Capítulo once

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JOY

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JOY

Viernes 28 de octubre

El hombre perfecto

Un buen número de personas han llamado para el casting del Hada Madrina. Luego de reunirse conmigo en Caffeine, algunos no han querido saber más de mí una vez que se enteran de qué va el asunto... pero otros me han dejado sus datos y fotos para que pueda llamarles cuando surja la oportunidad. De momento solo he podido llamar a uno de ellos, puesto que una chica me contactó en busca de un acompañante para ir a la boda de su prima. Se suponía que ella iría con su novio, pero rompió con él unos días antes y la prima —que al parecer es algo maniática del control— se puso histérica porque tendría que cambiar toda la distribución de los invitados. Al final, les ayudé a resolverlo de un modo más sencillo.

Monitoreé todo el evento a través de una pequeña cámara y micrófono que escondí en la ropa del chico y me mantuve en mi auto a una corta distancia del hotel donde se realizó la boda, por si algo salía mal. Por supuesto, ambas partes sabían esto. Todo es transparente con El Hada Madrina.

Ojalá las cosas fluyan para que pueda ayudar a la otra chica que me contactó también, el problema es que todavía nadie cumple el perfil que ella necesita.

—Bizcochito, qué madrugadora —me elogia Della al verme entrar a la cafetería esta mañana. Normalmente llego aquí después de salir a correr a la pista cercana a mi apartamento.

Le sonrío grande mientras me acerco a la barra.

—Buenos días, bizcochito. Es que tengo una entrevista en un rato con... —reviso mi agenda— alguien llamado Alex. No sonaba muy convencido cuando le dije que lo atendería aquí, por lo que lo más probable es que sea uno de esos que se va antes de que pueda terminar de explicarle el trabajo —profetizo con una mueca.

—Cruzaré los dedos para que no sea así.

Le envío un beso soplado.

—Eres un amor, bizcochito. La verdad es que en el fondo espero lo mismo.

Sobre todo, porque, por lo poco que averigüé de él por teléfono, creo que podría ser uno de los candidatos adecuados para Shelley Mitchell.

—¡Arriba ese optimismo!

—Siempre. Ahora, en otras noticias... —le doy una mirada significativa al tiempo que subo y bajo las cejas.

—¿Qué?

Tamborileo con mis palmas sobre la barra por unos segundos, solo para crear expectación y desesperar un poco a Della, que se impacienta enseguida. Rio, satisfecha, antes de hablar.

—Tengo mi agenda llena para los próximos días —le confieso con emoción—. La estrategia de publicidad en redes sociales está surtiendo efecto.

—En serio eres la única que podría hacer esta locura, Joy.

Le ofrezco un guiño al tiempo que me encojo de hombros en un gesto poco modesto de mi parte. Pero mi amiga, que me conoce bien, solo ríe.

Sol de inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora