17. Easter Blues

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One-Shot: Easter Blues

Advertencia: demasiado cursi incluso para mí uff

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Era una mañana maravillosa. El día era tan agradable que el sol que entraba por la ventana de la cocina me acariciaba las mejillas y las manos, dándome algo del calor que en esta época aun falta.

Me encontraba preparando el desayuno, mientras tarareaba una de esas canciones que tienen más de un siglo y que te transmiten paz interior, cuando me placaron por la espalda.

— ¡James Stanley Holland, ten más cuidado! —lo regañé mientras me agachaba para poder estrecharlo entre mis brazos.

—Perdona, mamá —respondió empurrando la cara en mi pecho—. Es que estoy muy emocionado.

—Ya lo noto, tú nunca te levantas antes de las 9 un fin de semana —le di un beso en la frente y volví a girarme para atender a las tortitas—. Ahora, por favor, pon la mesa para que podamos comer.

Como un rayo abrió el cajón  de los cubiertos y los comenzó a contar en voz alta.

—Mamá —me llamó cuando llevaba dos tenedores—, ¿sabes si papá vendrá?

—Está cerrando unos asuntos de su última película, cariño.

Me mordí el labio inferior. Cuando accedí a casarme con Tom sabía a lo que me atenía: noches en vela, celos que debía controlar, inseguridad, continuo acoso por parte de la prensa, distanciamiento... A pesar de estar mentalizada, todavía me dolía cada vez que se perdía una festividad. La última vez fue mi cumpleaños, ¿se va a perder ahora la fiesta favorita de su hijo?

Saqué la tortita de la sartén y le sonreí.

—¿Quieres ver una peli mientras desayunamos? —le dije para distraerlo.

Funcionó a la perfección, porque comenzó a saltar entusiasmado y a correr hacia el mueble de los DVD. Sí, DVD. Tom y yo teníamos una colección bastante numerosa de clásicos del cine y, cómo no, de Disney. El nacimiento de James fue la excusa perfecta para conseguir más.

—¿Podemos ver Peter Rabbit? —preguntó corriendo hacia mi.

Yo asentí mientras terminaba de poner la mesa, y él se apresuró a encender todo y colocar el CD en su sitio.

—¡Las tortitas tienen forma de conejo! —gritó cuando vio el plato que le servía.

—¡Feliz día de Pascua, mi amor! —le di un beso en la mejilla y me senté a su lado para ver la película.

Como ya he dicho, la mañana había sido maravillosa. Cuando terminamos la película, colocamos todo en el lavaplatos e hicimos las camas.  Más tarde, James me ayudó a cocinar un bizcochón que decidí hacer en el último momento, y tras el cual tuvimos que darnos una ducha porque estábamos de harina hasta las cejas.

Tom Holland (One-shots/Imagines)Where stories live. Discover now