Extra - Los Bogart

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ALEX

Esbozo una mueca mientras toqueteo con nerviosismo el moño que llevo alrededor del cuello.

—Basta, Alex, lo estás torciendo.

Joy, que va guapísima en un vestido de pétalos rosados de Teuta Matoshi, se inclina hacia mí para encargarse ella misma de arreglarme el corbatín.

—Gracias, mi Sol —murmuro, centrando mi atención en su precioso rostro.

Ella sonríe, pero no aparta la vista de lo que hace hasta que termina. Entonces me pasa las manos por las solapas del traje, como si intentara alisarlas, y su mirada se encuentra con la mía.

—¿Mejor?

Asiento.

—Mucho. Gracias.

—Tu pierna está en modo vibrador —señala, así que dejo de moverla—. Creí que dijiste que no estabas nervioso por esto.

—Una cosa es decirlo antes, pero cuando llega el momento...

Ella me mira con las cejas juntadas.

—¿Te preocupa enredarte mientras das tu discurso de ganador o dejar caer la estatuilla frente a todos?

Suelto un resoplido.

—¿De verdad estás convencida de que me llevaré el premio?

—Por supuesto —responde con toda tranquilidad.

—¿Y qué pasa si no? —mastico el interior de mis mejillas, agobiado. No quiero defraudar la confianza que me tiene.

—Alex... —me sujeta la cara con ambas manos, muy seria—. Escúchame bien, ¿sí? Si no ganas el premio esta noche, no será el fin del mundo. Yo seguiré estando orgullosa de ti. Thad, tu papá y nuestros amigos también. Con o sin estatuilla, tú eres el número uno para nosotros.

Eso es todo lo que necesitaba escuchar. No puedo contenerme, elimino la corta distancia entre nuestras bocas y la beso profundamente. La beso hasta que el chofer nos avisa que estamos a tres minutos de llegar, lo que nos obliga a separarnos para que ella pueda retocarse los labios.

Mientras lo hace, leo el mensaje que me ha enviado mi agente y sonrío. Joy, a pesar de estar ocupada, lo nota.

—¿Qué es?

—Albert. Me escribió para desearme suerte.

—Eso es muy dulce de su parte.

—También dijo que debería invitarle una comida cara si gano.

—Eso suena más como él —ríe mientras guarda el espejito y la barra de labios en su bolso.

—Oh, totalmente —sonrío—. Trabajar con él ha sido una buena decisión.

El auto se detiene, por lo que tomo una respiración honda y me ordeno mantener la calma. Afuera hay un mar de gente. Fotógrafos y fanáticos con sus cámaras y celulares listos para sacar la mejor fotografía de los invitados a la septuagésima entrega de los Bogart.

Creo que me sentiría más nervioso si estuviese solo, pero llevo a Joy del brazo y eso es todo lo que necesito para avanzar con seguridad por la alfombra negra del evento. Ella parece una verdadera profesional, no se intimida ni luce incómoda con los flashes, solo sonríe a todo el mundo y saluda con la mano a quienes se dirigen a ella.

Respondo algunas preguntas de la prensa, poso para fotos y firmo promocionales de Los vecinos de Prudence Bay, la película por la que me han nominado a mejor actor de reparto. Luego, Joy y yo continuamos nuestro camino. Detrás de nosotros, alcanzamos a ver llegar a una de las actrices más queridas de Belaterra y aquello se vuelve un verdadero caos.

Sol de inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora