11. ¿Por Qué The Weekend?

3K 148 10
                                    

One-shot (Tom Holland): ¿Por qué The Weekend?

Advertencia: no llega ni a ser un 20% smut pero bueno, yo lo digo por si acaso.

El único deporte que quise hacer en aquel momento era correr por la puerta para no volver nunca más.

¡Pero no! Se supone que pago unas cuotas para poder ponerme en forma, y, aunque no tuviera ni idea de cómo funcionan las cosas por aquí, pensaba aprovechar cada céntimo.

Me dirigí decidida hacia las taquillas, para poder dejar mis cosas y apuntarme con calma a las clases de zumba. Procuraba no mirar a mi alrededor para no sentirme peor, pero no pude evitarlo: los cuerpos atléticos de aquellos que saben utilizar las máquinas me hipnotizaban y hacían que mi autoestima atravesara el suelo.

No es que me haya ocurrido algo traumático, todo lo contrario. Es sólo que-

—No te pases con el peso, Earny —lo oí saludar a lo lejos.

Me quedé estática, a mitad de sacar la cantimplora de mi mochila.

Miré con discreción a la derecha y confirmé lo que mi corazón había supuesto.

Thomas, uno de los entrenadores, y el más codiciado por la jovencitas, avanzaba por el pasillo que llevaba de los vestuarios a recepción y a la habitación de los monitores.

Seguramente iría a cambiarse para ponerse el uniforme de zumba. Clase a la que iba yo.

Sin meditar si aquello era buena idea o no, metí de lleno la cabeza en la taquilla y me hice la que no sabe donde puso las lentillas.

Oí una risa a mi costado y en seguida supe quien era

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Oí una risa a mi costado y en seguida supe quien era.

—No digas ni mú —le advertí, sacando una mano para poder señalarla con el dedo.

—Sólo digo que estás más ridícula así que cuando bailas —se burló mi amiga, abriendo la taquilla contigua para dejar sus cosas.

—Cállate y dime, ¿ya se ha ido?

—Ya se ha ido —me tranquilizó, y pude sacar la cabeza soltando un gran suspiro.

—Buenos días.

El salto que di podría haberme hecho llegar al techo.

—Buenos días, Tom —saludó mi amiga con una radiante sonrisa.

Yo esbocé una mueca aunque ya estuviera dándome la espalda. Por suerte, creo que no se dio cuenta de que era yo.

—Te mato —cerré la taquilla con un golpe y me recargué en esta.

—Deberías hablarlo con él de una vez —espetó, cerrando también ella su taquilla—. No puedo con esta tensión sexual en el ambiente.

—¡Cállate! —chillé—. Eso está sólo en tu cabeza.

Tom Holland (One-shots/Imagines)Where stories live. Discover now