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♡ - Sábado, 20 de marzo de 2010



Taehyung cruzó sus brazos con un suspiro, viendo el vaho de su respiración perderse frente a él. La lluvia había cesado, pero la mañana era fría, a pesar de que los primeros rayos del sol iluminaban el cielo. El pueblo empezaba a despertar, algunos pajarillos ya se escuchaban cantar y ellos, o más bien Hoseok y Ji-ho, comenzaban a impacientarse.

El auto rojo de Chaewon se detuvo tras la vieja camioneta de Han Bin; sin embargo, aún no había rastro de Jungkook. ¿Vendría? Taehyung tenía una expresión neutra y desinteresada tatuada en su rostro, incluso cuando Ji-ho casualmente mencionó que esperarían al "chico del autoservicio", sin embargo, no podía negar que por dentro iba a morir de intriga. Por su bien, que Jungkook se apareciera.

—Vaya. No pensé que vendrías, Chaewon —dijo Ji-ho cuando la chica bajó de su auto—. Tu jodido padre está en problemas, por si no te has enterado.

La chica azotó la puerta de su vehículo y arregló las solapas de su chaqueta mientras caminaba hacia Taehyung, abrazando su torso para refugiarse del frío. El pelinegro besó su coronilla en un intento de consuelo porque sí que el gobernador Nam estaba en problemas. De hecho, Chaewon debería estar camino a Seúl para hospedarse en un hotel con su madre, pero allí estaban, de alguna manera, rumbo a Busan.

Aun así, ella dijo:

—Amor, ¿no huele como a... metiche sarnoso? ¿Acaso no se dieron un baño antes de venir?

—Pero si yo no he dicho nada —replicó Han Bin recostado contra la puerta de la camioneta. Hoseok rio entre dientes y Ji-ho tuvo que tragarse su respuesta al verla tan caprichosamente arrimada contra Taehyung. Él no estaría una de estas, así que ella debería cuidar lo que salía de su boca.

—Da igual —dijo Hoseok meneando su mano—. Entre más seamos, mejor. ¿Dónde estará nuestro nuevo amigo? Si tengo que ir a buscarlo...

Taehyung miró más allá del puente. Allí, a lo lejos, podía ver la pequeña figura de Jungkook acercándose. No podría no reconocerlo: llevaba su ridícula camisa a cuadros y las botas de sus jeans dentro de esas particulares Timberland que seguro costaban más que todo su guardarropa junto; también llevaba una mochila al hombro y caminaba como si no llevara media hora de retraso. Demasiado arrogante y tranquilo para alguien que no fue precisamente invitado.

Jungkook no tenía una excusa o algo que decir. No estaba emocionado por ir y no se apuró mucho, a decir verdad. ¿Estarían esos chicos contentos de escuchar eso? No. Así que, por su bien, se abstendría de decir algo.

—¡Al fin completos! —exclamó Ji-ho a forma de saludo—. Me alegra que hayas aceptado mi invitación. Debo ser honesto, pensé que no vendrías por mi falta de cortesía. Espero no haberte asustado. Mis disculpas.

—Discúlpame tú. En realidad, no quería venir. —Pero terminó escupiéndolo con una sonrisa tan falsa como la de Ji-ho.

—No te puedo culpar —bufó la única chica presente. Los ojos de Jungkook se posaron sobre ella y su mano extendida; la otra, la izquierda, seguía aferrada al torso de Taehyung—. Mi nombre es Nam Chaewon. Un gusto.

Mientras sostenía su mano no pudo evitar repararla con la mirada. Así que ella era la hija del gobernador y la novia de Taehyung. Era un poco más alta que Jennie y no tenía un aura dulce o tierna como podría haber estado esperando. Viéndola junto a Taehyung, Jungkook podía decir que se sentía un poco abrumado por su presencia. Ellos tenían esa mirada venenosa, tenaz y altanera que mantendría a cualquiera alejado pero cerca, aterrado pero atraído. Era la clase de chica linda y misteriosa que los idiotas en el club tratarían de conquistar a toda costa, como si se tratara de un trofeo.

The village - KookVWhere stories live. Discover now