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Capítulo dedicado a nuestra bella creadora del grupo de wsp que estuvo de cumple hace poquito <3 Felicidades nicheg !!

UN DESCUIDO QUE TRAERÁ CONSECUENCIAS

—Aquí tienes tu té.

La taza humeante está puesta frente a mí. Estoy de nuevo en la cocina, tratando de no rendirme ante el frío piso. La lluvia no da indicios de querer detenerse y la noche es más oscura que antes.

Después de dejar la taza en la mesa, Raziel sale de la cocina y regresa con la frazada manchada entre sus brazos. La prueba de que he perdido la tan simbólica virginidad que me caracterizaba y la muestra de que he roto una promesa que hice tiempo atrás. El despojo definitivo de mi anillo de castidad.

Deja la frazada en el cuartito junto a la cocina, donde está su lavadora y la hace funcionar.

—Lo siento —digo una vez sale sin nada en las manos.

—No te preocupes por eso —señala el interior del cuarto con su cabeza—, saldrá.

Es tan vergonzoso hablar de eso que ni siquiera puedo sostener la mirada, por lo que la bajo hacia mi ropa. Al momento de ponerme mi blusa, una ráfaga de escalofríos me atacó, mi cabello la había mojado casi por completo y ni cuenta me di, y el suelo de la cocina tampoco ayudó en el proceso de secado. Ahora solo visto mis bragas y una camiseta limpia que Raziel me prestó para usar mientras mi ropa se seca junto al calentador.

Él lleva puesto una camiseta de tirantes y un pantalón de pijama a cuadros.

Se sienta al otro lado de la mesa, esta vez donde yo me había sentado antes y aguarda a que acabe mi té.

—Gracias por esto también —agarro el cuello de la camiseta y juego con ella.

Siento el peso de su mirada sopesando en mí, siguiendo cada uno de mis movimientos mientras mis mejillas se calientan más que el té que me ha servido. Es un suplicio tenerlo frente a mí, observándome después de lo que sucedió en este mismo lugar, mi mismo asiento. Solo quiero ocultarme detrás de mi taza y esconderme bajo las sábanas.

—No tienes que actuar tímida por lo que hicimos. —Alzo la mirada un poco, solo para con qué actitud lo dice. Se le ve relajado, con el codo sobre la mesa y su cabeza apoyada en el puño sus nudillos—. Sé tú misma.

Lo dice como si fuera tan sencillo. Todavía lo siento en mí, siento su calor, sus besos...

Y que precisamente esté frente a mí no ayuda.

Me aferro a una distracción, miro hacia la ventana, el cielo nocturno y las gotas resbalando por la ventana. Luego le doy otro sorbo a mi té; mi cuerpo encuentra refugio en su calidez y esto tiene como consecuencia que lo sienta pesado.

Un bostezo ruidoso me ataca, y ni siquiera alcanzo a taparme la boca.

—Estoy cansada... —comento al aire, acariciando mi cadera y espalda.

—Bebe tu té y ve a dormir.

—Como lo ordenes, Viktor —replico con fastidio. Sigue siendo un borde con ganas de mandar.

—No uses mi nombre para fastidiarme —me recuerda. Está serio, como si de verdad le hubiera molestado algo que solo lo escuchamos los dos—, te dije que jamás lo dijeras.

—Lo hice antes, pero ni cuenta te has dado.

Sonrío con malicia y él blanquea los ojos. Hablar de «eso» para fastidiarlo es más fácil que cuando su mirada está sobre mí.

INTENCIONES OCULTAS  EAM#2 | PRONTO EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora