13 - {II}

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[♥] Domingo, 27 de marzo de 2010




—Al fin te dignas a venir.

El camino a la ciudad fue notablemente más difícil. Pensó que llegaría al hospital sin problemas, pero la cantidad de vehículos en las calles terminó por involucrarlo en una o dos discusiones con conductores imprudentes y una o tal vez ambas terminaron en una riña de verdad. Ciertamente no necesitaba esas palabras viniendo de su madre.

—Pues aquí estoy —dijo entre dientes. Aunque la verdad es que quisiera no estar ahí, en un hospital, para visitar a su hermano. La cara de su madre no le decía bueno: las ojeras, la palidez, el cansancio abatiendo sus expresiones y su voz. Ella no se había movido ni un día de ahí.

—Byeong no está mejorando —susurró Gayoon a media voz, tal vez buscando un poco de consuelo en el mayor de sus hijos, pero de nuevo, esa mirada apagada y sin emociones puso una pared entre ellos, o más bien, un abismo entero de distancia.

—No necesito escuchar eso —decidió Taehyung cerrando los ojos con un largo suspiro. No tenía la templanza suficiente para ver morir a su hermano justo después de Jennie. En el recorrido a la habitación vio a caras familiares del pueblo, aquellos que vivían cerca al río. Todos estaban allí por misma razón. —Ve a tomar un café o algo, yo estaré con él.

—¡Hyung! —La cara pálida de su hermano se iluminó un poco al verlo cruzar por la puerta. Sus ojos se veían hundidos, sus labios resecos y la piel se le veía extraña, lisa, seca. Taehyung entendió por qué su madre había dicho eso entonces. Era como una muerte anunciada.

—Hey, campeón.

—Qué bueno que viniste. Quería verte —susurró Byeong con timidez—. De hecho, quería verlos a todos, pero supongo que papá tenía que trabajar. No importa. A ti te extrañaba más.

—Aquí estoy. Soy todo tuyo por una hora entera —Arrastrando la silla, se sentó al pie de la camilla y agarró su mano surcada por cánulas y agujas.

—Me siento bastante cansado, como si hubiera jugado fútbol por días enteros —se quejó con pucheros—. No hago más que dormir. ¡He tenido sueños tan locos!

—Quiero escucharlo entonces. —Todos y cada uno de ellos. Aunque cada segundo en esa habitación hacía que su corazón se sintiera estrujado y la garganta empezaba a cerrársele. Tal vez era lo mínimo que podía hacer por su hermano en esos momentos. Escuchó historias, sobre Sihyun, sobre las enfermeras, sobre su madre. A pesar de que su tono de voz era suave y débil, las palabras salían sin parar de su boca. Taehyung solo podía asentir y sonreír, una y otra vez.

—Por cierto, hyung... Entré a tu habitación la otra vez. Perdón por eso. Perdón por no decirte antes —Taehyung abrió la boca para decirle que no se preocupara, pero fue interrumpido—. Espera. Tenías una carpeta escondida bajo la cama, ¿verdad? Perdón por echar un vistazo. Solo quería decirte que me gustó mucho. ¿Podrías traerla contigo la próxima vez que vengas?

Pasó más de unos segundos antes de que Taehyung lograra responder. Vaya, hasta él se había olvidado de esa vieja carpeta.

—Seguro, campeón.



[♥]



—¡Buen turno! —Con un asentimiento como despedida, Jungkook dejó el autoservicio y a Mai a cargo de la caja. Era una mañana fría, pero el sol estaba resplandeciente ese día.

The village - KookVWhere stories live. Discover now