7. El Momento Perfecto

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One-shot (Peter Parker): El Momento Perfecto.

Advertencia: alturas.

—Nunca me habría imaginado que terminaría en una situación como esta —murmuré, intentando añadir un toque de humor incluso cuando yo no estaba para ello.

Él interrumpió lo que estaba haciendo para mirarme con una sonrisa nerviosa, intentando que no notara lo preocupado que estaba.

—No digas eso, ya verás cómo salimos de esta —animó, para volver a mirar a su al rededor en busca de algo que nos liberara.

Las vistas de Nueva York desde aquella perspectiva eran maravillosas, y era una lástima que no pudiera apreciarlas bien debido al incipiente dolor de cabeza. Claro que el encontrarnos colgando boca abajo de uno de los edificios más altos tampoco ayudaba.

No voy a mentir, tampoco estaba muy pendiente del paisaje teniendo tan cerca a Peter Parker, aka el crush.

En sus intentos de buscar una solución, había quedado más pegado a mí de lo permitido en películas para todos los públicos, lo que me había dotado a mí de un fuerte y chillón rubor tanto en las mejillas como en las orejas. Yo lo excusé con que la sangre me estaba subiendo a la cabeza.

—¿Cuánto dijo que tardaría? —pregunté, pues solo había sido capaz de oír a Stark gritar "¡yogurín!"antes de que Peter quitara el manos libres.

Él bufó como respuesta.

—Los sicarios de Justin Hammer lo van a mantener ocupado un buen rato y no quiere hacer un gran revuelo de esto porque, ya sabes, seríamos un objetivo fácil para sus enemigos  —dijo, provocando una extraña ansiedad en mi interior.

Suponía que habría mandado a alguien a buscarnos y que en nada ya estaríamos pisando tierra, pero oír que no se sabía cuánto tardaríamos en ser rescatados me hizo en un instante ser plenamente consciente de que mi vida pendía de una cadena atada a una gárgola de un viejo edificio.

—Pero, ¿no nos vendrá nadie a ayudar?

La cara que puso me bastó como respuesta, y sin pretenderlo, como un reflejo, miré hacia abajo. Muy mal hecho. Yo sabía que eso era una necedad, pero había sido un impulso del que no me hube percatado hasta que ya era demasiado tarde.

—¡No mires! —gritó mi compañero, pero ya no servía de nada.

Mi rostro se contrajo en una mueca de puro terror, y el calor abandonó por completo mi cuerpo. Comencé a temblar tan fuerte que la cadena me acompañó con su característico ruido de metal contra metal, lo que también provocó que casi se me subiera la bilis a la garganta y me diera vueltas la cabeza.

Peter estaba hablando conmigo. Fruncí el ceño. No era capaz de escucharlo.

Me agarró por los hombros e intentó estabilizarme, aunque la cosa estaba difícil; que fuera él precisamente no ayudaba.

Lo miré a los ojos entonces, ya que no quería que mi vista volviera a parar a la caída de 426 metros que nos esperaba. Él, aunque incómodo al principio, comprendió que aquello era bueno para mí, y me mantuvo la mirada a la vez que hablaba, pensando que eso quizás conseguiría reconfortarme de la misma manera.

Tenía unos ojos bonitos, y a pesar de la situación, pude apreciar que no eran tan oscuros como me había parecido en un principio. Admiré cómo la ígnea luz del atardecer se entremezclaba con el color chocolate y resultaba en una mezcla que me producía cosquillas agradables en el pecho. Seguía hablando, no sé si se pensaba que lo estaba escuchando. Se rió, y las cosquillas aumentaron, haciéndome a mi sonreír. Eso pareció tranquilizarlo.

Tom Holland (One-shots/Imagines)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora