12. Mosquetero de la reina

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One-shot (Tom Holland): Mosquetero de la reina.

Advertencia: mención de muerte (no sé si esto debe decirse pero más vale prevenir que lamentar).

Vale es suuuuuuper cheesy pero bueno, es lo que me ha salido. Ya dentro de poco vendrá algo más spicy, lo presiento.

 Ya dentro de poco vendrá algo más spicy, lo presiento

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—Pero, ¡majestad! 

No diste tiempo al chambelán a que siguiera hablando. Atravesaste las grandes puertas de la sala del trono como una centella, y continuaste corriendo hasta que estuviste fuera de la vista de las gentes de palacio. Las lágrimas te nublaban la vista y el pecho te ardía por las incesantes ganas de gritar. El vestido se te enredaba entre las piernas y hacía que cada paso fuera un suplicio; pero era mejor que continuar en aquella sala infernal.

Las noticias que había dado el chambelán retumbaban en tu cabeza, como las campanadas de la iglesia que anunciaban los aciagos funerales. «Los mosqueteros enviados tras Béranger han sido encontrados a orillas del río. Ninguno ha sobrevivido». Y te hubieras negado a creerlo de no ser porque te habían traído su peto, el que tenía un pequeño bordado dorado que habías hecho con tus propias manos.

La congoja de tu pecho solo cesaba cuando aumentabas el ritmo y parecía que saldrías volando. Los zapatos te mataban, pero no tanto como el saber que ya jamás lo volverías a ver.

Llegaste junto al árbol en donde os habíais encontrado por primera vez y, antes si quiera de tocar su corteza, diste un traspiés que te hizo dar vueltas y golpearte de mala manera.

Caíste sobre las raíces del árbol, que te habían ocasionado varios raspones con muy mala pinta. El daño había resentido tus pulmones y te era imposible respirar, por mucho que lo intentaras; además, el llanto no te lo ponía más fácil.

Habías perdido a tu mejor amigo y al amor de tu vida, así, sin comerlo ni beberlo, sin un mínimo aviso.

Pero en el fondo tú lo sabías. Sabías que el chico correría peligro, pues ser un mosquetero no era un paseo por el parque. Y sabías que dejarlo ir en aquella misión era condenarlo.

«Béranger quiere darte muerte. ¿Me harás quedarme de brazos cruzados mientras mi mejor amiga está en peligro?».

Ahora te burlabas de ti misma, pues pensabas que aquella denominación sería lo más doloroso que enfrentarías en tu vida. Qué equivocada estabas.

Tocaste las raíces del árbol y se te escapó una  sonrisa cargada de melancolía, pues la situación era similar  a cuando os habíais encontrado.

Te habías hecho daño en la rodilla por culpa de aquel árbol, y él, que era hijo de un mozo de cuadra, había acudido a ayudarte; no os separasteis desde entonces. Era gracioso porque estabas planeando escaparte, y al llevar ropa de campesina no te reconoció. Se llevó un buen susto cuando, en las pruebas para convertirse en mosquetero, tú estabas junto a tu padre de jurado. Aunque no hizo falta, hiciste todo lo que pudiste para que entrara en el cuerpo. 

Tom Holland (One-shots/Imagines)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora