-"...Y ojalá los dioses sean piadosos contigo, hijo mío, que te dejen seguir tu camino hasta la nueva vida y te den la fuerza para no regresar..."
Louis no tenía ni idea de que la piedad vendría en forma de un ángel de rizos y ojos verdes con toda u...
“Huir, sonaba tan imposible, tan deseado, tan fantástico y lleno tanto de posibilidades como de peligros, le encantaría poder huir.”
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¡!
Cuando con Zayn eran muy muy chiquitos y aún se dormían con las historias que Tatha les contaba antes de dejarlos en su cabaña, Harry solía mentir, cerrar sus ojos y fingir que estaba en un sueño profundo hasta que estaba solo con la noche misteriosa, entonces caminaba por encima de su amigo que ya roncaba y salía por la ventana, la seguía.
Llamado por esa dulce y cantarina voz que le atraía, convenciendolo de caminar tras ella, por más que su portadora jamás se muestre a sus ojos, siempre cuidaba sus pasos, Harry la sentía poner su mano en sus pequeños hombros para evitar que sus torpes piecitos lo hagan caer, o tal vez acariciaba sus ricitos con suavidad, y se dejaba porque en el fondo sabía que no le haría daño, no tenía que temerle.
Ella le acompaño cada noche por toda su infancia, hasta que una noche, cuando más la necesitaba, espero hasta que el sol asomó en el horizonte y supo que ya no vendría, porque ya no era un niño y la sangre brotando de su cuerpo cada luna había llegado a su vida, aparentemente para quedarse y seguir torturandolo; abandonado por esa casi maternal presencia, siguió recorriendo cada noche ese camino entre los árboles hasta el círculo.
Allí dejaba caer todos sus problemas antes de entrar, se sentía nuevo y fresco, nadaba y nadaba sin problemas en su corazón por horas, pero al salir tenía que recogerlos y eso lo llevo a no querer salir más del agua, jamás.
Una vez no se atrevió, a la segunda fue casi expulsado del agua, asustandolo demasiado como para no volver a intentarlo en mucho tiempo, pero entonces él empezó a acercarse mucho, a poner sus pesadas y sucias manos en part dónde no quería, a forzarlo una y otra vez a tocarlo, poner sus pequeñas manos en... no le gustaba recordarlo, ya demasiado tenía con los terrores que le perturbaban los sueños.
Siempre volvían, con monstruos de brazos larguísimos que no tenían fin aparente al rodearse al rededor de su pequeño cuerpo, apretando cada vez más mientras marcaban una línea de saliva ácida en su cuello, Harry despertaba chillando entre sus sábanas con la sensación de que aún tenía la delgada lengua sobre él, pero era todo fantasma y en realidad estaba solo, solo y desprotegido, entonces no volvía a dormir, quedaba mirando la brillante luna a través de su ventana, pidiendo por una salvación que jamás llegaba.
Con el tiempo comenzó a resignarse, a aceptar con pena que era lo que le tocaba, pero, con solo quince años se negó totalmente a vivir de esa manera, asqueado de si mismo y en lo que se estaba convirtiendo por culpa de su cuerpo, soportando abusos y callandose por las múltiples amenazas, solo quiso huir y el sitio donde tan a gusto se sintió, fue como el lugar correcto.
El agua lo recibiría quiera o no, pelearia con la fuerza que lo alejaba en cuanto se acercaba a su propósito; ya no quería vivir en un mundo con personas tan crueles como Jasper, y la laguna lo entendió, pero Zayn no.
