10 - {III}

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La luz roja del tanque de gasolina se encendió después de hora y media de viaje. Fue cuestión de suerte encontrar una estación cuando pensó que quedarían varados antes de llegar a una.

—Veo que conduces como un animal sin importar el medio de transporte —acotó Jungkook cuando estacionaron; largó un suspiro de alivio cuando por fin tocó tierra firme, porque realmente estaba pensando que iba a morir si seguían viajando a esa velocidad. Taehyung solo gruñó con fastidio, dándole una mirada pétrea.

—Mi hermano está en el jodido hospital así que sí, soy un maldito animal.

—Procura llegar vivo y no en una maldita ambulancia. Tus padres tendrán un dos por uno.

—Cállate. —No había ayudante en la estación. Ojalá la máquina no fuera una perra y rechazara todos los billetes cuando tenía tanto afán por seguir.

Sin embargo, al revisar sus bolsillos, no palpó su billetera. Jungkook lo observó toquetearse la ropa con desespero unos segundos antes de que espetara:

—¿Por qué viniste conmigo entonces?

—Dos razones. La primera —Levantó su dedo—: temblabas como un cervatillo. La segunda: ¿cómo demonios iba a regresarme?

—Mierda. ¿Guardaste mi billetera en tu mochila? —preguntó esperanzado. Jungkook frunció el ceño, negando. Aun así sacó la maleta de su espalda para poder revisar. Además de la suya, no había ninguna billetera.

—Déjame ver —demandó el chico, enterrando sus narices en la maleta como si así pudiera hacerla aparecer. Había salido con tanta prisa que seguro la olvidó. Su identificación, su pase y su dinero, maldita sea, todo estaba allí—. No puedo creer que hayas guardado los condones y no mi billetera.

—¿Disculpa? —Jungkook parpadeó, incrédulo—. No recuerdo que fuera responsabilidad mía.

—Ugh. Bien, préstame. —Sí, él de verdad hablaba como si fuera el rey del mundo; un por favor seguramente iba a envenenarlo en cuanto saliera de su boca.

—Con gusto —replicó sarcásticamente el castaño; sacó algunos billetes de su billetera y se los pasó—. Condones, habitación, gasolina. Me he convertido en un cajero automático el día de hoy. Ahí se va la mitad de mi salario.

—Te pagaré, Dios, no me rompas las bolas —siseó Taehyung digitando sobre el panel con furia antes de clavar la manguera del surtidor en el tanque. ¿Qué estaba pensando cuando decidió que era buena idea venir con él? Además, ¿qué pensarían sus padres si lo viesen llegar junto a él?

—Escucha —Jungkook suspiró, decidiendo que no necesitaban volver la situación un infierno—. ¿Podrías calmarte un momento?

—Mi hermano necesita una transfusión y yo estoy a dos horas —dijo Taehyung muy despacio—. Mi hermana no puede dárselo porque posiblemente necesite una y no pueden sacar más de mis padres por el momento. No sé cómo podría estar calmado.

El castaño volvió a suspirar, rascando su cuello. Ni siquiera sabía que tenía dos hermanos.

—¿Acaso las reservas del hospital se han agotado?

Taehyung cerró los ojos con un suspiro.

—Eso dijeron. Al parecer hubo un accidente con dos autobuses esta mañana.

Jungkook no dijo nada más y Taehyung no intentó cambiar eso. Una vez lleno el tanque, ambos volvieron a subir para ponerse en marcha. El resto del viaje se sintió eterno; obviaron la vía de Yandong y se demoraron veinte minutos más en consecuencia, pero cuando dieron las tres de la tarde por fin cruzaron las altas rejas del parqueadero del hospital.

The village - KookVWhere stories live. Discover now