la cabeza, el chico era demasiado bueno, no debería apegarse más a ella, tenía que entender que no estaría allí para siempre. Agarró el pote de helado y lo destapó, almendras y chocolate oscuro, Logan conocía sus gustos. Suspiró una vez más, al menos debería prepararlo antes de marcharse, lo necesitaría para protegerse a sí mismo y a sus hermanos. Miró hacia la pequeña ventana junto a la cama, la única fuente de luz en la habitación, fuera el metro volvía a pasar.

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