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La fila en el banco era un tanto larga, aburrida de esperar tú turno para retirar dinero optaste por jugar con tus manos ya que el uso de celulares estaba prohibido, la mujer que se situaba frente a ti hablaba lento y te desdesperaba debido a que ella era la razón por la que tú llevabas aproximádamente media hora esperando.
Alcanzaste a escuchar que la mujer daba las gracias y deduciste que al fin pasarías tú, pero no fue así, ella volvió he hizo unas preguntas seguido extendió unos papeles y se los mostró a la persona que la atendía, definitivamente no ibas a salir de ahí rápido.
A la larga uno de los empleados situado un cubículo después de la mujer frente a ti hizo una gesto para que te acercaras lo cual hiciste, pasaste al costado de una barra que dividía la fila llegando a él.
— Buenas tardes señorita, yo le atenderé — habló con seriedad — ¿viene a retirar o depositar?
— Buenas tardes, vengo a retirar.
— Su nombre por fav — sus palabras se vieron cortadas por un sonido agudo.
La alarma del banco había sido activada.
Desorientada volteaste a ver a todas partes dando como resultado mirar a cinco personas vestidas de negro y todos cubiertos, abriéndose paso al lugar, consigo llevaban armas y bolsas.
Uno de ellos disparó al suelo asustando a todos incluyéndote.
— ¡Todos al suelo ahora! — ordenó él sujeto.
Con el corazón en la mano te acuclillaste poco a poco, hasta que la misma mujer que había estado en la fila contigo se negó y pasó por tú lado empujándote para empezar a correr.
Caiste de costado sobre los zapatos de alguien, el irritante sonido de otro disparo te llevó a dirigir la mirada hacia el sitio de dónde provino. Tus ojos captaron el preciso momento en que aquella mujer calló al suelo boca abajo creando un charco de sangre que empezaba a emanar de la herida en su espalda.
Aterrorizada gritaste al igual que los demás, jamás en tú vida habías presenciado algo como eso, los nervios y el miedo se apropiaban plenamente de ti, algo se te hacía extraño ya que todas las personas que estaban de rehenes permanecían contra el suelo y solamente esos hombres se encontraban de pie, lo que te llevó a darte cuenta sobre los zapatos de quién habías caído.
Con lentitud elevaste la cabeza ubicando el rostro cubierto de uno de ellos, este te observó y se agachó tomándote del cabello sin una gota de delicadeza, llevaste ambas manos sobre el ante brazo de él sujetandolo para que no ejerciera más fuerza, te alzó y una vez de pie apartó su mano, rodeó tú cuello con el otro brazo y sacó su arma presionandola contra el lado derecho de tú cabeza.
El miedo que sentías era inexplicable, tus lágrimas comenzaron a salir.
— Sí alguno de ustedes idiotas se vuelve a pasar de listo queriendo escapar le pasará lo mismo que a esa — volteó a ver a la mujer tendida en el suelo — Recibirá una bala en el cerebro y por si no les quedó claro les daré otro ejemplo con esta si es necesario.
