36

18.9K 3.1K 5.9K
                                    



FALTAN MENTIRAS POR SALIR A LA LUZ


Mamá mira el edificio donde Raziel reside. Está casi a oscuras, agrietado por los años y cualquier experto en construcción que lo examine, diría que su desplomo es inminente. La calle tampoco ayuda. Parece que tener una noche despejada ha motivado a unas cuántas personas a vagar por la calle. Uno de los hombres se acerca al auto al ver que nos hemos estacionado y golpea la ventana de mamá.

—¡Feliz Navidad! —nos grita apegado al vidrio y con una botella de vino en la mano.

Mamá se echa hacia un lado, desconcertada, pero le corresponde el saludo con un ademán. Cuando el hombre sigue su camino, la expresión de preocupación ocupa su rostro. Es un sitio que grita «problemas».

—¿Estarás bien?

—No hay de qué preocuparse —la consuelo sin mucho ánimo. He llorado demasiado, tanto que mi voz está gastada, rasposa y sin fuerza—. Dentro del edificio es bastante seguro, tranquila.

—No lo digo por eso...

Toma un respiro y baja la mirada, una clara muestra de que algo le preocupa. Sus labios se aplanan, como si temiera pronunciar sus palabras. En un gesto rápido, me acomoda un cabello rebelde de la cara y lo coloca detrás de mi oreja.

—Hablo de lo que me contaste, en cómo el tal Raziel se apareció, en la ayuda que te ha brindado —se rinde a soltarlo—. No confío en él. Sé que tú lo haces, pero no puedo tragarme del tomo ese cuento de hermano desesperado buscando por todos los medios a su hermana.

He puesto al tanto a mamá sobre cómo me enteré de la supuesta muerte de Agnes. Y también sobre Raziel, sobre su búsqueda y sobre los planes que formó. No he sido demasiado detallada pues el camino al departamento no ha sido lo suficientemente largo, pero me he enfocado en los puntos importantes, aunque le oculté su verdadera identidad; le prometí a Raziel que no lo diría a nadie.

—Pero es el mismo fin que tú, solo que con un diferente medio —le digo disintiendo de su desconfianza, no porque no esté de acuerdo, yo también desconfío de Raziel, pero estoy segura de que jamás me haría daño a propósito.

—Lo sé, es lo mismo, ambos tenemos las mismas metas: encontrarlas. Pero él fue muy específico a la hora de elegirte.

—Eso fue porque Dhaxton y Seth me tenían en la mira.

—¿Y eso de investigarnos? —insiste, poco convencida— Es demasiado extraño.

—Raziel es así: desconfiado y precavido. No veo mal que nos haya investigado. Al contrario, hacerlo me permitió conocer todo lo que hay detrás, enfrentarme a lo que temía, a esos recuerdos...

Me agarro la cabeza. Pensar en toda la información de la que acabo de enterarme es difícil de procesar. Mi mente juega en contra, como si fuera algo que me imaginé, una charla que jamás ocurrió y que mamá en realidad todo el camino me regañó. Sería más simple. Pero la vida tiene de simple lo que la humanidad tiene de buena. Esta noche mi vida ha tomado un giro inesperado y peligroso. Si antes estaba en un pozo lleno de agua, ahora me estoy hundiendo.

—Drey —me llama, tomándome por las muñecas—. Me mantuve alejada de ti y apegada a Devon creyendo que podías estar segura y la atención de Dhaxton cambiaría de rumbo. Mientras estaba en el departamento de Devon, le pedí que te cuidara. He tratado de dar vuelta el peligro que podrías estar corriendo. Tal vez ese fue un error: quizá debí dejar que experimentaras las cosas, decirle a mi madre que no influyera en tus creencias ni meterte en ese internado hasta ser tan mayor. Sin todo esto, habrías experimentado más cosas y ellos se hubieran fijado en alguien más. Te aparté con un fin y ahora me arrepiento. Fui tonta y confiada; me cegué. Tú no cometas mi error. Que no te ciegue lo que sientes por él.

INTENCIONES OCULTAS  EAM#2 | PRONTO EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora