4. No todas las superheroínas...

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One-shot (Tom Holland): No todas las superheroínas llevan capa.

Advertencia: Hay menciones de violencia de género (don't worry, no es Tom).

La noche del estreno de 'Vengadores: Infinity War' sentía que el corazón me iba a estallar.

Allí estaban todas las celebridades que veneraba desde mi entrada en la adolescencia, posando juntos para las portadas de las revistas y relacionándose a los fans. La cercanía y el cariño que mostraban me dejaban anonadada, pues para mí ellos estaban en un nivel aparte; ¡eran como dioses que habían bajado a saludar a simples mortales!.

Yo me encontraba entre el tumulto de gente que ansiaba adquirir la firma de Chris Hemsworth (él sí que es literalmente un Dios) cuando vi algo que hizo que me quedara blanca como el papel de mi libreta.

En medio de la conmoción, un hombre corpulento agarraba del brazo a una chica que, como yo lo veía, no lucía para nada cómoda con la situación. Forcejeaba con el que supuse que era su pareja con los dientes apretados y la mirada asustada, murmurando cosas que no alcancé a oír.

Cuando le levantó la mano, mi cuerpo reaccionó sólo.

—Pero, ¿qué —me miró, incapaz de creérselo, y luego miró mi muñeca chocando con la suya.

Yo giré mi cabeza hacia la joven, que se agarraba a mi brazo con demasiada fuerza.

—¿Estás bien? —a lo que ella respondió con un asentimiento de cabeza, que no me terminó por convencer.

Su temblor la delataba.

Me volví hacia el hombre, y vi que ahora estaba pendiente de su al rededor, preocupado por si alguien estaba viendo lo que pasaba.

El hijo de puta sabía lo que estaba haciendo.

—Te ruego por favor que me acompañes —le dije a la chica en un susurro.

Ella, aunque al principio se negó, terminó por acceder cuando vio que su acompañante volvía a poner su atención en ella.

Apurada, por no querer meterme en más problemas, la empujé para avanzar entre la gente, que se acumulaba en masa por la llegada de alguna estrella que yo no alcanzaba a ver.

De repente, noté presión en mi muñeca, y en seguida me di cuenta de que no podría salir de allí sin lidiar con el agresor.

—No quiero problemas —le dije mientras me viraba.

Él, ceñudo, me apretó la muñeca con más fuerza, mientras intercambiaba miradas entre la que asumo era su novia y yo.

—No te metas en esto, niña. Son cosas que deben arreglarse entre pareja.

Y sin poder remediarlo me reí. Me reí, porque aquello era lo que había escuchado en todos y cada uno de los casos de violencia de género a los que me había enfrentado. Y era algo con lo que siempre estaría en desacuerdo.

—No por ser maleducada, pero todos te están mirando.

Consiguiendo mi propósito de distraerlo, giré mi muñeca tal y como me habían enseñado en las clases de defensa personal para poder salir corriendo.

—¡Hay que ir al puesto de seguridad! —le grité.

La gente, aunque distraída por el evento, había comenzado a darse cuenta de que algo no andaba bien, y nos miraba correr mientras abrían paso, sin quererlo, al perseguidor.

Sé que estos casos deberían tratarse con la mayor discreción posible, pero...

—¡Alto! —oí a un hombre gritar.

Tom Holland (One-shots/Imagines)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora