Inevitable

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Pov. Marvin

Te conocí un día cualquiera, y te odie, o al menos fingí hacerlo. En realidad me dabas curiosidad y quería conocerte, pero es obvio que para el general de las fuerzas marcianas eso estaba estrictamente prohibido. Si mi reina se enteraba de que siquiera me simpatizabas, me destruiría y mandaría a reemplazarme, lo cual es irónico ya que ella te amó en cuanto te vio.

Debo admitir que el día que hiciste estallar nuestra nave nodriza realmente quise ahorcarte, pero tu borraste esa sensación de inmediato en cuanto me sonreíste de esa forma burlona y autosuficiente, justo cuando te retirabas junto con tu segundo al mando (Porky). No sé si fue mi imaginación pero juraría que me guiñaste el ojo antes de despegar la nave y eso hiso temblar mi corazón. No te volví a ver hasta casi un mes después.

Reparamos lo mejor que pudimos la nave y ya estaba en funcionamiento, nos dirigíamos a Marte, pero hicimos una parada que pretendía ser rápida. Se trataba de un planeta "deshabitado" cuyos minerales nos servirían mucho como combustible, no debí sorprenderme cuando descubrimos que tu también estabas ahí por los mismos propósitos. Estábamos dentro de una cueva llena de la valiosa mercevita, la estábamos extrayendo y yo decidí explorar el resto de la cueva ya que era muy profunda, sentí como algo se estrello en mi costado y resultaste ser tu.

- ¡Condenado pato!

Me levante rápidamente y te apunte con mi arma láser.

- Hola enano jeje, oye que coincidencia verte aquí- tu risa era nerviosa pero no tardaste mucho en sentirte en confianza cuando me abrazaste del cuello. Fue tan rápido que no me dio tiempo ni para reaccionar-. ¿También viniste por la mercevita?

- ¡Así es y no dejare que te la lleves!

- Vamos, este planeta esta llena de esa cosa, podríamos compartir- dijiste de forma burlona y eso me enojó y gustó a la vez.

- Este planeta ahora le pertenece a la reina Tyr'ahnee y ni ella ni sus súbditos compartimos lo que es nuestro- dije apartándote y aparentando enojo y mucha agresividad frente a ti.

Tú sonreíste burlón como siempre y pude notar que ibas a decir algo pero entonces hubo un temblor muy fuerte que ocasiono que ambos cayéramos al piso. No dejaba de temblar y yo no podía ponerme de pie, rocas y tierra comenzaban a caer sobre nosotros y a duras penas las esquivaba o las desviaba con mi arma. Notaste que estaba en aprietos y de alguna forma pudiste levantarte y acercarte a mi para luego cargarme como costal sobre tu hombro.

- ¡¿Qué haces?!

- ¡Te salvo la vida, tú qué crees enano!

Ibas a tomar el camino por donde yo había llegado pero el temblor ocasiono un derrumbe que nos bloqueo el camino y te diste la vuelta hacia un camino desconocido para mi. Para nuestra suerte la mercevita era luminiscente por lo que podíamos ver el camino a través de sus colores azulados.

Luego de unos metros por fin dejo de temblar y te detuviste.

- Por fin se detuvo, me pregunto que habrá sido eso.

- ¡Bájame pato!

- ups, se me olvido jeje.

Luego de bajarme, me sacudí la ropa ahora ensuciada por toda esa tierra y te mire fulminante y desconfiado.

- Te ordeno que me digas en dónde estamos.

- Tranquilo enano, ¿sabes? podrías ser un poco más agradecido, te evite un muy desagradable encuentro con una roca.

- ¡Cállate y habla!- te apunte con mi arma.

- Ya ya ya, tranquilo- te giraste un momento para ver bien el camino-. Pues pensé que este era el camino por el que llegue yo pero creo que no lo es, debí tomar otro por error.

Looney Tunes // One-Shots Donde viven las historias. Descúbrelo ahora