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Te encontrabas en tú trabajo, culminando de situar las últimas prendas que te faltaban para salir de tú turno junto a otras empleadas, todas estaban felices ya que hoy tocaba que les dieran su sueldo.
— Nos falta poco para salir — comentó Nayeon una de tus compañeras de trabajo ojeando la hora — Además de que ya nos darán el dinero — rió — Compraré una vestido ¿y tú T/n?, ¿en qué te gastarás tú pago?
— Bueno, necesito pagar algunas cosas — suspiraste — Después de eso tal vez me quede algo para comprar un poco de alimento y llenar de nuevo la nevera — la volteaste a ver.
— Se me olvidaba que debo pagarle el dinero que le quité prestado a mi hermano — bufó — Oye pero, con él pago pasado me dijiste lo mismo ¿acaso me mientes?
— Para nada es que no he estado muy bien económicamente, ya sabes.
— No te mentiré — rascó su nuca — Yo tampoco estoy bien en ese ámbito — dejó caer sus hombros — Lo bueno es que hoy nos pagan así que no te preocupes ¿sí?
Asentiste dándole una pequeña sonrisa.
— Pueden irse, yo me quedaré a cerrar la tienda — habló tú jefa.
Todas se dispusieron a dejar todo en orden para el siguiente día.
— Con respecto a sus salarios, no podré dárselos hoy ya que dejé los sobres con llave y no la traje, mañana a primera hora se los daré espero me disculpen por hoy — expresó con serenidad.
Tú corazón se paró en ese momento, debías pagar una cuenta pendiente y específicamente tenías que saldarla hoy ¿ahora que harías?, era la segunda vez que no te pagaban el día que se debía y por esa razón contabas con deudas.
Con el salario pagabas agua, luz y otras cosas de suma importancia y aunque no te alcanzaba para todo tú te las arreglabas para conseguir prestado no obstante esta vez no tenías a quién acudir y obviamente no querías decirle a Taehyung, tú novio.
— Supongo que mi hermano deberá esperar por su dinero — expresó Nayeon — Pero bueno que se le puede hacer.
— No se que haré ya... — comentaste preocupada.
Todas salieron de la tienda hacia sus casas ya que reprocharle a su jefa no serviría de nada.
En el camino no parabas de pensar en qué harías para no volver a quedarle mal a la persona con la que tenías la deuda, aturdida dabas pasos pesados cómo si no quisieras llegar a tú hogar porque seguramente te irían a cobrar.
Ya unos metros para arribar a tú casa los brazos de alguien se enrollaron en tú cintura y te alzaron por unos segundos, asustada te separaste y volteaste.
