19. Vacaciones Algo Incómodas

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One-shot: Vacaciones algo incómodas (Tom Holland)

—¡Por fin hemos llegado! —oí como mi amiga exclamaba.

Asentí con una sonrisa mientras dejaba la mochila en una de las sillas. Al mirar al frente, me encontré con la gigantesca cristalera que daba al mar. En una exhalación ya estaba buscando la puerta para poder salir a la terraza.

—¡Inteligente, tienes que empujar! —se burló Harrison.

Yo le saqué la lengua e hice lo que recomendó. Maldito Harrison, tan listo a veces y tan tonto siempre.

 Abrí la boca al ver el basto océano frente a mi. El sol hacía que el mar brillara como una cortina de lentejuelas, y el relajante sonido de las olas se mezclaba con la alegre música de los quioscos de la playa. La dulce brisa marina era tan refrescante... pero lo que comenzó como brisa se volvió un viento que me alborotó el pelo e hizo que se me metiera en la boca. Malhumorada, me cogí una coleta  y volví adentro.

—Hace frío y yo no traje chaqueta —me quejé.

—¡Yo no pienso prestar mis sudaderas! —avisó Sam desde la cocina. Por los ingredientes que tenía entre manos imaginé que estaría haciendo zumo de piña y frutos rojos.

Un sonido mecánico a mi izquierda me sobresaltó. Harry rio al ver mi pequeño salto, y mi respuesta fue darle un golpe en el hombro. 

—Cuidado con la cámara —me riñó, y yo solo puse los ojos en blanco.

Últimamente tenía la mala manía de sacar fotos infraganti y de improviso, y creo que hablo por todos cuando digo que daban ganas de meterle la lente de la cámara por donde no brilla el sol.

Zendaya llegó corriendo y pasó un brazo por mis hombros.

—¡Sácanos una, corre, antes de que ésta ponga su sonrisa de circunstancia! —pegó su mejilla contra la mía y, mientras que ella parecía una de las musas griegas, yo parecía una gallina a la que habían agarrado por el cogote.

—Me ahogas, amiga—le dije intentando zafarme de su agarre.

Pero lo que conseguí fue que me hiciera cosquillas. Su perra madre.

—¡Zendaya te wea mataaarrrr! —grité, ya de rodillas.

Harry se aprovechaba del momento y sacaba fotos sin parar. Harrison, por otro lado, grababa todo con su móvil para luego subirlo a Instagram.

—¡Sam, ayúdame! —alongué un brazo hacia él.

—Estoy ocupado —canturreó—. Además, tus gritos me ayudan a concentrarme

Maldecí a todos sus ancestros e intenté agarrar de las manos a Zendaya. No funcionó. Ya estaba tumbada completamente en el suelo y pidiendo a gritos socorro cuando la puerta del apartamento se abrió de golpe.

—¡Qué ocurre! —Tom entró como un torbellino, llevándose por delante un par de maletas.

Buscó con la mirada la fuente de los gritos, y cuando me vio echada en el suelo se llevó las manos a la cabeza.

—¡Oh Dios! ¿Estás bien? —se acercó corriendo y se arrodilló a mi lado—. ¿Qué ha pasado?

Todos nos habíamos quedado estáticos desde su estrepitosa entrada, y yo ahora miraba sus ojos oscuros sin saber qué decir.

—No seas exagerado, Tom. Tan solo le estaba haciendo cosquillas —se defendió Ze, soltándome definitivamente.

No tarde ni un segundo para alejarme lo máximo posible, o al menos eso intenté. Con tanto apuro no miraba hacia donde me dirigía y acabé cayendo de nuevo al suelo.

Tom Holland (One-shots/Imagines)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora